Fabián Zitta. “A la hora de vestirse, la gente está más minuciosa, medida y conservadora”
Médico, anestesiólogo y diseñador de moda, el flamante jurado de Corte y Confección asegura que adaptó sus creaciones al cambio socioeconómico que trajo la pandemia
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Del quirófano a la boutique y viceversa. Ese recorrido tan singular que Fabián Zitta desanda, una y otra vez, desde hace al menos dos décadas, sin dudas, tomó más relevancia con el avance de la pandemia. Médico, anestesiólogo, y diseñador de moda, durante el 2020 además de hacer hincapié en su rol como trabajador esencial, también procuró reinterpretar el cómo y el por qué de sus creaciones en el marco de los cambios económicos y sociales que el coronavirus trajo para la industria de la indumentaria. “Hago ropa avant-garde que podría denominarse prêt-à-couture o demi couture”, así sintetiza cómo eludió los clichés y los encasillamientos desde que ingresó en la escena de la moda, primero como hobby y después como profesión. Ahora, a días de su regreso como jurado en la nueva temporada del reality Corte y Confección, acaba de lanzar una línea de veinte vestidos de novia –listos para usar– y trabaja en su próxima colección otoño-invierno acorde a los tiempos que corren.
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–¿Qué es lo más atractivo de estar en televisión?
–Es investigar sobre un mundo que para mí era totalmente ajeno. Me buscaron para ser jurado porque vieron mi perfil, les interesaba que fuera muy depurado en el sentido de que no soy mediático. Me sirvió básicamente para ser más conocido en el interior del país. Siempre fui con una idea muy clara de ser yo mismo y no cambiar. Esa frialdad que tengo en mi profesión, que soy obsesivo, detallista y serio, también lo soy en la televisión. Voy y hago un trabajo totalmente técnico, aunque la fama existe, viene, sigue, y es así, muy rápida, como una coctelera, pero como vengo con una formación de buena familia, con valores y con la medicina que me ancla a la realidad todos los días solo tomo la parte divertida, nada más. Lo disfruto y punto.
–¿Qué te interesa transmitirle a los participantes?
–Trato de transmitirles el camino que hice. Si van a diseñar que el diseño tenga un contenido, una comunicación y una exclusividad que les pertenezca solo a ellos. Adueñarse de un estilo que le sea propio es uno de los retos más difíciles para un diseñador. Lo importante es ayudarlos a pensar. Si bien la tele no es una escuela de diseño, el participante puede llegar a hacer preguntas. Por ahí despertarse para empezar a entender cómo es ese engranaje por el cual se puede comunicar moda de una forma diferente, con identidad.
–Este año la moda se puso al servicio de la ciencia ¿cómo lo vivís? ¿En qué nueva modalidad estás pensando?
–Sí, fue el año en el que más se vincularon mis dos profesiones. El diseño y la medicina están hiperunidos por el efecto de que hay que vestir la medicina con moda. Y en este caso sería vestirla con barbijos que comunican muchas cosas: cómo son, en qué colores, y en qué momento se usan y en cuáles no. A mí me cambió mucho porque de la línea prêt-à-couture que estaba haciendo empecé a hacer prêt-à-porter, más ponible, en lugares más comunes, que no eran situaciones de fiesta o ceremonia. Sobre eso y leyendo las olas que vienen, están referidas a hacer mini colecciones y sacarlas en un periodo corto. También hay una tendencia muy grande en usar las telas en stock. Lo que se conoce como upcycling, usar tus propios recursos, y hacer un consumo más sustentable y un pensamiento más ecológico.
–¿La clienta está receptiva a eso?
–El hecho de que estemos en pandemia hace que la clienta piense en qué momento lo va a usar y si realmente quiere estar vestida demasiado arriba. A la hora de vestirse la gente está como más minuciosa, más medida, más conservadora.
–Como médico tenés un plus, y si bien todos atravesamos la incertidumbre, seguramente cuando empezó la pandemia ya sabías que iba a ser muy complicado. ¿Cómo imaginás este año?
–Todos los días recibo papers o mails relativos a vacunas y cuidados dentro del quirófano. ¿Cómo lo veo? Ahora, en la medicina ya está todo adaptado y aceitado. Lo importante es lo que se dice en los medios y que no se respeta: hacer reuniones sociales muy chicas, mantener la distancia social y usar siempre barbijo. El contagio es inevitable, ya lo sabemos, puede ocurrir, lo único que podemos hacer es eso. También no quedarse frenado. Se pueden hacer muchas cosas teniendo cuidado. La gente un día se cuida y otro no, y eso es lo que afecta a las estadísticas y a los problemas en cuanto contagios y demás. Por eso digo que la cuarentena tiene que ser inteligente. En ningún lado funciona si se dice “usted no salga o no haga esto”. En general el ser humano ya tiene un hábito y por más que lo haya cambiado con esta situación, hay hábitos que la gente no está dispuesta a negociar o perder. Lo más evolucionado es tener un discurso que sea posible. Si es imposible va a fallar. Depende mucho del estado psicológico, mucha gente se vio muy afectada por las cuestiones lógicas del encierro, la no vivencia de la parte afectiva. Las personas que más armas tienen en su interior son las que más van a sobrevivir a toda la problemática porque pueden hacer una introspección, estar en su casa, leyendo un libro o mirando una película.
–La moda también se volvió introspectiva con la ropa homewear y cambió la forma de mostrarse. ¿Vos tenés planeado algún cambio?
–A nivel empresa estamos pensando en hacer una parte virtual y otra dirigida hacia las clientas, con una presentación simple de colección, sin muchos aditamentos, ni super escenarios. Ahora, como nunca antes, tengo contacto con las clientas; charlamos, las atiendo, les mando ropa a su casa o vienen acá. Buscan cosas prácticas y de buena calidad, eso me ayuda mucho porque esa es mi tendencia.