Dos muertos durante una toma de rehenes en un vivero en Rafael Calzada
Un fallido atraco en el vivero Las acacias, en pleno centro de la localidad bonaerense de Rafael Calzada, terminó de la peor manera: dos hombres, el dueño del local y un empleado, fueron asesinados. Cerca del mediodía, luego de un operativo de las fuerzas especiales y de una intensa negociación, la policía detuvo al asaltante, que se había atrincherado dentro de una habitación y que amenazaba a una empleada de limpieza del lugar. El delincuente arrestado es mayor de edad, tenía una orden de captura vigente por un robo cometido el 18 del mes pasado y, pese a que en principio trascendió que tenía dos cómplices, habría actuado solo en el intento de robo en el vivero ubicado en la intersección de las calles Illia y 12 de octubre.
Fuentes policiales indicaron que el hombre detenido por el Grupo Halcón estaba bajo efectos de sustancias psicoactivas y que fue el más violento de los atacantes. Fue identificado como Jonathan Godoy, de 27 años, y se lo responsabiliza de las dos muertes y de provocar heridas a otras dos personas que se encontraban en la vivienda que forma parte del predio del vivero.
Durante el hecho, un jubilado de 74 años, hermano de una de las víctimas mortales y que se encontraba postrado en una habitación, fue herido con un corte en el cuello. También con un cuchillo fue atacado el dueño del local, Vicente Oscar Gramuglia, de 66 años y que había nacido en el mismo lugar donde fue asesinado. Su esposa, de 77 años sufrió también una herida al ser cortada con un cuchillo.
La otra víctima mortal fue identificada como Juan Carlos Martínez, de 54 años y empleado del vivero. Alrededor de ese hombre fallecido se desplegaron sospechas judiciales, ya que en los primeros pasos de la investigación aparece como un posible entregador, usado para facilitar el robo. Según fuentes policiales, el agresor detenido había reprochado con gritos a su supuesto cómplice: "Acá no hay nada, donde me mandaste hijo de p....". Durante la negociación con los policías, ese hombre habría reconocido ser el autor de las muertes y asegurado que en uno de los casos se trató del "entregador".
El vivero fue siempre propiedad de la familia Gramuglia, ya que el padre de los atacados había fundado allí una pulpería. El predio está conectado con el estudio jurídico de la hija de Vicente Gramuglia, quien logró dar aviso a la policía sobre la situación que se vivía en la casa de sus padres. Presuntamente, según indicaron a la nacion quienes ingresaron en la escena del crimen, las dos víctimas fueron asesinadas antes de que llegaran los primeros policías.
Gladys, la esposa de Vicente Gramuglia, logró esconderse en un baño luego de ser apuñalada y consiguió llamar por teléfono a su hija. Dentro de la casa también había otra mujer, que trabaja como empleada de limpieza. El ladrón más violento -supuestamente el responsable de las muertes se encerró con ella como rehén cuando arribaron los policías.
Tras resolverse la situación con la rendición del delincuentes, el comisario general Claudio Cheverry, de la Policía de la provincia de Buenos Aires, confirmó que el ladrón detenido tenía en sus manos un cuchillo -la presunta arma homicida- y una escopeta 12/70 que habría encontrado en el vivero. Aseguró el jefe policial que fue activado un operativo para buscar a dos prófugos. Sin embargo, las mujeres heridas habrían declarado en la fiscalía que el atacante arrestado no tenía cómplices.
Tanto el fallecido Carlos Martínez como Luis Gramuglia, de 74 años y sin capacidad de movilizarse dormían en habitaciones en la planta baja de la casa lindera al vivero. "Vivían humildemente. En el vivero no se vendía mucho", dijeron dos vecinos, al ser consultados sobre las actividades de la familia Gramuglia.
Un barrio conmovido
Los médicos del sistema de emergencias ingresaron al inmueble cuando la toma de rehenes estaba en curso y no habían llegado aún las fuerzas especiales. "¿Es seguro entrar?", preguntaron. Apoyados por la policía, buscaron al hombre que había sido apuñalado en el cuello. Al entrar, se encontraron con un semicírculo de agentes que -a los gritos y frente a una puerta- negociaban como podían con ‘Jony’, el ladrón que finalmente fue detenido. Pasaron por allí y, en las siguientes dos habitaciones vieron los cuerpos sin vida. Cuando estaban por sacar a Luis Gramuglia del lugar, tuvieron que replegarse por las amenazas del asaltante. "Fue una escena malísima", describieron.
"No puedo creer lo que pasó. Estoy preocupado por mis chicos ya que, según dice la policía, tal vez hay ladrones escondidos en la zona", comentó Alejandro, un vecino que conocía a Vicente Gramuglia y que quedó sacudido emocionalmente por el resultado del intento de robo. Una vecina llamada Graciela, que vive en la misma cuadra, dijo que no recordaba un asalto tan violento en ese pequeño vecindario de calles diagonales, árboles viejos y casas con tejas: "Sí se cometen hurtos, porque estamos cerca de la estación. Si dejás cosas a mano, en la reja, pasan y se lo llevan, pero nunca sucedió algo así".
Tanto el estudio jurídico como el vivero y la vivienda contaban con cámaras propias de seguridad, según dijeron los comerciantes de la zona; conmocionados, cerraron casi todos los locales y organizaron una marcha que partirá desde hoy a las 13 desde la escena del crimen. "Ya está todo organizado; nos vamos a reunir para pedir Justicia", explicaron.
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