Dos muertos y siete heridos por otro ataque de sicarios en la zona sur de Rosario

ROSARIO.- La noche silenciosa y estrellada se rompió anteanoche en mil pedazos en el barrio Triángulo, en la zona sur de Rosario , luego de que primero se escuchara cerca de las 21 una frenada abrupta de un Chevrolet Corsa, que levantó tierra en la calle. Del automóvil se bajaron cuatro hombres armados con pistolas y ametralladoras. Llevaban cascos de moto puestos para evitar que los identificarán. Solo tardaron unos segundos en comenzar a disparar a mansalva contra una casa precaria del barrio, donde murieron una adolescente de 16 años y un hombre de 37. Y otras siete personas quedaron heridas de bala, entre ellas, una nena de cinco años que se encuentra en grave estado tras recibir un disparo en la cabeza.

Fue una masacre lo que sucedió en este barrio de la zona sur de Rosario, comparable con la que ocurrió el 1º° de enero de 2012 cuando fueron asesinados tres jóvenes militantes sociales cuando irrumpió una banda liderada por Sergio Rodríguez, alias Quemado.

Los sicarios con casco y armados con pistolas y ametralladoras llegaron al barrio Triángulo cerca de las 21. Se bajaron del Chevrolet Corsa y comenzaron a disparar contra una casa, aunque los disparos dieron en varias viviendas.

Emilse Sosa, de 16 años, murió en el acto, mientras que Miguel Ángel Quintana falleció ayer, a las 8 en el hospital de emergencias.

La demencial lluvia de balas dejó, además, siete heridos, entre ellos, tres niños.

Una nena de 5 años quedó internada en grave estado en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela luego de que una bala 9 milímetros le perforara la cabeza. Otra niña de 8 años y una de 9 sufrieron disparos en las piernas. Los médicos aclararon que ambas están fuera de peligro. Las tres menores jugaban en la calle cuando fueron sorprendidas por el ataque de los cuatro hombres, cuyo blanco concreto aún es un misterio para los investigadores.

Nadie en el barrio podía sacarse el miedo después de una noche sangrienta y cargada de violencia. En la calle quedaron las cicatrices de una noche violenta. Un reguero de sangre quedó como una marca indeleble.

El repetido sonido de las balas

La gente de esa zona en el sur de esta ciudad está acostumbrada al sonido de las balas, que se transformaron desde hace tiempo en una música cotidiana.

Sin embargo, lo que ocurrió este viernes a la noche escapa al ritmo de violencia en la que se mueven ciertas zonas de Rosario, con mensajes directos contra los frentes de las casas que marcan a fuego que algo más grave puede ocurrir.

El ataque se produjo en el límite entre los barrios Triángulo y Alvear, en un área de casas precarias y calles de tierra y asfalto con zanjas, que está muy cerca de boulevard Avellaneda.

Las primeras hipótesis se encaminan a una venganza que tiene como raíz el narcotráfico, pero no había aún elementos concretos ya que en esa zona no hay cámaras de seguridad. Hasta anoche no se habían notificado arrestos vinculados con ese ataque. Los investigadores intentan encontrar rastros del vehículo utilizado durante el mortal ataque, por lo que analizarán grabaciones de cámaras de seguridad en un perímetro más amplio en procura de dar con el movimiento de ese automóvil.

En ese sector de Rosario se han producido ataques de este tipo en varias oportunidades, con la misma ferocidad, pero no con el saldo de fallecidos que provocó el tiroteo que se produjo anteanoche. Se presume que este ataque con pistolas y ametralladoras está vinculado a una trama narco que se tejió en ese barrio.

Hace un año ocurrió un ataque a balazos similar en esa zona, donde resultaron heridas de bala cinco personas luego de que dos autos llegaran al lugar y comenzaran a disparar como ocurrió en la noche del viernes.

En este caso el saldo fue mucho peor, porque dos personas murieron poco después de ser trasladadas a hospitales, donde fueron llevadas por la policía y por los vecinos del barrio.

El ataque ocurrió cerca de las 21, cuando llegó al barrio un Chevrolet Corsa, con cuatro hombres armados con pistolas y ametralladoras.

Los vecinos del barrio no salían del asombro y del temor de la masacre que ocurrió en esa zona donde el sonido de las balas se transformó en un sonido rutinario.