El nuevo furor del paddle. 7 claves para entender el resurgimiento del deporte que marcó los 90
Después de una etapa de esplendor, desapareció; hoy se reinventa con nuevas características que lo vuelven más amigable y lo ubican entre los preferidos de los deportistas urbanos
“Me reencontré con un grupo de amigos. Volvimos a las pistas con todo, jugamos los martes partidos muy chivos. Los miércoles hay que aguantar los mensajes en el grupo de WhatsApp”, cuenta Ignacio Azumendy, productor agropecuario de 56 años que juega en El Bosque Paddle, Florida, junto a Patricio Keenan, Luis Piñero Pacheco y Santiago Tiscornia. “Mis ligamentos están agradecidos. Ahora disfruto mucho más la actividad que cuando tenía 20 años”, reconoce. Es que el paddle volvió con todo: despertó casi 30 años después del boom que supo convocar a más de 4 millones de jugadores en todo el país. Allá en la década del 90, como los parri-pollo o los Laverap, el paddle invadió ciudades, barrios y pueblos. Y así como llegó y cruzó el charco hasta imponerse en España, desapareció del mapa. Azumendy recuerda que cuando vivió en el pueblo Quemú Quemú, de La Pampa, “había 4 canchas y 4000 habitantes”. Fueron tiempos de gloria, con más de 25.000 canchas en todo el país y un puñado de campeones mundiales argentinos que sumaron reconocimiento internacional. Las cifras las aporta Santiago Brito, flamante presidente de la Asociación de Paddle Argentino (APA), hijo de Jorge Horacio Brito, fundador en 1988 de la institución. “A las lesiones, el peso de las antiguas paletas de madera y la coyuntura económica de fines de los 90 se sumó el factor rentabilidad: las canchas ocupaban terrenos de 10x20 metros, espacios muy codiciados por los desarrolladores inmobiliarios”, plantea Brito, al frente de la institución que desde hace dos años no para de sumar afiliados: de 2000 en 2019 a 15.000 en 2021.
El origen
Pariente del tenis, pero menos técnico y elitista, el paddle nació a mediados de los años 60 en Acapulco, México, cuando el contratista Enrique Corcuera adaptó la cancha de su finca (de 20x10 metros) colocando paredes en los fondos y laterales para que la vegetación no la invadiera. Jugaba con palas de madera y recibía el nombre de paddle-tenis. La novedad llegó a Marbella y de ahí se expandió por toda España, donde surgió la Federación Internacional de Paddle en 1991, que organizó los primeros circuitos mundiales: Francia, Italia, Bélgica y Qatar (sede del Mundial 2021, donde la Argentina quedó en segundo lugar).
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Es un deporte social, divertido, fácil de jugar y ahora, casi sin riesgos de lesiones. Las claves de esta tendencia que pica en punta se encuentran en los nuevos materiales de construcción: tramas texturizadas, pisos “blandos” que reemplazan la dureza del cemento tradicional. Además de ser más amigable, evita esguinces, fracturas y problemas en rodillas y codos, clásicas heridas del deporte que fue furor en los 90. Los protagonistas de este retorno esgrimen que la pandemia tuvo mucho que ver. Junto al tenis, fue una de las primeras actividades deportivas habilitadas. Y los jugadores de todas las edades y categorías, profesionales y amateurs, se volcaron a los piques, rebotes y voleas con la misma compulsión que los runners a los parques cuando el gobierno los autorizó a volver a correr.
Otro de los números que explican el fenómeno es la cantidad de parejas que se anotan a los torneos, que superan las 300 frente a la media de 70 que solían competir. “La incorporación del circuito amateur para representar al país en el próximo mundial de la categoría Veteranos –que se realizará en marzo, en Las Vegas– va a impulsar aún más este segmento”, vaticina Brito.
Pelota, paleta y millennials
El fútbol fue uno de los deportes anulados durante la primera etapa de la pandemia. Sin clubes ni canchitas, a los jóvenes y adolescentes solo les quedaba esperar. Las ganas de jugar a algo entre amigos se fueron acumulando. Hasta que la apertura de las canchas de paddle y tenis habilitó el juego de singles (uno contra uno). “Recibimos un aluvión de pibes y pibas que nunca en su vida habían peloteado, revivimos el pico de los 90 cuando teníamos las 3 canchas alquiladas de lunes a lunes”, señala Nacha Leturia, de La Normanda, un complejo de Colegiales que sobrevivió y se aggiornó con los nuevos pisos blandos.
Para su cumpleaños número 17, Iván Kuschner quería armar un picadito entre amigos, pero había muchos aislados y contagiados. Entonces, alquiló cancha y paletas para 4 en el barrio de Flores. Fue un cumple distinto. “Empecé en 2021, es un deporte entretenido y tranquilo, no es tan competitivo como otros. Fue divertido”, apunta.
