Una molestia frecuente: puede causar serias complicaciones. La acidez afecta al 23% de los argentinos
Aunque existen numerosos tratamientos altamente efectivos, la mayoría no consulta al médico
El molesto trastorno que comúmente llamamos acidez, por la sensación de ardor que se siente en medio del pecho, acompaña la vida cotidiana de uno de cada cuatro argentinos mayores de 18 años, afirma un reciente estudio.
"Esta ocurre cuando el contenido gástrico retorna hacia el esófago por una incompetencia de la barrera antirreflujo. Esta está formada por el esfínter esofágico interior, que es una válvula que se cierra y no permite que la comida haga el recorrido inverso al correcto", explica el doctor Jorge Olmos, médico de planta del Servicio de Gastroenterología del Hospital Italiano.
Este profesional realizó junto con su colega Juan Carlos Chiocca, del hospital Posadas, un estudio cuyos resultados fueron publicados en la revista Alimentary Pharmacology & Therapeutics, y que reveló que el 23% de los argentinos adultos sufre reflujo gastroesofágico (éste es su nombre médico).
Existen otros factores que pueden facilitar ese tipo de padecimiento, agregó Olmos, miembro de la Fundación Argentina de Motilidad Gastrointestinal (Famgi). "También puede darse por una hernia hiatal, que es un deslizamiento del estómago hacia el torax a través del hiato diafragmático, de ahí su nombre."
"Uno de los grandes problemas que presenta este mal funcionamiento del aparato digestivo es que solamente uno de cada tres pacientes consulta al médico. El resto se automedica, corriendo el riesgo de que la situación se agrave", agrega el especialista.
¿Cuáles son sus síntomas típicos? "Por lo general se manifiesta a través de la pirosis o la regurgitación -responde Olmos-. El primer caso es la acidez que llega en forma ascendente a la garganta, dando una sensación de quemazón. El segundo es cuando el contenido ácido retrocede hacia la garganta y el paciente siente un gusto agrio o amargo."
Pero también hay manifestaciones extraesofágicas, como tos crónica, faringitis, dolor de pecho o incluso asma bronquial.
Si bien hay alimentos o conductas que puedan facilitar su aparición -chocolate, cítricos, masas, café y mate, o tabaquismo, sobrepeso y obesidad-, hay una carga genética que predispone para padecer este malestar: "Uno de cada tres pacientes tiene un familiar de primer grado -padre, madre, hermano- que también sufre el mismo mal".
Además, las mujeres y las personas obesas son los grupos poblacionales que más expuestos están a padecer este molesto trastorno. "Igualmente, hay que diferenciar el ocasional de aquel que ya es patológico. Este último se produce unas dos veces por semana, como mínimo", advierte Olmos.
"En la mitad de los pacientes produce una esofagitis. Pero, el 1% de los casos puede tener complicaciones, como sangrado por la hinchazón o una estenosis esofágica, que es el estrechamiento del esófago por la inflamación crónica. Y hay otra dificultad que se denomina esófago de Barrett, trastorno que provoca el cambio de las células que recubren dicho órgano al de tipo intestinal. Esto predispone a la aparición de un futuro cáncer", cuenta el profesional.
Drogas efectivas
Afortunadamente, existe una serie de drogas que hacen más fácil la vida cotidiana de estos pacientes. "Las mejores son las inhibidoras de la bomba de protones -afirma Olmos-. La duración del tratamiento dependerá del caso: puede ir desde lo esporádico hasta de por vida."
Cuando fracasa esta opción, hay una alternativa quirúrgica: la llamada funduplicatura. "Se hace una nueva válvula con la parte de arriba del estómago. Muchas veces este procedimiento es recomendado para las personas jóvenes, pues de no ser así tendrían que depender de una medicación de por vida", concluye Olmos.
Donde consultar:
- Famgi: (011) 4328-4666, de 13 a 18; www.famgi.org.ar .