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"Soy terapeuta menstrual": cómo tratar problemas relacionados al ciclo femenino


Cada mes tenemos la oportunidad de vivenciar nuestra vida pasada: como niña, como mujer, el linaje, todo eso escondido dentro de nuestro ciclo hormonal.

Cada mes tenemos la oportunidad de vivenciar nuestra vida pasada: como niña, como mujer, el linaje, todo eso escondido dentro de nuestro ciclo hormonal. - Créditos: FOTO GENTILEZA DE Dulcinea Studios.



Zulma es la creadora de la formación de terapia menstrual, un método que sistematizó después de 17 años de acompañar mujeres en su tierra natal, Entre Ríos. Ya tenía un recorrido como tarotista, gemoterapeuta y herbóloga, pero lo que la asombró fue encontrar los puntos en común entre mujeres. Como si en ese descubrimiento tuviera acceso a ver el entramado que nos une y nos compone. "Aparecieron una mujer que no podía encontrar trabajo, otra que no sabía qué hacer de su vida y una tercera que no podía tener hijos. Todas tenían un conflicto con su propia madre o con la forma en que habían sido criadas, y esto se reflejaba en ciertas sintomatologías físicas, psíquicas o emocionales frente al período de ovulación", cuenta sobre su despertar. Entonces,comenzó a registrar estas sincronicidades y así creó esta terapia que propone ver el ciclo menstrual o el ciclo hormonal no como algo solamente físico, sino como un espejo de nuestra propia vida.
¿Qué componentes tiene nuestra menstruación?, ¿qué es lo que la hace tan buena para, por ejemplo, regar las plantas o hacer tinturas madres?
Esta sangre, en principio, conforma todo lo que es la bolsa que va a contener al bebé, el cordón umbilical, que luego va a ser el alimento. Es una sangre que es rica en hierro, en colágeno, en elastina, tiene muchos nutrientes. Además, tiene una propiedad que es maravillosa y que se encuentra en muy pocos espacios de nuestros cuerpos, que es lo que llamamos células estromales, pero se las conoce como células madres. Son las encargadas de regenerar, porque cuando las colocás en otra parte del cuerpo comienzan a copiar las células de alrededor. Hace unos años conocí a una mujer que se venía tratando una herida muy grande que no se le cicatrizaba y, en cambio, se venía profundizando. Había estado meses y meses con esto. Hasta que un día comenzó a usar su sangre y la herida comenzó a cerrar. Además, contiene todo nuestro ADN, la historia de nuestra sangre, de nuestro linaje.
¿Cómo la conservás para que no se oxide?
En realidad, se usa fresca, no se guarda. Tenemos una fórmula para hacer una tintura madre con esa sangre, pero hay todo un procedimiento atrás que tiene que ver con una "limpia" (desintoxicación) de cada uno de los órganos. Porque esta sangre es el producto de todo el funcionamiento de nuestro cuerpo: de las emociones, no solamente lo que ingresa por la boca, sino por la vista, los oídos, es el resultado de las emociones que hemos vivido durante nuestro ciclo. Para poder utilizarla, hay que tener ciertos cuidados psíquicos y emocionales. Nuestros ancestros la usaban en su cuerpo, en su piel, fresca, para activar semillas; cuando te ponés a investigar, te encontrás con un montón de cosas de las que no teníamos idea.
Sin embargo, hoy, en nuestra sociedad, nuestra sangre es simplemente un descarte.
Es un descarte, siempre. Por eso siento que es necesario el cuidado de la alimentación, de las emociones, hay un montón de cosas que es necesario cuidar para que una pueda usar su sangre como una medicina. Reconocer nuestra sangre menstrual como cosecha va más allá de solo verla, de reconocerla y de darle un lugar, te invita a observar qué es lo que pretendés de vos, cómo cuidás tu energía, cómo te nutrís a nivel alimenticio y espiritual. La sangre es este resultado.
Vos decís que durante nuestro ciclo emergen nuestras heridas portales, ¿qué significa?
Cada mes tenemos la oportunidad de vivenciar toda nuestra vida pasada: como niña, como mujer, el linaje, todo eso escondido dentro de nuestro ciclo hormonal. Así, emergen también nuestras heridas portales, que son una puerta para la trasformación, para el cambio. No son heridas que pasan desapercibidas –no es que te lastimaste el dedo ni que alguien te dijo algo–, sino que afloran esas que duelen tanto que te transforman en la vida.
¡Es insistente, el Universo! No te da respiro. Todos los meses te invita a despertar, ahora pensaba: ¿qué pasará en la menopausia?
Desde la terapia menstrual nosotras consideramos que en la menopausia la mujer se completa. El tiempo del climaterio es una etapa de aprendizaje y sanación acelerada. Y después es una época de cosecha: poco, mucho, bueno o malo, pero cosecha. Nosotras lo llamamos "plenipausia" porque es un tiempo de plenitud y de logro por llegar a esa edad.
Pero cargamos con tantos estigmas relacionados con nuestro ciclo...
Justamente, muchas de las heridas portales, nuestra negación y la dificultad para sanarlas tienen que ver con los estigmas sociales. Fijate, si yo te pregunto cuál es la fase hormonal de la mujer que más "problemas" conlleva...
No es que a mí se me ocurre ser cuatro mujeres distintas, sino que hay un sistema hormonal que está activando estas emociones.

