Por Cristina L. de BugattiPara LA NACION
Aun en estos días fríos, y a veces oscuros, hay flores que muestran su generosidad aportando calidez y luminosidad.
Una, actualmente en plena y desafiante floración, es la Bignonia venusta o Pyrostegia venusta. Se trata de una planta trepadora (una liana), autóctona de la región nordeste de nuestro país, pero que se ha extendido a otras zonas y se la encuentra frecuentemente en Buenos Aires, en barrios donde aún quedan casas bajas (aunque debo decir que me deslumbró en un invierno salteño).
Tiene fuertes tallos leñosos que al principio necesitan apoyo, pero cuando crecen contra una pared, esos mismos tallos son el apoyo de su ramaje nuevo, que se sostiene por medio de abundantes y fuertes zarcillos. Su follaje es persistente; las hojas, ovaladas y en punta, son algo coriáceas, y a fines del otoño luce su floración.
Las inflorescencias forman apretados racimos en los extremos de las ramas y las flores, con breves cálices verdes, van abriendo y asegurando prolongada floración. Hasta el fin del invierno lucen de un naranja brillante, son tubulares como tubos estrechos y largos de hasta 7 centímetros, y la corola abre en cinco lóbulos doblados hacia atrás, dejando ver extendidos estambres hacia fuera de la flor. Ubicada en lugar abrigado y luminoso, la planta es muy florecedora y es muy bello su aspecto.
Si bien se considera que su reproducción es por semilla, pocas veces se la ve semillar. Los que tengan esa suerte podrán ver una cápsula lineal de hasta 30 centímetros que contiene las semillas y que se sembrarán a principios de la primavera, en mezcla de tierra y turba húmedas, protegidas por plástico transparente o cristal. Se trasplantan cuando alcanzan los 10 centímetros y se cuidan del frío hasta que sus tallos se muestran leñosos- Si no quiere complicarse tanto la vida tome una ramita de las que poda después de la floración, córtela por encima de una yema, déjela de unos 20 centímetros, entiérrela hasta la yema en una maceta con tierra y turba, y cúbrala con un frasco de vidrio invertido. Cuando su brotación se vea fuerte y lozana se le va quitando su protección, pero se cuida del frío hasta su ubicación definitiva.
Su nombre Pyrostegia viene del griego pyr , fuego, y stegos , cubierto. Se la llama también Bignonia venusta por ser una bignoniácea, flor de San Juan por su fecha de floración o liana de la llama y, sin duda, cientos de nombres más originados en la inventiva doméstica, y como tales, originales y novedosos.
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