Juana Viale. Regresó de sus vacaciones por Cuyo con su amor, Agustín Goldenhorn

La vida puede tener giros inesperados para muchos. Seguramente algo de eso sintió Juana Viale (38) el día que el mundo se volvió loco y el coronavirus nos obligó a cambiar hábitos, costumbres y, en su caso, la catapultó a un estudio de televisión. Y no precisamente en su rol de actriz, sino como conductora suplente (ni más ni menos) de su adorada abuela, Mirtha Legrand –que el 23 de febrero festejó sus 94 fabulosos años– y cumplió a rajatabla con el aislamiento. Fue un desafío enorme para Juana y le puso su impronta con profesionalismo y mucho amor. Y su crecimiento al mando del programa que cumplía medio siglo le valió aplausos y reconocimiento público, tanto es así que a partir de abril volvería a repetir la experiencia, pero sólo en una emisión por fin de semana. La otra gran mesaza volvería a contar con Chiquita, su dueña original.

Semejante esfuerzo lo compensó con unas largas vacaciones, primero en Miami, adonde pasó Navidad y recibió 2021 en familia (con su madre Marcela, su hija Ámbar y su hermano Nacho, en la torre One, de Bal Harbour), y entrado el mes de enero, con una travesía por las rutas del noroeste argentino, que ella misma se encargó de relatar a través de su cuenta de Instagram. Con espíritu aventurero, Juana se puso al volante de su camioneta Ford Ranger, cargó a Tota, su fiel perra rescatada, y recorrieron juntas los caminos nacionales. Hizo paradas en Mendoza, visitó las Salinas Grandes de Jujuy y El Barreal, en la provincia de San Juan, entre otros tantos puntos. Cocinera dedicada (son un éxito sus vivos cocinando con distintos chef por Instagram), durante el viaje aprovechó para visitar bodegas, se encontró con chefs como Lelé Cristóbal, se deleitó con frutas, verduras y platos locales (sin carne; es vegatariana desde hace ocho años) y juntó papines y distintos frutos para traer a su huerta en Beccar.

Durante su ausencia, en la casa de Juana vivió su ex, Gonzalo Valenzuela (43), que el 21 de enero voló desde Santiago de Chile. Visitó y pasó unos días junto a sus hijos, Silvestre (13) y Alí (8). Según pudo saber ¡HOLA!, la presencia del actor chileno en San Isidro trascendió porque, involuntariamente, se convirtió en una suerte de héroe en la cuadra. Los vecinos que viven enfrente de lo de Juana sufrieron un violento asalto y Gonzalo (a quien, en un principio no reconocieron por su pelo largo) alertado por las víctimas, los asistió y ayudó a desatarlos una vez que los ladrones se retiraron.

UN AMOR QUE RUEDA

A pesar de que no hizo la “gira” entera, el novio de Juana, el arquitecto sanisidrense Agustín Goldenhorn (43), la acompañó en el tramo final y la vuelta a Buenos Aires. Hace ya dos veranos que están juntos (el año pasado, para esta misma época, surfearon en Brasil junto a un grupo de amigos) y la relación, desde aquel martes 19 de noviembre de 2019 en que ¡HOLA! los descubrió tomados de la mano a la salida de la disco Tequila, marcha, nunca mejor dicho, sobre ruedas.

Padre de dos hijos, fanático de River Plate, guitarrista de la banda Falsos Profetas y rider (integra el Club de Motonetas Picantes), Golden, como le dicen sus íntimos, conquistó a Juana desde la primera salida, cuando fueron a ver River-Boca al Monumental, según ella misma contó alguna vez al aire durante su programa.

El 18 de febrero desembarcaron juntos en la casa de ella pasado el mediodía. Muy contentos, descargaron los bártulos que traían en la caja de la camioneta. Y al rato, partieron (siempre con Tota, la perra) a Compañía de Comercio, una reconocida tienda de géneros para decoración ubicado sobre la avenida Libertador, en la zona de Martínez. Con tapabocas improvisados con un pañuelo y un gorro norteño, la pareja averiguó por distintas telas. Tota, muy obediente, los esperó en la puerta del local. Y al salir, Juana le dio la orden de subir a la camioneta y los tres partieron (Juana siempre firme al volante), seguramente a retomar la rutina. Las vacaciones y los caminos del placer quedaron atrás, en el territorio de los recuerdos.