No es que a mí se me ocurre ser cuatro mujeres distintas, sino que hay un sistema hormonal que está activando estas emociones.  - Créditos: Gentileza de Gustavo Combariza.

¿La premenstrual?
¡Exacto! El síndrome premenstrual, tiene hasta un nombre. Hay un conjunto de síntomas que hasta generan un síndrome, aparentemente. En cambio, para la terapia menstrual, la fase premenstrual, que hormonalmente se llama lútea, es una fase relacionada con la sexualidad, con todos sus componentes, el vínculo no solo con una pareja, sino con las amistades, las relaciones... Fijate qué coincidencia: esta sociedad tan negadora de la sexualidad femenina, que ha trabajado tanto para ocultarla, genera tantos síntomas en la fase premenstrual. Es increíble la cantidad de mujeres que tienen problemas en esa fase.
¿Estos síntomas vienen porque no te permitís habitar esa fase sexual y eso es contraproducente?
Cada fase tiene sus comportamientos y características, pero no significa que esto sea una pesadez, una molestia. Los síntomas del síndrome premenstrual son eso: una carga. En muchos casos inhabilitan a las mujeres. Son reales, no significa que no deberías ser, no significa que a las mujeres no les duela, no les produzca náuseas, que no las deje en la cama... Sin embargo, hay un montón de factores que tienen que ver con esto y que encierran lo que significa la sexualidad para la mujer y cómo la practicamos.
¿Vos creés que estos síntomas disminuyen cuando una puede desplegar la dimensión sexual?
Sí, lo que no significa una sexualidad desbordada, esto tiene que quedar claro. Además, tiene que ver con estos estigmas que vos recién nombrabas. Vi muchas mujeres que sufren síndrome menstrual y cuando les preguntás: "¿Por qué considerás que tenemos tantas molestias?", la respuesta más común es: "También las sufrió mi madre, mi abuela...". Porque el mayor estigma es: ser mujer implica sufrir.
Imaginate, desde "parirás con dolor" en adelante...
Sí, la fase premenstrual es una fase de cuidado, las abuelas decían: "Cuidado con enfriarse", que no se usaran remeras cortas para no enfriarse el bajo vientre, por ejemplo. El enfriamiento es una causa de dolores premenstruales. Además, hay otros factores que tienen que ver con la alimentación, porque si en esta fase salimos, consumimos alcohol, comemos dulces, etc., esto va a generar inflamación de los intestinos y esto va a producir dolor. Otra cosa que no se tiene en cuenta es que nuestro útero es del tamaño de un puño y cuando está lleno de sangre para menstruar se abre, y eso va a generar una pequeña inflamación. Muchas veces, en la búsqueda de tener la panza chata, hay rigidez en los músculos, y entonces el útero no tiene espacio para dilatar y eso genera molestia. Hay un montón de factores que tienen que ver con los dolores premenstruales.
Todo puede cambiar también. Yo durante mucho tiempo tuve dolor de ovarios y cuando dejó de pasarme, me costaba reconocer que eso ya no estaba.
Es interesante cómo lo expresamos también: "dolor de ovarios", pero los ovarios son asintomáticos. En la fase premenstrual, lo que duele es el útero, no los ovarios. También hay mujeres que piensan que les duele mucho el útero y en realidad molesta, y hay otras que lo relacionan con lo emocional. Por eso, el gran conocimiento que me dio la terapia menstrual fue que la menstruación no solamente tiene que ver con el útero, sino también con todo tu cuerpo, con cómo te relacionás, con tu historia como mujer... Tiene que ver con el frío, con el calor, con las estaciones...
¿Qué sentís que nos viene a enseñar el ciclo? ¿Por qué contamos con este maestro tan insistente mes a mes?
Todo el ciclo, cada parte, está relacionado con una etapa de nuestra historia. Por eso, es la oportunidad de cerrar nuestras heridas portales, de sanar todo lo que está latente que hemos vivido y que de alguna u otra manera negamos o transformamos. A veces, como nos duele tanto, encontramos una excusa y lo ocultamos de alguna forma. O lo negamos. El ciclo, mes a mes, nos da una oportunidad de sanar. Es increíble cómo las mujeres cambian cuando logran sacar algo, cambia la sintomatología o ya no les duele más, ya no tienen mareos, el sangrado comienza a ser regular o logran quedar embarazadas. Es increíble cómo se modifican una vez que sanaron las heridas. Pueden aparecer otras, eh, ¡tenemos un montón! Por eso recomiendo que vayan con una terapeuta. Nosotras trabajamos con el cuerpo, el cuerpo guarda la memoria y casi nunca se puede engañar.
¿Cómo sentís que esta conciencia de lo cíclico después se lleva a nuestro entorno, al mundo?
