NUEVA YORK (The New York Times).- Morningside Gardens es una rareza en una Manhattan en plena locura inmobiliaria: un complejo en PH accesible para los neoyorquinos de clase media. Los departamentos se venden por una fracción de lo que rendirían en el mercado abierto. Sus dueños renuncian a la posibilidad de hacer su agosto al vender, a cambio de librarse de una hipoteca abrumadora. Según el tesorero del consorcio, desde 1994 hasta hoy, sus precios aumentaron un 62%, mientras que en otros edificios cercanos se habrían triplicado y aun cuadruplicado. Los vecinos de los casi 1000 departamentos del complejo de 6 torres, situado sobre el límite entre Harlem y Morningside Heights, llevan bastante tiempo enzarzados en esta disputa sobre si salen o no al mercado. Constituyen un ejemplo de uno de los problemas que enfrentan Nueva York y otras grandes ciudades que pugnan por preservar las viviendas para gente con ingresos medios, en un mercado hostil. Quienes tienen ingresos bajos o medios necesitan formar un capital. ¿Cómo equilibrar esto con la necesidad de mantener esas viviendas accesibles a futuros compradores?
Morningside Gardens no es el primer consorcio neoyorquino con capital limitado que contempla la salida al mercado. Entre los pocos que lo hicieron en años recientes, algunos votaron en favor y otros en contra. En mayo, un comité recomendó subir los precios máximos de venta al 80% del valor de mercado.
Los precios de venta se ajustarían anualmente. Así, los residentes ancianos podrían mudarse a otro lugar (por ejemplo, más cerca de sus hijos) con lo cual quedarían disponibles unidades grandes para familias más jóvenes. Si se triplicaran los precios de venta, el consorcio dejaría de ser de clase media. El grupo disidente formó otro comité, hizo otro estudio y formuló una contraproposición: suba del 60%, por única vez, y posteriores aumentos anuales de un 7%; impuesto ajustable a la antigüedad del consorcista vendedor y cobro de una cuota de ingreso , por así llamarla, a todos los compradores externos. Ya reunió las firmas suficientes para presentarla en la próxima votación. "Lo interesante de esta historia es que pone en claro el impacto psicológico del asombroso mercado inmobiliario neoyorquino", opina el escritor Ian Van Tuyl. En 2003, él y su esposa pagaron 126.000 dólares por un departamento de 2 dormitorios. Ambos se oponen al incremento de precios.
Traducción de Zoraida J. Valcárcel