Estuvo cautivo junto a su novia y ahora lo detienen como presunto “entregador” del secuestro extorsivo
Un joven que estuvo cautivo junto a su novia, hija de un marino mercante, en un secuestro extorsivo ocurrido en febrero pasado en Tortuguitas, partido de Malvinas Argentinas, fue detenido junto a otros dos imputados, acusado de ser el “entregador” y parte de la banda que había pedido un rescate de 100.000 dólares.
Según informaron hoy fuentes policiales, las tres detenciones fueron concretadas por detectives de la División Operativa Central del Departamento Antisecuestros de la Policía Federal Argentina, tras una investigación encabezada por el fiscal federal de Tres de Febrero, Paul Starc.
”Si bien en un principio se pensó que el joven había sido una víctima más del hecho, sus contradicciones y sus vínculos con los autores materiales del secuestro lo convirtieron en un imputado más en la causa”, dijo a la agencia de noticias Télam uno de los investigadores.
El hecho ocurrió el 19 de febrero por la tarde en la localidad de Tortuguitas y fue, según el último informe mensual de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), el único de este tipo que hubo el mes pasado en todo el país.
El caso terminó con la pareja liberada y sin que se concretara el pago de los 100.000 dólares que habían exigido los captores como rescate.
Voceros de la PFA indicaron que la investigación comenzó cuando el padre de la joven, un marino mercante y empleado de una empresa petrolera, llamó a la División Operativa Central para denunciar que su hija de 20 años y el novio, de 23, habían sido secuestrados y que sus captores exigían los 100.000 dólares a cambio de su liberación.
Como la denuncia se hizo directamente en la sede policial de Antisecuestros, la investigación recayó en primera instancia en el fiscal federal en turno en la ciudad de Buenos Aires, Franco Picardi, quien adoptó las primeras medidas para intentar dar con el paradero de los jóvenes y resguardar a sus familias.
Cuando los expertos de la Federal asesoraban al padre de la joven sobre los pasos a seguir ante la próxima comunicación extorsiva, el hombre recibió un llamado de su propia hija para contarle que los habían liberado y que estaban en una casa de la zona de Tortuguitas, donde les habían prestado el teléfono para llamar al 911.
Con las víctimas liberadas e ilesas, los policías recabaron los primeros datos y así pudieron establecer que el episodio había comenzado cuando la chica y su novio estaban en un shopping de la zona de Tortuguitas y el joven, supuestamente, pidió un auto a través de la aplicación Uber, según Télam.
La pareja se subió a una camioneta Ford EcoSport y durante el trayecto, cuando el vehículo se detuvo en un semáforo, fue abordado por un delincuente que, con la complicidad del chofer, se subió a la parte trasera, les dijo que era un robo y les cubrió las cabezas con prendas de vestir.
Según las fuentes consultadas, la pareja fue trasladada a un inmueble en el que los mantuvieron cautivos aproximadamente una hora hasta que, por razones que se desconocen, fueron subidos otra vez a la camioneta y terminaron liberados en la calle sin que se llegara a pactar un monto de rescate ni pagar cifra alguna.
Por razones de jurisdicción, la causa fue derivada a la fiscalía federal de Tres de Febrero, a cargo de Starc, quien junto a los detectives de la PFA comenzó a descubrir varias pistas que condujeron a los acusados.
En primer lugar, determinaron que la Ford EcoSport usada en el hecho –captada por cámaras de seguridad–, no tenía pedido de secuestro, estaba radicada en la Capital Federal, con dos cédulas azules a nombre de un hombre y una mujer de José C. Paz, y, lo más importante: no estaba inscripta en la empresa Uber, que supuestamente se había contratado para el viaje.
Luego se estableció que una de las líneas telefónicas usadas para los llamados extorsivos pertenecía al hombre de José C. Paz que tenía permiso para conducir la EcoSport y que, a su vez, ese sospechoso tenía varias comunicaciones previas al hecho con el novio de la víctima y con otro hombre que, se cree, también participó del secuestro.
La Policía Federal pudo establecer a partir de los registros de Uber y el análisis de las comunicaciones que el novio de la chica nunca había solicitado el viaje –como había declarado– con esa empresa, sea a través de la aplicación o con algún llamado.
Con las pruebas recabadas, el fiscal Starc pidió y consiguió del juez federal de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta, seis órdenes de allanamientos que derivaron en la detención de los tres hombres: el presunto conductor de la camioneta, de 33 años; otro de 31; y el joven de 23, novio de la víctima, que en la causa pasó de ser víctima activa del secuestro a ser uno de los imputados.
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