La respuesta la dará el mercado en los tres próximos años. La firma de un tratado de intercambio de datos tributarios entre la Argentina y Uruguay, no por largamente anunciada, dejó de causar revuelo en el Río de la Plata. En primer lugar el tratado se firmó, pero no está vigente. Deberá ser ahora aprobado por ambos Parlamentos y su vigencia, en el mejor de los casos, comenzaría en 2013. El acuerdo firmado, entonces, permitirá a la Argentina solicitar los primeros informes, vencido el año fiscal reclamado, es decir, a inicios de 2014. La solicitud de información deberá ser fundada y Uruguay no deberá dar datos referidos a sociedades de terceros países o aquellas que afecten secretos comerciales o industriales, ni de actos anteriores a la vigencia del tratado. Por último, la llave para la entrega de la información requerida siempre estará en manos del Estado uruguayo, que tiene la potestad de rechazar la solicitud. Uruguay ha tratado de incluir una serie de cautelas y garantías que mantengan el buen clima de negocios que impera en el país. La exigencia de no retroactividad, finalmente aceptada por la Argentina, es parte del esfuerzo por no variar las reglas de juego a aquellos que han hecho o harán inversiones antes de su entrada en vigencia. Esto en un contexto mundial en el que los países avanzan hacia una mayor transparencia tributaria y Uruguay no puede permanecer ajeno a esa nueva realidad global. Veamos su posible impacto sobre el mercado inmobiliario binacional. En relación con esto podemos hacer dos o tres consideraciones: 1) el mundo post 2008 es muy diferente al preexistente. Más volátil, con megaestafas financieras, bancos y países que requieren ser salvados una y otra vez, los ladrillos son un refugio cada vez más buscado. Por eso los precios inmobiliarios en buenas zonas crecieron aun en Grecia y España, a pesar de su recesión económica. 2) Los argentinos han invertido mucho en el Real Estate -mayoritariamente en su país-, pero también en Uruguay, Miami y, en menor medida, en otras plazas del mundo. La economía regional atraviesa su mejor momento en décadas, las perspectivas son alentadoras y el Real Estate es reflejo de ese ciclo de expansión. En este contexto, Uruguay ofrece un sostenido crecimiento económico, el PBI per cápita más alto de América latina, acuerdos políticos en áreas clave como energía y educación, valores inmobiliarios rezagados en relación con el PBI y uno de los mejores climas de negocios de América latina, según el ranking anual del Banco Mundial. Los inversores harán su juego sobre la base de sus propias decisiones. Los gobiernos deben generar políticas amistosas con la inversión para impedir que los capitales se vayan, regresen los que se fueron y vengan otros del exterior. Hoy, el mercado es global y cada gobierno, como nunca, será dueño de sus aciertos y esclavo de sus errores.
Julio Villamide
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