Victoria Parra y Natalia Tagliacozzo están detrás del boom de los espacios de juego equipados con griferías Johnson, mesadas de porcelana y muebles estilo Luis XV
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Hace seis años Victoria Parra y Natalia Tagliacozzo se conocieron trabajando en una campaña publicitaria y conectaron al instante. Meses después, se asociaron para darle impulso a La Petite Maison y Madelon Maison de muñecas. Hoy, esas dos marcas (“madre e hija”, como les gusta decir a ellas), ofrecen proyectos de casitas infantiles de cuentos que están equipadas con materiales reales como griferías Jhonson, mesadas de porcelanato y livings con muebles al estilo Luis XV y Luis XVI. Además, con la misma decoración, diseñan y ambientan habitaciones y playrooms para niños y adolescentes. ¿El costo de los proyectos? Arrancan en los 10 mil dólares y no hay límite, todo depende del gusto y los deseos del cliente. Cómo son, cuánto tardan en construirse y qué equipamiento de lujo incluyen estos espacios diseñados con un nivel de detalle único en el rubro son alguno de los temas que conversaron con LA NACION.
–¿Cómo surgió la idea de La Petite Maison?
Victoria: –Se me ocurrió después de una operación donde tuve que estar 45 días en cama. Mirando Instagram y Pinterest, descubrí que en Europa hacían casitas infantiles con mucha más decoración y detalle que las que se hacían en ese momento en la Argentina. No eran las casitas básicas infantiles, como las típicas casitas del árbol o del jardín, hechas en carpinterías, en madera de pino y pintadas de un solo color; de muy poca durabilidad. Nosotras queríamos hacer algo completamente diferente: empezamos con casitas de madera, pero con detalles exclusivos como cortinitas, cocinita, mesa, sillas, tacitas para tomar el té, o sea, era un paquete donde ya te venía todo armado. Al tiempo, nos dimos cuenta de que si la madera se mojaba arruinaba también todos los elementos de decoración que estaban adentro, entonces decidimos adaptar el sistema de construcción en seco, como el de Estados Unidos. Son placas de cemento y tienen chapas reales gravilladas, de origen europeo, que se usan en las casas de los countries, por ejemplo en Nordelta. Lo que hacemos con las casitas es algo que prácticamente nadie en el mundo hace, nadie fabrica de esta forma.
Natalia: –En el medio, como en todo emprendimiento, hubo algunos problemas. Una carpintería estafó a Vicky con dinero y fue en ese momento que me incorporé yo como socia y seguimos adelante, porque ambas sabíamos que este era un emprendimiento con mucho potencial. Además, desde que nos conocimos no nos separamos más, nos dimos cuenta de lo parecidas que éramos: somos muy proactivas y nos gusta ir para adelante, cuando nos ponemos algo en la cabeza no paramos. En el negocio Vicky siempre se enfocó en la parte creativa y el diseño y la decoración, y yo en lo comercial, las ventas, la proyección de negocios, las franquicias y las activaciones con marcas.
–¿Cómo definen los productos que hacen?
Natalia: –Las casitas están construidas con diversos materiales como estructuras de perfiles de aluminio galvanizado y los interiores en placas de Durlock, lo que permite empapelarlas. Tienen detalles como zócalos que hacen que los ambientes parezcan una habitación mejor terminada, tienen cielorrasos en machimbres de PVC; las estructuras por fuera son placas siding simil madera, que son las mismas placas que usan, por ejemplo, en las construcciones en Bariloche. El plus de La Petite Maison es todo el interior: los empapelados personalizados, las cocinitas con bajo mesadas de una cocina real –en MDF de 18 milímetros con terminación de laca poliuretánica– están hechas con porcelanato líquido, las bachas son de acero Johnson. Toda esta dedicación al detalle, de manera artesanal y personalizada, hace que los proyectos demoren en entregarse entre 45 y 60 días.
–¿Y quiénes son sus principales compradores?
Victoria: –Nos compran adultos de 30 a 70 años, mayoría de profesionales y empresarios, para regalarles a sus hijos y también para adolescentes, porque hacemos playrooms que pueden incluir domótica, aire acondicionado, puerto USB. Todos los proyectos son 100% personalizados y por eso hay mucha variación en las propuestas y también en los costos. Por ejemplo, la casa más chiquita tiene una altura libre interior de 2,10 metros y la más alta que hemos hecho fue de 4 metros. También construimos una de 20 metros cuadrados donde pueden entrar a jugar más de 10 chicos.
Natalia: –El perfil de la mayoría de nuestros clientes es de mujeres empresarias que disponen de su propio dinero y deciden por sí mismas qué es lo que quieren para sus hijos, sin depender de la economía de sus maridos. Ese es un 90% de nuestro público. Después hay una pequeña porción de hombres y también de abuelos y abuelas, que son los que quieren regalarles a sus nietos casitas de jardín para que cuando vayan a visitarlos tengan un sector de playroom. Nosotras decimos que así vuelven un poco a su niñez, porque: ¿quién no jugaba a la casita del árbol o a la casita con sábanas?
–¿Les ocurrió alguna situación fuera de lo común con los encargos de las casas?
Natalia: –Sí, un día nos llamó una mujer de San Martín de los Andes que quería hacerle una casa a su caballo. Nos dijo que quería estar en un lugar con el caballito, tomando el té, con sus amigas, sin que el animal entrara a la casa. Entonces claro, yo la llamo a Vicky y le digo: ‘Hay una mujer que quiere nuestra casita para el caballo’, y ella me dice: ‘Nati, pero nosotros no hacemos casa de caballos’ [risas], a lo que yo respondo que lo que ella quería era nuestra casita totalmente ambientada y decorada para tomar el té con sus amigas mientras el caballito pastaba. Así que bueno, finalmente diseñamos una casita totalmente decorada y con tazas con bordes de oro, el empapelado con la cara del caballo, domótica, Smart TV, aire acondicionado y un sector donde el caballito puede estar y hacer sus necesidades. Obviamente todo pensado por nuestro equipo creativo, de marketing y de arte: es un trabajo totalmente en equipo.
–¿Qué otros proyectos y productos ofrecen?
Victoria: –Cuando el negocio empezó a crecer mucho sumamos, para los clientes que no tienen jardín o viven en departamentos, las ambientaciones de habitaciones infantiles y de playroom. En ese momento diseñamos la habitación del Apetit de Madelon en el Hotel Hilton de Buenos Aires –que reemplazó a la habitación de Barbie cuando se fue de la Argentina– y nos dieron un premio Forbes como mejor habitación de Latinoamérica. También desarrollamos productos individuales decorativos como empapelados, murales, alfombras y muñecas, y nuestra línea de muñecas Madelon, que se está licenciando y va a tener más de 150 líneas de productos en el mercado como mochilas, cartucheras, tazas, vasos, agendas, figuritas. Nuestra muñeca es como una Barbie, pero nacional. Entonces, como sabemos que la marca de La Petite Maison está enfocada en un público más de nicho, nuestro objetivo es que todo el mundo también pueda acceder a tener un producto del Apetit de Madelon.
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