En Casa FOA, Gruba desarrolló una vivienda mínima resuelta con materiales reciclados y con recursos que cuidan el medio ambiente
Ultimamente, la palabra sustentable se ha vuelto figurita repetida y, como tal, corre peligro de volverse un rótulo vacío de sentido. El diseño argentino ha crecido mucho en las últimas décadas, pero pocos exponentes locales pueden aplicar el adjetivo a su producción. Gruba fue uno de los primeros estudios de arquitectura y diseño local que trabajó y trabaja con proyectos dedicados a cuidar el medio ambiente, y este año vuelve a participar en Casa FOA con una propuesta que aborda el uso racional de la energía, los recursos naturales, el cuidado del agua y los materiales, con la intención de seguir generando conciencia y un cambio de vida en los usuarios.
El planteo de esta vivienda mínima desarrollada en su interior toda en madera tiene en cuenta los ventanales existentes que aseguran iluminación natural y ventilación cruzada, lo que disminuye el uso de energía eléctrica. Para la realización se previó la incorporación de maderas certificadas y de descarte de ejemplares reconstituidos, y la iluminación fue diseñada en función de los requerimientos de cada área, recurriendo a artefactos y lámparas de bajo consumo y tecnología LED.
El sector húmedo (cocina y baño) también prevé la reutilización de aguas grises (bacha de baño y cocina) para la descarga del inodoro, y el mobiliario de ambos sectores fue diseñado también con maderas reutilizadas y certificadas, haciendo uso racional a través del corte computarizado y utilizando encastres en lugar de pegamentos para facilitar el desarme una vez finalizado el ciclo de vida del producto.
La casa cuenta con una huerta orgánica propia, originalmente resuelta con las macetas suspendidas al revés. El baño fue revestido con mosaicos venecianos de colores.
Los muebles se confeccionaron a mano, utilizando telas naturales y relleno de algodón orgánico producido bajo pautas de Comercio Justo, e incorporando los beneficios terapéuticos de la aromaterapia y gemoterapia mediante la mezcla de semillas, hierbas aromáticas, flores, piedras y microcristales para rellenar asientos y almohadones.
El equipo de Gruba, liderado por los arquitectos María Constanza Núñez y Gabriel Pires Mateus, diseñó varios de los muebles distribuidos en la casa, como una mesa y asientos realizados con piezas encastradas (unidas sin pegamentos) de MDF, maderas reconstituidas.
También decoran el ambiente el Banquito Willy, hecho con piezas encastradas de MDF y relleno con pelotitas de tenis, y el banquito Uno, un ejemplar confeccionado en una única pieza de cartón que resiste el peso de una persona gracias a la forma lograda mediante el plegado.
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