"A mi hija la asesinó un borracho con un auto preparado"
MAR DEL PLATA.- Tras el tremendo dolor por la muerte de una hija, más dolor: el de despedirla sin poder verla, tocarla ni darle un último beso. Porque a Lucía Bernaola, de 14 años, la tuvieron que velar a cajón cerrado. "Un asesino hizo que al despedirla sólo pueda acariciar un cajón de madera", acusa Verónica Borelli. Por eso quiere preso por mucho tiempo a Federico Sasso, el joven de 19 años que, bajo los efectos del alcohol, se despistó la madrugada del domingo cuando iba a alta velocidad por el Bulevar Marítimo y arrolló a nueve adolescentes que caminaban por la vereda. Ocho se recuperan de lesiones menores. Lucía murió en el acto.
"A mi hija la asesinó un pibe borracho con un auto preparado, pero preparado para matar", afirma Borelli, que agrega: "Si hasta sé en qué taller se lo prepararon".
Aprehendido en el lugar del hecho e imputado por el homicidio, Sasso declaró ayer ante la fiscal María Teresa Martínez Ruiz. "Se me fue el auto de las manos", se excusó durante su breve testimonio, paso previo a su traslado a un calabozo. Él niega haber estado corriendo una picada. La familia Bernaola reclama que siga detenido para que no se fugue.
El test de alcoholemia que se le practicó a Sasso a poco de ocurrido el incidente confirmó que tenía 1,23 gramos de alcohol en sangre. Luego se negó a que se le tomaran muestras para someterlas a un análisis más preciso.
A Lucía la despidieron con profundo dolor. Era alumna del colegio Sagrada Familia y siempre estaba rodeada de amigos y de afectos. "Tenía muchos sueños, pero el más urgente era aprobar matemáticas", contó su madre a LA NACION con una sonrisa, en medio de una muestra de coraje y valentía imponente.
"No se te ocurra largar lágrimas porque tus lágrimas no son las mías; a Lucía yo y los míos la vamos a llorar todos los días por el resto de nuestras vidas porque no la tenemos más", dijo, como si tuviera a Sasso cara a cara, algo que está decidida a afrontar. "No me va poder mirar a los ojos porque es un asesino, un cobarde, un cagón que mató y se quiso escapar", insistió.
Una de las víctimas dijo a LA NACION que retuvo a Sasso cuando intentaba salir del auto. "Se quería escapar, le saqué las llaves del auto y se las tiré a la calle", recordó. Sus acompañantes se fueron.
Más leídas de Seguridad
Con sándwiches rellenos con cocaína. Un remisero fue a una comisaría a visitar a un colega preso y terminó detenido
Menores. Preocupa en uno de los clubes fundadores del rugby la exhibición obscena que realizó un mozo frente a un grupo de menores
Polémica en Mar del Sud. Liberaron a dos policías que robaron un cuatriciclo y dejaron al balneario sin custodia