Con el cambio. Cuando nosotras tenemos conciencia cíclica, comenzamos a transformarnos y así se transforma nuestra forma de vincularnos con otros. Por otro lado, cuando reconocemos que somos cíclicas y tenemos estados que nos movilizan e influyen nuestra manera de relacionarnos, revivimos el momento presente, porque yo no soy la misma, en cada fase cambio. En mi fase estrogénica, por ejemplo, me siento con más energía, con más ganas, más movilizada. En mi fase ovulatoria me encuentro más cuidadosa, más amorosa, más receptiva. En mi fase lútea estoy más intuitiva, puedo percibir cosas; entonces, cuando hay mucho movimiento de gente, a mí me molesta porque siento que puedo leer entre líneas. Prefiero estar más en intimidad. En mi fase menstrual generalmente me encuentro más conmigo misma, para adentro, pongo límites más claros entre mi fase lútea y mi fase menstrual. Puedo decir "no quiero salir", "no quiero comer tal cosa" o "sí, quiero". Tomar conciencia nos permite relacionarnos desde un lugar más puro y real. Nadie va a decir "estás loca porque ayer me dijiste que sí y hoy me decís que no", porque la gente que te rodea puede darse cuenta de que ayer sí podías y hoy no podés.
Sin embargo, todavía acarreamos con el prejuicio de la "gata Flora" o la ciclotímica.
Eso sucede cuando una no está centrada, porque cuando una logra este reconocimiento de sí misma, la fuerza de la palabra y la convicción hacen que el otro recepcione desde otro lugar. Esto que estamos hablando parece muy al aire, muy psicoemocional, pero sucede porque en nuestro cuerpo se van moviendo las hormonas. No es que a mí se me ocurre ser cuatro mujeres distintas, sino que hay un sistema hormonal que está activando estas emociones.
Vos hablás de los ciclos masculinos, ¿cómo son? ¿Cómo operan las hormonas en ellos?
El nuestro es bien estructural y tiene mucho que ver con las etapas de la Luna. Es muy hacia adentro. En cambio, el ciclo masculino siento que es solar, porque tiene mucho que ver con los estímulos externos y más que ver con la energía del Sol. En principio, su ciclo es como una estación, dura 72 días, porque es lo que tarda el esperma en generarse, en estar listo para salir a fecundar. Por supuesto que tienen reserva, ellos generan esperma todos los días. La testosterona tiene distintos movimientos, que tienen que ver con estímulos externos, por ejemplo, la luz solar, la temperatura, la actividad física que hagan... Pero no es tan claro como el femenino.
Al final, nosotras somos más ordenadas, más prolijas.
¡Parece que sí! Tienen otros movimientos. El más firme es el de los 72 días, pero después hay que ver si es invierno, verano, su alimentación, su estilo de vida, si es una persona activa, si es una persona sedentaria... Si es una persona activa, va a generar más testosterona, entonces su estímulo va a ser un poco más fuerte, su sexualidad va a ser más intensa. Si es más pasiva, va a ser menos intensa.
¿Ellos también están divididos en fases?
Estos momentos van a estar dados por la elevación o el descenso del nivel de testosterona. O sea, nosotras somos cuatro mujeres en una y ellos solo son dos. Son más binarios. Y el pensamiento binario viene del sistema patriarcal.
¿Qué significa "cuando sana una sanamos todas"?
Que vamos sanando linajes, entonces yo ya les dejo el camino un poco allanado a mis hijos. Venimos de una generación de personas que fueron negadas a nivel emocional y psíquico. Nuestros padres tal vez se acercaron a la psicología, pero venimos de generaciones de abuelos muy rígidos, muy duros, en las que lo emocional no estaba permitido no solo para los hombres, tampoco para las mujeres, entonces venimos con toda esa carga. Estamos dejando el camino un poco más allanado para nuestros hijos y sobrinos, para las generaciones futuras. Pero nosotras todavía tenemos una gran carga.
¿Cuál sentís que es nuestra misión? ¿Qué nos deseás?
Nos deseo más amor propio, porque estamos olvidadas de querernos y eso no nos permite querernos entre nosotras y tampoco querer a otro. Así se va dando la cadena también, entre mujeres y hombres. Estamos muy atentas a lo que podemos mostrar hacia el exterior, cómo nos ven; a lo que podemos adquirir, a satisfacer nuestras necesidades desde el exterior, pero no desde el interior. Eso es amor propio. Necesitamos parar y comenzar a mirarnos en un espejo, agradecernos, reconocernos y amarnos. Abrazarnos, mimarnos un ratito. Una vez que esto se dé en nosotras, cada una consigo misma, puede darle amor a otro, amor de calidad, sea hombre o mujer. No importa. No importa el vínculo, no importa el sexo. En todas las relaciones, así sean de comercio, tiene que haber amor. Pero si no empezamos por casa...

