Juliana Gattas: “Tengo un ojo muy absurdo de la vida”
La cantante de Miranda! celebra el esperado regreso a los escenarios y cuenta su reciente incursión en el dibujo
“Hago pelo, maquillaje y vestuario”, dice al otro lado de la pantalla, y esas palabras además de significar una oda al DIY (“Do it yourself/Hazlo tu mismo”), representan el ritual estético que ella misma practica con extremo detalle, una y otra vez, en la previa de un show o videoclip de Miranda!, la banda que conforma con Ale Sergi desde hace 20 años. Es que Juliana Gattas todavía se fascina con el periplo artificial –y por qué no también artesanal– que desanda hasta encontrar el atuendo y la caracterización ideal para ese nuevo rol que vaya a interpretar. A días de presentarse en Santa Fe y después en Córdoba, la cantante –quien además incursionó en la conducción en televisión, como jurado en un reality show y también promete cine– ahora se atreve al dibujo, con hilarantes ilustraciones que luego plasma en remeras, y continúa expresándose en este presente al que la pandemia del coronavirus le dio el mote de incierto.
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–¿Cómo viviste el retorno a los escenarios?
–Como todavía no pasó siento que no lo puedo relatar, puedo hablar de lo que sentí y lo que estoy sintiendo ahora. Nadie se esperaba resetearse así y cambiar la metodología de trabajo. Obviamente lo más triste es no tenerlo, o no entender por donde encararlo para volver a la actividad. Es muy repentino todo lo que va pasando, y no lo que pasó en marzo, lo que pasa ahora. Rescato que Miranda! sigue, estuvo todo el año y todo lo que pudimos hacer lo hicimos: videos, entrevistas, etc. Le pusimos amor y un plus para agradecer que no estamos tan estancados. Podemos depositar en algunos lugares el disfrute, la energía, las ganas, los sueños, las cosas que nos inspiran. Tenemos la oportunidad de volcarlos en algún lado, porque tener eso contenido para un artista es rarísimo. Y si bien buscás fístulas para que salga de alguna manera, al hacer esto hace veinte años, hay algo orgánico que inevitablemente tiene que seguir funcionando.
–¿Qué extrañaste de tu vida cotidiana y también como artista?
–Lo que siempre dije que extrañaba era viajar, pero hace unos meses ya se me pasó un poco eso. Me parecería raro viajar y quedar en algún otro lugar, entonces se me desinstaló esa melancolía. Disfrutaba mucho de las giras, tengo amigos en todos lados (México, Chile, España) y siempre me quedaba un tiempito más. Era muy de aprovechar el viaje, pero tampoco me imagino pudiéndolo hacer de la misma manera...
–Al menos con un PCR, un barbijo especial, y con una paranoia importante...
–Sí, y le quita lo que más disfrutaba de los viajes: la libertad y viajar liviana. Sin eso no es lo mismo, así que ya se me fue la fantasía. El resto de las sensaciones más lindas que tiene mi trabajo, de alguna manera las siento. Al público, de a poquito, lo siento cercano; cuando fue la presentación en el Konex estaban al lado, y como eran pocos, hablaban y los escuchaba. No está esa cosa de una multitud, pero el amor se siente y llega igual. El despliegue en el escenario con shows tan esporádicos también lo siento. Es una explosión. Extrañaba eso, y a veces ir a bailar, sentir la música fuerte en el cuerpo.
–Y en lo doméstico ¿cómo fue la convivencia con tu hija de 15 años? ¿En qué te armaste como mamá?
–No sé cómo decirlo, sin que suene mal, pero no siento que ejerzo tanto la maternidad, sino como que quedé medio adolescente...
–¿Están en el mismo plano?
–Y sí, cuando ella era chiquita me tenía que poner en otro plano, para jugar, poner un límite o lo que sea. Ahora que Juana es grande estoy muy atenta pero la convivencia es como la de dos amigas, hermanas, compañeras, muy de vez en cuando me tengo que correr del lugar en el que estoy naturalmente. En pandemia y fuera de eso nos llevamos re bien. Viajamos juntas, nos reímos de las mismas cosas, miramos youtube de “Saturday Night Live”, compartimos gustos musicales y la ropa. Las dos estamos muy cómodas, en una casa grande y cada una hace la suya cuando lo necesita. A veces comemos juntas y a veces no, o salimos juntas y a veces no. Se vive con mucha libertad y con roles nuevos, no tan preestablecidos pero de amor.
–Otro de los hechos artísticos al que le diste visibilidad es el dibujo ¿lo hiciste siempre ?
–Me surgió en cuarentena estricta, al no hacer absolutamente nada, me instalé un mini estudio para ver si grababa música, y como muy buena no soy con eso y me sobraban las ganas de hacer cosas me puse a dibujar. Primero con el Ipad, después me compré un cuaderno y lo hice con lápices, y un amigo me dijo por qué no hacía dibujos con mis tuits. Empezó todo con hacer un dibujo cualquiera, inconexo, y escribirle un tuit.
–¿Primero el dibujo y después el tuit o a la inversa?
–Creo que el primero fue “Me quiero mudar a vivir a un sueño que tuve”.
–¿Catártico?
–Sí, una expresión del momento, en Twitter hablo así. Todos hablan de temas de agenda y yo salgo con cualquier cosa. Me gusta no hablar de lo que está pasando. Me dibujé a mí misma con un palito de mudanza, y me empezó a copar la idea de este mini proyecto en esos días vacíos. Anotaba y después lo intentaba dibujar, tampoco tengo tanta técnica, entonces quizás me llevaba varios intentos dibujar algo que sea gracioso. Me sorprendió el feedback que tuve. Es una pequeña perla que me sucedió este año.
–¿Es un storytelling de tu cuarentena?
–Sí, también del pasado y de lo que sea. Lo que tiene es como que brilla mucho. Estoy preparando un librito, juntando dibujos. Al principio me intimidaba porque tengo amigos que dibujan y mi primo es Martin Garabal. A él lo admiro mucho, y me ayudó un montón, también Socios al azar, Hiedra, Pepita Sandwich, entonces lo sentí como el karaoke del dibujo. Me arengan, me festejan y es increíble cuando a tus amigos les gusta lo que hacés.
–Tus dibujos tienen mucho humor, y el humor es muchas veces lo que nos salva ¿ es eso lo que pensás transmitir?
–Sí, a mi toda la vida me salvó el humor. Es lo que más disfruto. El humor es tan necesario como la belleza y el arte. Todos los días necesito reirme. Tengo un ojo muy absurdo de la vida, siempre tengo que buscar algo tan absurdo que me haga reir.
–Cumplen veinte años con la banda y si fueran un matrimonio serían las “bodas de porcelana”, parece que no hay fisuras pero ¿alguna cachadita?
–Sí, pero tenemos la gotita en gel a mano, por las dudas y eso ya nos da seguridad para que no se rompa. Honestamente, siento intacto el espíritu de la banda. Y en este tiempo y espacio se reforzó mucho. Las ganas que nos surgen y las abstinencias que tenemos son de hacer lo mismo. A nadie se le ocurrió dar un volantazo y cambiar de vida. Quiero ir a cantar, a la discoteca y abrazarme con el público. Eso reafirma que el camino por el que íbamos estaba bueno o estaba bien. Las ganas son de hacer lo mismo que estaba haciendo.