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Paddle por tenis. Esa fue la apuesta del Sheraton Hotel Buenos Aires, que instaló 4 canchas con paredes transparentes donde antes había dos courts de tenis, de polvo de ladrillo. Andrés Hasdeu, director de Ventas y Marketing, explica que la decisión obedece a la reinvención del hotel. “Estamos orientados a la comunidad local ahora. Notamos que las canchas de tenis estaban orientadas a un público corporativo y ahora, con el paddle, ampliamos el mercado. Las inauguramos en noviembre y los abonos nocturnos ya están todos adjudicados, la gente juega hasta las 2 de la mañana. El paddle se transformó en un nuevo punto de encuentro”, destaca Hasdeu. Al frente del proyecto está Alejandro Lasaigues, ex campeón mundial argentino, ganador de 5 Olimpia de Plata, que coordina el funcionamiento del complejo Lasaigues Paddle, 4 canchas panorámicas vidriadas, con vestuarios y food trucks. Retirado hace 20 años, volvió en 2019 a la gestión de complejos. Lasaigues, de 57 años, ya instaló 6 franquicias en Nordelta, Santa Bárbara, Vicente López y Saavedra. La próxima apertura será en Miami. “El fenómeno es mundial. En Suecia surgieron más de 500 clubes, en España sigue siendo el segundo deporte nacional”, señala el ex 1, que junto a Roberto Gattiker fueron considerados como una de las mejores parejas de paddle de la historia.
Ellas también
“Jugamos cada vez que podemos porque nos hace muy bien, nos distrae de las preocupaciones y se vive un clima muy lindo”. Vanina Acámpora, 45 años y empresaria del sector de GNC vehicular, encontró en el paddle una válvula de escape a los problemas cotidianos. Toma clases dos veces por semana en el Club Asturiano de Vicente López y juega en pareja con su amiga Laura Ansaldo, psicóloga, de 51 años. “Empezamos hace unos meses con otras amigas, pero como fuimos subiendo el nivel ahora nos llaman para jugar todo el tiempo. Disfrutamos mucho cuando hacemos partidos mixtos, porque los hombres tienen otra fuerza y son menos competitivos que nosotras”, comenta.
Gisela Garrone arrancó a los 6 años. Jugó hasta los 22 en las grandes ligas y después dejó. Hace dos años retomó con todo y hoy, a los 38, tiene la agenda de clases completa. La mayoría de sus alumnas son mujeres. “Las nuevas superficies garantizan que sea un deporte seguro. El entrenamiento es ideal y noto que cada vez son más las chicas que quieren jugar. Las canchas explotan”, dice la profesora de los complejos Lasaigues Paddle y el Club Náutico Hacoaj.
Abandonadas y con grietas, las canchas del barrio Los Troncos de Pilar estaban en desuso. Un grupo de vecinos las pintaron y arreglaron, instalaron luces y las cuidan entre todos. La recuperación fue un éxito. “Lo social es lo mejor, rotamos parejas y nos divertimos muchos. Jugamos al paddle más que al fútbol y hablamos todo el tiempo de esta tendencia”, se entusiasma Uriel Rubin, oftalmólogo e impulsor de la movida. En tanto, en el proyecto inmobiliario Aera, en el Distrito Nueva Lynch, los usuarios de las nuevas torres gozarán además de las amenities, de 4 canchas de paddle de pasto sintético y blíndex que podrán usar mientras avanza la obra. “Es un beneficio extra que genera pertenencia y comunidad”, resume Sebastián Orlandi, presidente de Flamma Real Estate.
Divertido, ameno, social, accesible, seguro y al aire libre. El paddle se renovó y va por una nueva oportunidad.
Las 7 claves del resurgimiento
- La superficie
En los 90 el piso era de cemento. Ahora, la superficie es de una trama texturizada compuesta por hilados de monofilamento con alta densidad de fibras, desarrollada para resistir la tracción y evitar lesiones, principales enemigas de este deporte.
- Las paredes vidriadas
Además de estéticas y panorámicas las canchas vidriadas ofrecen visuales a todos los partidos. Están materializadas con 18 paneles de vidrio templado de 10 mm de espesor, de 2 por 3 metros.
- Las paletas
Ahora su composición incluye fibras de vidrio o fibra de lino, con impacto ambiental cero. Las paletas de los 90 eran de madera, con aro de aluminio para protegerlas de los golpes. Luego, de goma y fibra de carbono. Las actuales no vibran y despiden mejor la pelota.
- Accesible
El costo de la hora y media para dos o cuatro jugadores arranca en $2000.
- Nivel de dificultad
No hace falta manejar técnicas específicas (como en el tenis), la dinámica es entretenida.
- Social
Una opción para el after office, segura y al aire libre. Se generan encuentros alternativos entre equipos de trabajo.
- Negocio
Para los inversores, una cancha de 10x20 m2 cotiza en 3 millones de pesos (con superficie texturada, paredes de vidrio, red e instalación lumínica).
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