Rumores y teorías abundan en el caserío en el que mataron a las mendocinas
En Nueva Montañita, donde Marina Menegazzo y María José Coni fueron asesinadas, hay varios turistas argentinos y, tras los homicidios, la zona se llenó de supersticiones
Un par de policías son las únicas personas que habitan la cuadra conocida como "la del Tanque Amarillo" –por un tanque amarillo de agua– en el barrio de Nueva Montañita, a unos dos kilómetros de Montañita. El resto de la gente está trabajando, probablemente en las playas cercanas. Los dos policías ven pasar los días en la pick-up desde la que vigilan la casa donde vivía Alberto Segundo Mina Ponce, el acusado principal del doble homicidio que se cobró las vidas de Marina Menegazzo y María José Coni.
En esta casa –una vivienda social cuyo formato de dos habitaciones, cocina y baño se repite a lo largo de Ecuador, a la que ellas llegaron de un modo todavía no del todo claro–, las dos turistas mendocinas habrían sido asesinadas .
Hoy la casa está rodeada por una larga cinta que dice "Escena del crimen". Unos 500 metros en dirección hacia el mar, poco antes de la zona donde el terreno de juncos altos y embarrados deja lugar a la arena y al océano Pacífico manso y azul, hay otra cinta amarilla: allí fueron arrojados los dos cuerpos, embolsados y a la intemperie, que rápidamente entraron en descomposición en esta zona húmeda y caliente.
Cómo es el barrio
Nueva Montañita es un caserío humilde, con calles de lodo, vegetación abrupta y dos o tres almacenes del tamaño de un kiosko pequeño que venden comida envasada, frutas y verduras, y hasta útiles escolares. Aunque está sembrada de viviendas sociales, no deja de ser, como Montañita, una zona turística y de alquiler: el propio Mina Ponce alquilaba su vivienda.
Incluso hay varios argentinos residiendo aquí. Agostina Roldán y Florencia Herrero, dos amigas del barrio bonaerense de Madero, tienen la misma edad que una de las víctimas: 22 años. Llegaron a Nueva Montañita el domingo, cuando fueron descubiertos los cuerpos muertos. "Como estábamos medio incomunicadas, no sabíamos nada", dicen, en la puerta de una casa convertida en un hostal informal.
Unos argentinos, que se hicieron amigos en el camino, les recomendaron alojarse aquí cuando las conocieron en la frontera entre Perú y Ecuador, un sitio que Menegazzo y Coni también atravesaron. "Siempre íbamos caminando con los chicos por acá y habíamos visto la escena del crimen, pero como era el único camino para ir a la playa, la pasábamos", dice Roldán. "Al principio, nadie sabía en el pueblo quién era la persona encontrada. Y como seguíamos pasando por ahí, sentíamos olor. Al día siguiente, encontraron el otro cuerpo". Roldán y Herrero no se fueron: aquí pagan 20 dólares por la quincena, contra 8 dólares por noche en Montañita.
Rumores entre vecinos
Entre los vecinos ecuatorianos, el hallazgo de los cadáveres resonó, pero también la participación de Mina Ponce. "Era buena persona ese man: ayudaba a los artesanos para que se ubiquen, a los argentinos y a los chilenos… por eso nos sorprendió cuando hizo esto", dice un muchacho de 20 años llamado Luis, que vive a una cuadra de la casa del crimen y que trabaja en una pizzería en Montañita. "Hay mucha gente que no cree que él haiga sido. Todos confiábamos en él, ¿por qué voy a mentir?", añade.
Mina Ponce, que solía pasearse por estas calles en una vieja moto azul, declaró tres veces y dio tres versiones distintas; en la última se hizo cargo de los dos homicidios. Oriundo de Guayaquil, sin familiares que hayan hablado públicamente hasta ahora, llegó a Montañita hace cuatro años. "Vino primero a la escuelita de fútbol y se hizo amigo", dice el vecino Luis. "La gente de Montañita jugaba pelota y él llegó un día se metió a jugar con la gente. Se llevó bien y se hizo querer, dio la confianza. Era un negro bien agarrado, por eso la gente que lo conoce no cree que haiga sido él, sino que tal vez está ocultando algo… Yo he visto muchos carros nuevos antes del crimen, ¿y qué hace un carro nuevo aniñadote en un barrio viejo?".
Para este vecino –que vive con su mujer, una chica de 19 años llamada Nicole, y un bebé de 7 meses, de nombre Luis Nicolás– no es raro que las dos argentinas hayan llegado hasta Nueva Montañita. "Muchas personas vienen con poco dinero y no tienen dónde quedarse", dice. "En Montañita una habitación vale 30 dólares por persona; pero acá una casita vale 150 por mes. O 100. Mucha gente alquila su casa porque le hace falta el dinero y se la alquila a cualquiera, y así se llena aquí de turistas de todos lados".
Luego del doble homicidio, los rumores se multiplicaron en Nueva Montañita. Se dijo que el asunto era obra de traficantes de droga –en Montañita cada vez hay más drogas baratas y cada vez hay más dealers pequeños peleando por la plaza–, o que habían traído el primer cadáver desde otro pueblo. "Algunos vecinos dicen que escucharon que una chica por allá lejos gritaba y gritaba", dice el vecino Luis. "Pero no salieron porque tenían creencias: creían que era la Llorona".
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