De visita relámpago por Punta del Este, habla de su actual noviazgo, de su marca de moda Cardinal y cuenta sus próximos proyectos
El tamarindo es un árbol tropical de origen africano que ofrece un fruto espectacular, muy de moda en la gastronomía actual. Eso es lo primero que comenta Julieta Cardinali, fascinada con el tema en una posada que lleva ese nombre. “Soy curiosa, me encanta leer, adoro comer rico, y todo esto se multiplicó por mil en la pandemia. No sólo devoré libros y series sino también cociné. Como todos, supongo. Bueno, en realidad no todos sino los que somos privilegiados y tuvimos las herramientas para pasarla bien”, reflexiona la actriz que interpretó a Claudia Maradona en la serie Diego: sueño bendito, en un viaje relámpago a José Ignacio (Uruguay) que decidió hacer junto a su hija Charo.
–Porque también estuviste en México, ¿no?
–Sí, mis vacaciones nunca son en el Punta del Este colmado de gente. Generalmente me voy a otra parte y después sí, disfruto muchísimo cuando puedo estar más tranquila. Me gusta venir cuando la gente se va. Lo disfruto mil veces más. Encima esta vez estoy en un lugar muy especial, donde hago todo caminando. Además, según me dicen, ¡traje el sol! Unos días soñados de playa y vida simple junto a mi hija. Lo necesitaba después del Covid.
–¿Cuándo te tocó?
–Como a medio país, en pleno enero. Pero por suerte los síntomas fueron leves. Lo pasé súper tranquilo. Fue un malestar pero sin fiebre. A tal punto que pienso que ni siquiera me lo voy a acordar. Igual al principio, cuando supe que lo tenía y que debía quedarme en casa, me dio una especie de claustrofobia. Supongo que tiene que ver con la memoria emotiva de esos miles de meses que estuvimos encerados.
–¿Te perfeccionaste en algo en esos tiempos de horas infinitas?
–Sí, claro. Subí muchísimo el nivel de los buñuelos de acelga. Me salían pésimo y, te aseguro que cuando hay tiempo y ganas, las cosas salen mucho mejor. Bueno, pasa en general con todo. Pero en este caso, gracias a la pizquita de polvo de hornear y algunos tips, logré que me salgan muy ricos. Y después, lo que supongo hicimos todos: miles de series, películas y lectura.
–¿Qué recomendás, además de tu película que acaba de estrenarse?
–Eso. Primero que vayan al cine porque en este momento tenemos en cartel Ecos de un crimen, que dirige Cristian Bernard y protagonizo junto a Diego Peretti. Es un thriller, está muy buena. Y sentimos que va a tener un buen camino. La gente está respondiendo espectacular y eso te da un oxígeno y entusiasmo bárbaros. Con respecto a mis recomendaciones, o lo que me gustó mucho, no puedo dejar de mencionar la maravilla que es La hija oscura, una película dramática estadounidense-británico-israelí, protagonizada por Olivia Colman. Y la serie, también con esta actriz británica espectacular, es Landscapers, basada en hechos reales, impecable, de sólo cuatro capítulos.
–¿Qué proyectos tenés para este año?
–Voy a hacer una mini serie para Amazon Prime, pero todavía no puedo contar nada. Empezamos en mayo pero aún no se anticipan detalles. Estoy muy contenta. Estas plataformas son una excelente oportunidad de trabajo. Encima son de calidad. Y en marzo me voy a España con una amiga. Ahí también estaré haciendo unas reuniones de trabajo, por lo tanto intuyo un gran año.
–¿Estás en pareja con un médico? ¿Cómo se conocieron?
–Fue en la puerta del colegio de mi hija, ya hace cinco años. Muy comedia romántica, ¿no? Y soy muy feliz porque no pertenece a mi mundo laboral [su ex y padre de su hija es el músico Andrés Calamaro]. Se llama Luis y pasa sus días ejerciendo su pasión, que es su profesión, en las terapias intensivas. Por lo tanto, no hace falta explicar, el nivel de sensibilidad y prioridades que maneja. Fueron muy intensos sus días, semanas y meses en la primera etapa de la pandemia. Y qué más puedo decir, que nos complementamos muy bien.
–Vos con tu mundo del arte y gente que vuela; él seguramente con los pies en la tierra.
–Igual no creas que todos los que están en el arte vuelan tanto...
–Se me ocurre, también, que en tu mundo actual no son muy bienvenidos los antivacunas.
–No voy a hablar de ellos. Solo puedo decir que soy pro vacuna y me parece que la ciencia ha avanzado mucho. Todos mis respetos para los investigadores. Gracias a su trabajo se evitaron un montón de muertes. Imaginate que estando con un médico que se expuso y trabajó en primera línea no puedo decir otra cosa. No me lo contaron, lo vi. Pero jamás entro en polémicas. No discutiría con alguien que piense lo contrario, que milite locuras. No me interesan.
–¿Hay algo que hagas y que nadie imagine de vos?
–(Risas) No es algo que haga sino algo que tengo y, tal vez, nadie sospecha. Y es la fuerza. No sé, jajaja, tengo mucha fuerza.
–¡Las botellas de champagne en tu casa las descorchás vos!
–Bueno, sí, me gusta. Pero para eso no hay que tener demasiada fuerza. Hablo de cosas pesadas, puedo levantar lo que sea. Soy de las que ponen el cuerpo.
–¿Entrenás?
–No, por eso es gracioso. Soy antideporte. Pero ahora tengo un personal trainer con quien hago algo tres veces por semana, cuarenta y cinco minutos y chau. Lo decidí porque no me queda otra. Me cuesta mucho todo este tema porque no me gusta, así que debía ir al grano. Armé ese esquema corto porque intenté yoga y alguna otra cosa pero era largo, no lo podía sostener. Lo único que me gusta y que retomé en pandemia es el tenis. Y gracias a mis papás, que me mandaron desde chica. ¡Gracias, padres!
–Empezaste con una cápsula de moda y ahora tenés tu propia marca. Fue mucho más que un berretín.
–Sí, hace tres años que tengo mi pequeña empresa, mi marca Cardinal. Me hace feliz el proyecto, tengo un lindo equipo de diseñadoras. Somos cuatro las que hacemos la colección. Y nos llevamos genial. La marca tiene mi impronta y me ocupo mucho. Al ser chica, permite que yo pueda abarcarla.
–¿Qué prenda te resulta de mal gusto?
–Cada cuerpo es un mundo. Hay cosas que yo no me pondría pero que queda bien en los demás. En lo personal, me molesta lo incómodo, me hace sentir una tonta. A lo mejor yo soy feliz con mi vestidito negro y para otra es un plomo. Me copan los pantalones, una musculosa con un par de botas. De jovencita arrasaba en los vintage de Nueva York pero no soy para nada compradora compulsiva. Y me considero bastante clásica para vestirme.
–¿Cómo ves el país? ¿Qué te pasa cuando escuchás que muchos jóvenes piensan en irse?
–Yo apuesto a nuestro país. Creo que estamos en un momento difícil pero venimos de muchos años de momentos difíciles. Pienso (y deseo creer) que de alguna u otra manera siempre resurgimos. Hay algo de Ave Fénix en los argentinos. Teniendo mi pequeña empresa no puedo dejar de pensar así, sino no haría nada. Además porque soy madre de una adolescente y me apena cuando escucho que los chicos quieren irse, enojados, con un discurso pesimista. Yo jamás hablo de política porque está todo muy polarizado. Pero tengo mis posturas tomadas, las que siempre prefiero discutir puertas adentro.
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