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¿Por qué el yoga potencia el deseo sexual?

Una sexualidad sana requiere de un cuerpo y una mente saludables; el yoga y la meditación pueden resolver problemas sexuales y enriquecer la sexualidad; te proponemos ejercicios que te van a ayudar


El yoga es una disciplina milenaria que no sólo involucra a nuestro cuerpo físico, sino que entiende al ser humano como una unidad: mente, cuerpo y emociones.

El yoga es una disciplina milenaria que no sólo involucra a nuestro cuerpo físico, sino que entiende al ser humano como una unidad: mente, cuerpo y emociones.



Sabemos que hay una relación beneficiosa entre la actividad física y la sexualidad. No hay dudas de que una sexualidad sana requiere de un cuerpo y una mente saludables.
Conocer nuestro cuerpo es fundamental para poder disfrutarlo y el yoga es una disciplina milenaria que no sólo involucra a nuestro cuerpo físico, sino que entiende al ser humano como una unidad entre mente, cuerpo y emociones.
En su libro Sexualidad inteligente, el sexólogo y psicólogo Patricio Gómez Di Leva explica que, “cuando la sexualidad se experimenta con libertad y plenitud, se puede vivir como un estado de meditación”. Y se explaya: “La mejor manera de comprender por qué el sexo tiene tantos puntos en común con la meditación es observando la sensación de que el tiempo y los pensamientos se detienen cuando disfrutamos de un encuentro sexual”.
Según define: “El sexo es uno de los caminos a través de los cuales los occidentales nos acercamos a la sensación de unidad. No sólo nos funde con el otro haciéndonos sentir uno solo, sino que, también, con cada aspecto de nosotros mismos. Como ya dije: el sexo une”.

Los efectos del yoga en el sexo

Lori Brotto es una psicóloga canadiense, miembro de la Academia Internacional de Investigación Sexual, que desde hace años se dedica especialmente a los efectos del yoga y la meditación sobre la sexualidad. Gómez Di Leva trae sus conceptos y comenta que en una de sus investigaciones Brotto concluyó que, a través de la meditación, la mayoría de las mujeres lograba mejoras significativas en su lubricación y en la percepción subjetiva del deseo sexual.
También cita otra investigación en la que trabajó con mujeres operadas de cáncer cervical que tenían dificultades sexuales. En ese caso, observó que, cuando la respuesta sexual estaba disminuida pero no eliminada, la meditación podía amplificarla.
Para abonar esta relación auspiciosa entre la sexualidad y el yoga, el terapeuta sexual y de parejas Gómez Di Leva menciona otros estudios relevantes realizados en la India durante 2010 por la revista The Journal of Sexual Medicine. El primero se llevó a cabo con 65 hombres que estaban empezando a practicar yoga y la conclusión fue que incrementaron su deseo sexual, mejoraron la erección, el control eyaculatorio, la confianza y la satisfacción post-coito. El otro estudio se realizó con 40 mujeres que también comenzaban a practicar yoga y la conclusión fue que, a través de la práctica, mejoraron su sexualidad en sentido amplio, aumentaron el deseo, la lubricación, disminuyeron los dolores, alcanzaron orgasmos más intensos y mayor satisfacción.
“En mi experiencia pude comprobar estos efectos. Hace años que a mis pacientes les indico ejercicios de meditación y desde que lo hago no dejo de sorprenderme por los resultados. El yoga no sólo involucra trabajo muscular, sino que también ayuda a normalizar todas las funciones del organismo, se puede observar una disminución de los niveles de estrés y un incremento en la actividad de las glándulas sexuales”, enumera. “Esta es la principal ventaja de la práctica del yoga sobre la sexualidad”.
Bajo esta concepción, “se entiende que el yoga es una herramienta que no sólo ayuda a resolver problemas sexuales, sino que también puede ayudar a enriquecer la sexualidad, porque la salud sexual no tiene que ver sólo con la ausencia de enfermedad, sino con la posibilidad de poder disfrutar”. Esto está comprobado por diferentes investigaciones y, lo más importante que apuntan los investigadores, por las mismas personas que lo practican.

Ejercicios de yoga para mejorar la sexualidad

El yoga, al igual que el sexo, tiene una parte que es física, que tiene que ver con posiciones y trabajo muscular, y otras mucho más profundas que vale la pena explorar y descubrir.
Las asanas, o ejercicios físicos, con prácticas de respiración y meditación, convierten al yoga en una poderosa arma para mejorar la sexualidad. Aquí presentamos algunas.

Mariposa

1. Sentarse con la espalda derecha y doblar las piernas uniendo las plantas de los pies, en forma de cuenco o con las almohadillas juntas.
2. Dejar que las rodillas caigan hacia los lados y llevar los muslos en rotación interna.
3. Acercar los talones hacia la pelvis manteniendo la parte exterior de los pies en el suelo y si se puede sujetar los pies con las manos.
Esta postura sirve para relajar las piernas y, al mismo tiempo, estimula los órganos sexuales; al abrir la cadera ayuda a liberar la energía sexual acumulada.

Pinza

1. Sentarse con las piernas extendidas, los pies juntos y la espalda derecha.
2. Inhalar levantando ambos brazos.
3. Exhalar inclinando el tronco hacia adelante llevando las manos hacia los pies.
Esta postura estimula las glándulas sexuales y se la considera una de las posiciones que ayudan a mantener la salud y la juventud.

El puente

1. Recostarse boca arriba.
2. Apoyar las plantas de los pies en el suelo, cerca de los glúteos y en la línea de los hombros.
3. Inhalando, empujar con los pies contra el suelo elevando las caderas.
4. Exhalando, volver a apoyar la espalda en el piso vértebra a vértebra.
Esta posición ayuda a fortalecer y tonificar los músculos del suelo pélvico, mejorando en el caso de las mujeres la lubricación vaginal, el nivel de excitación y calidad de los orgasmos. En cuanto a los hombres, favorece el control eyaculatorio y la erección.

Postura del niño

1. Arrodillarse en el suelo y sentarse sobre los talones.
2. Separar las rodillas y, exhalando, inclinarse hacia adelante hasta que el torso quede sobre los muslos.
3. Apoyar los antebrazos en el piso a los costados del torso y colocar las manos hacia arriba.
Es una postura que ayuda a relajarse y conectarse con uno mismo y ya sabemos que, para conectarse con el otro, primero hay que poder conectarse con uno mismo.

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