Aprietes, extorsiones y violencia de género: así manejaba La Salada Jorge Castillo
El máximo referente de la feria fue apresado por la mañana y, al resistirse a la detención, le disparó a un policía
La detención de Jorge Castillo, el rey de La Salada, no solo destapó sus numerosos negocios sino también la mano dura con la que dirigía la millonaria feria. Además de los aprietes y extorsiones que llevaba a cabo con los puesteros, el fiscal de la causa Sebastián Scalera, reveló que la feria tenía un grupo de "seguridad" que detenía a las "mecheras", las encerraban, las hacían desnudar y las golpeaban.
La sospecha de los pesquisas es que esos castigos a las mujeres que robaban en el lugar no eran porque los integrantes de la banda "eran paladines de la Justicia", sino porque pretendían "aleccionar" a las "mecheras" para que trabajen para ellos. Esta modalidad quedó registrada en imágenes que están incorporadas a la causa.
En declaraciones a la prensa, el fiscal de Lomas de Zamora aseguró que "estas mecheras eran llevadas a galpones, allí eran encerradas, se las desnudaba, eran rodeadas por varios sujetos masculinos y les pegaban. Era una práctica habitual en la feria, las sometían a un castigo físico".
Una fuente de la investigación aseguró que esas maniobras "no eran porque querían brindar más seguridad a los feriantes ni a los clientes", sino que la sospecha es que lo hacían "porque esas mujeres actuaban de manera independiente ". Y agregó: "Era una forma de aleccionarlas. El mensaje era: 'Si quieren seguir robando, tienen que pagarnos a nosotros'".
Las denominadas "mecheras" son mujeres que aprovechan un descuido de los feriantes y les roban mercadería que esconden debajo de sus ropas, aunque también asaltaban a los clientes que estaban realizando las compras.
Según el instructor judicial, "algunos de los autores (de esas maniobras contra las 'mecheras') están identificados y son algunos de los detenidos" y, si bien aún no está firme la imputación, se los podría acusar del delito de "secuestro", entre otros.
La relación con los puesteros se tornaba extorsiva. "Los explotaban de manera ilegal, les cobraban un canon para poder permanecer en el lugar, otro por seguridad, una seguridad privada paralela a la policía de Buenos Aires, el pago de limpieza, el pago de un bono contribución, el pago de la ocupación del espacio para estacionamiento y el pago del estacionamiento", detalló Scalera.
"Lo que hacían era obstaculizar permanentemente el tránsito y la circulación en los alrededores de la feria, con lo que impedían que los vecinos pudieran salir de sus casa o volver a sus domicilios. Pero no es la única acción, sino que también ex", dijo el fiscal.
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