Fáciles y divertidas, te compartimos algunas ideas para eliminar tensiones y que la charla fluya.
Si después de la cuarentena volver a participar de dinámicas grupales te genera un poco de taquicardia o si simplemente querés tener un as bajo la manga por si -llegado el caso- sentís que la conversación se tensiona. Acá te compartimos 3 ideas y algunos consejos para romper el hielo:
Dos mentiras y una verdad
- Ideal para jugar en pareja o con un grupo de amigos con quienes quieras empezar charlas picantes.
- ¿Cómo es la dinámica? Por turnos, cada participante tiene que decir dos verdades y una mentira sobre sí mismo, los otros tienen que adivinar cuál es la mentira. ¡Y sorprenderse con la respuesta! Es mucho más divertido si todos hacen un pacto y se animan a contar esas cosas que nunca dijeron o expresaron sobre sí mismos. Eso sí: ¡no vale juzgar!
Universos irreales
- Ideal para hablar de cosas distintas. Para esos grupos de amigos que se conocen muchísimo, tanto que se dan por sentados muchos temas y siempre terminan hablando de lo mismo o contándose las novedades cotidianas.
- ¿Cómo es la dinámica? Empieza con un participante que elige una dicotomía y la formula: “¿Qué preferís, esto o aquello?”. El participante que le sigue tiene que responder y argumentar para tratar de convencer al resto de que su elección es la mejor; si los convence, gana la ronda y elige la próxima dicotomía para conversar.
- ¿Qué necesitás? Una mente filosa y dispuesta a argumentar.
¿Quién soy?
- Ideal para la sobremesa familiar o de juntada de amigos, para evitar el salto inmediato de todos a la pantalla en cuanto terminamos de comer.
- ¿Cómo es la dinámica? A cada uno se le otorga un personaje que va a representar el participante que está sentado a la izquierda; una vez que cada uno tiene un personaje asignado, se lo pega en la frente sin leerlo. La idea, para que sea más que un juego divertido, es elegir personajes importantes de la vida de los otros (por ejemplo, la maestra de tu hijo, ese compañero de trabajo del que tu pareja siempre se queja, algún ex de tu amiga, algún socio, algún famoso a quien admires, etc.). Luego, en ronda, cada uno tiene 20 preguntas para adivinar quién le toco.
- ¿Qué necesitás? Lápiz, papel y cinta.
Armá tu propio rompe hielos
Por: Belén Fera y Josefina Cinalli, creadoras de Desconectados y enpalabras.
A veces los vínculos que más frecuentamos en nuestra rutina tienden a ser en los que más tendemos a asumir respuestas, pensamientos y hasta opiniones. Por eso, a veces es tan simple como preguntar “¿cómo estás hoy?” y disponernos a una escucha sincera y comprensiva. Es tentador quedarnos con temas cómodos y fáciles, pero, como personas, somos seres profundos y sensibles. Las conversaciones en profundidad son una excelente manera de descubrir la verdadera esencia de los otros, y hasta de nosotras mismas. Conocer sus –y hasta nuestros– deseos, motivaciones y comportamientos nos permite generar más conexión.
Para eso, te invitamos a conectarte con tu vulnerabilidad y a dejar que las emociones infundan tus palabras. Son una excelente puerta de entrada para conectarte con tu familia, amigos o pareja. Recordá que las conversaciones tienen el poder de cambiar quiénes somos, qué pensamos y hasta qué hacemos. Empecemos por poner en palabras lo que somos y sentimos.
Dos claves
- Animate a elaborar tus propias preguntas. Pensá qué temas te interesan, qué cosas hacés/sentís cotidianamente pero nunca te cuestionás. Pensá en tus propias experiencias, ¿qué aprendiste y qué descubriste con ellas? ¿Hay algún libro/serie/podcast/canción que te dejó reflexionando? ¿Sobre qué tema? Buscá inspiración y anotá todo lo que te quede resonando.
- Pensá en la dinámica que querés. A grandes rasgos, tenés dos opciones: podés plantear un juego de preguntas por niveles para que, de a poco, se genere más profundidad en la conversación; o bien podés crear preguntas con distintas categorías y que el destino y el azar te sorprendan con el mensaje que te quiera dejar la pregunta, como sucede en nuestro juego.
Antes de jugar: claves para tener una buena conversación
- Dejá el celu guardado: la principal barrera para concentrarse en la charla está a nuestra vista todo el tiempo. Y no, no importa si está boca arriba o boca abajo: el teléfono siempre distrae. Así que mejor proponer un momento de “celus fuera de la vista”.
- Abrazá la honestidad: la mayoría podemos empatizar con la vulnerabilidad, así que preparate para decir la verdad y para permitirte decir que no sabés algo.
- Explicá por qué decís lo que decís: muchas veces damos por sentado una gran parte de lo que pensamos y el otro no tiene ni idea. Aprovechá para argumentar y profundizar sobre tus ideas, emociones y sensaciones.
- Alejate de la idea de enseñar: aprovechá el intercambio para aprender, incluso cuando no estás de acuerdo, escuchar lo que el otro dice puede enseñarte mucho.