Es una de las tantas formas en que se pueden armar los strudel. El clásico es alargado, pero éste con queso, requiere un armado en vueltas angostas y apretadas para que la masa se vaya sellando alrededor de ellas. Se va armando como una espiral siguiendo su perfil como una ensaimada. Abundante manteca o margarina y azúcar molida en su superficie, son los secretos para obtener un strudel de queso dorado, hojaldrado e irresistible. Algunas familias cortan el rollo largo y angosto con el canto de la mano de unos 12 cm. de largo, le dan forma de S, lo pintan con huevo, espolvorean con azúcar, hornean y los llaman “beigalaj de queso”.
Queso blanco o ricota procesada y bien escurrida, ¾ k
Azúcar, 150 g
Sal, una pizca
Yemas, 3.
Fécula de maíz, 2 cucharadas
Manteca derretida, 150 g
Canela, 1 cucharadita
Huevo para pincelar, 1
Azúcar, para espolvorear
Preparación
Preparar la masa y separar en dos bollos. Dejar descansar tapados.
Mezclar el queso blanco o ricota con el azúcar, sal, yemas y fécula.
Incorporar, si se desea, la canela y mezclar.
Estirar un bollo bien fino sobre un lienzo, como se explicó en la receta básica.
Extender la mitad del relleno a lo largo de un lado, rociar la masa libre con un poco de manteca derretida.
Arrollar para obtener un strudel angosto y acomodar sobre una placa enmantecada en forma de espiral. Si fuere muy grande, separar por el medio con el canto de la mano y hacer dos espirales con los mismos pasos.
Armar otra espiral con el resto de masa y relleno. Proceder como en el caso anterior.
Rociar con manteca, espolvorear con azúcar y hornear hasta dorar, aproximadamente 40 minutos.
Para que la textura de la masa de la espiral de queso no pierda su aspecto, hay que usar queso blanco, no queso crema ni parecidos, muy escurridos o con muy escaso suero.
Para exprimir el suero, colocar el queso en un repasador y retorcer a modo de torniquete para que drene el suero.
La ricota procesada es un buen recurso para este espiral hojaldrada de queso cuando no se consigue el queso blanco tradicional.