Delante de sus hijos quiso matar a su pareja de un disparo en la cabeza y luego se suicidó
MAR DEL PLATA. Con las manos ella intentó cubrirse y apenas desviar el par de caños de la escopeta que su pareja iba a gatillar dos veces contra ella. El primer disparo, con sus dos hijos adolescentes como testigos, le arrancó dos dedos y le provocó decenas de heridas con perdigones en el rostro y en el cuello. El segundo lo escuchó desde la vereda, ya rodeada por ambos chicos y un vecino al que, ensangrentada y a los gritos, le pedía ayuda. Fue el estruendo del suicidio que cerró esa trágica tarde en Tandil.
Patricia De La Calle, de 42 años sigue internada en el área de terapia intensiva del Hospital Municipal Ramón Santamarina. "Estable, en coma inducido y con respiración asistida", confirmaron a LA NACION fuentes judiciales. Los médicos confían en su pronta recuperación. Los menores, de 12 y 10 años, quedaron al cuidado de otros familiares y bajo monitoreo del Centro de Asistencia a la Víctima.
Al cadáver de Carlos Alberto Benedetti, de 45 años, lo encontraron dentro de la casa que ambos habitaban en calle De La Canal, casi Almafuerte. Tenía una herida de bala a la altura del cuello y estaba tendido sobre la escopeta. Para la investigación, que lleva adelante el fiscal Damián Borean, el caso no tiene dudas: es una tentativa de femicidio calificado y suicidio.
Aunque la mujer llegó a tomar un cuchillo para defenderse y provocarle alguna herida menor a Benedetti, lo relevante es que testigos confirman que el segundo disparo se oyó cuando De La Calle ya estaba fuera de la vivienda. Todo indica que tras herir a su mujer, el atacante se apoyó el arma bajo el mentón y disparó.
Fue el desenlace de otro episodio de discusiones y algo más que eran una constante de esta relación. Un primer anticipo fue la presentación por violencia familiar que en enero pasado De La Calle había hecho contra Benedetti ante la Justicia. Pero a poco de iniciado ese expediente ella optó por retirar la denuncia, convencida de reanudar y recomponer el vínculo con su pareja.
Sus conocidos afirman que los celos disparaban las reacciones de Benedetti, a veces con reclamos e insultos, otras, con algún grado de violencia adicional. Los hijos, conmocionados, habrían aportado datos como para contextualizar los instantes previos al trágico capítulo final, que se dio durante la tarde del domingo, a las 16.
En la investigación dan por confirmado que esta vez la discusión subió tanto de tono que aparecieron las armas. Benedetti apeló a la escopeta y De La Calle a un cuchillo, decidida a defenderse. Los hijos, miraban y gritaban. Ella habría intentado mantener distancia, maniobra en la que le habría producido al hombre algún corte en antebrazos, constatados luego por los forenses. Él le apuntó a la cabeza, a quemarropa. Y disparó.
La policía, mientras un equipo médico asistía a la mujer para trasladarla al hospital, ingresó y constató que en el interior de la casa situada en De La Canal 205 yacía el cuerpo sin vida de Benedetti. Allí se secuestraron el arma y los dos cartuchos percutidos. La autopsia dejó en evidencia que el hombre apoyó la cabeza contra el caño del arma antes de gatillar.
Salvo el final, el caso fue muy parecido y casi simultáneo, en fecha y horario, con otro ocurrido en Necochea, donde un hombre mató a su pareja delante de una de sus hijas y luego se atrincheró durante casi cuatro horas, hasta que por fin aceptó entregarse ante los mismos policías que había recibido a tiros. También en esa historia hubo una denuncia previa por violencia de género y una posterior reconciliación de pareja, con lo que se descartó cualquier posible intervención de la Justicia para prevenir y evitar el acercamiento del agresor.
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