Sangrado sagrado

En la medicina china se observan todos los fluidos para saber cómo está el cuerpo. Nuestra sangre es el resultado de todo un ciclo: durante 24 días hubo un proceso en nuestro cuerpo y en los últimos cuatro días surgió un resultado, eso es la menstruación. Esa sangre no es que está aislada de nuestro cuerpo, sino que viene de nuestro bazo, está impulsada por nuestro hígado, es humectada por nuestros riñones, tiene influencia de los pulmones, el corazón... Todos estos órganos han tomado su fuerza desde la alimentación (nuestra forma de nutrirnos, de ingerir agua) y desde nuestras emociones. Eso va a alterar nuestra sangre. Por ejemplo: si en este ciclo tuviste un gran enojo, tu hígado se alteró, y al alterarse es probable que la sangre menstrual salga con coágulos o con mucho olor a hierro o muy oscura. En cambio, si tuviste un gran miedo en algún momento del ciclo, la sangre puede salir rosada, con mucho líquido, con mucha agua, porque los riñones absorbieron ese temor (el miedo altera los riñones) y repercutió en el sangrado menstrual.
Por eso, las mujeres que entran en este camino tienen una conciencia cíclica, saben qué es lo que sucedió no solamente a nivel emocional, sino a nivel físico: "la verdad es que este mes no tomé nada de agua" (va a repercutir en nuestros riñones), "este mes estuve de cumpleaños en cumpleaños, entonces comí tortas, harinas, azúcares" (esto va a repercutir en nuestros pulmones); y al final puedo tener una menstruación con cierta gomosidad o con mucho flujo. Por eso, es clave llevar un diario menstrual para llevar un registro diario de las emociones y los hábitos, y después observar la menstruación como el resultado de ese ciclo.

¿Quéres ser terapeuta?

Es un entrenamiento intensivo para mujeres que deseen, con el método de la terapia menstrual, ser guías de otras mujeres para recuperar los conocimientos del ciclo de la menstruación. Está dirigido a docentes, ginecólogas, psicólogas, terapeutas, asistentes sociales, respiradoras ováricas, guías de círculo, doulas y parteras, y a cualquier mujer que desee acompañar a otras mujeres en el autoconocimiento de su ciclo menstrual.

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