Fiesta clandestina en Palermo: probation, trabajo comunitario y un curso de convivencia urbana, la pena para los organizadores

En menos de 24 horas, la Justicia porteña sancionó a cuatro de los cinco organizadores de una fiesta clandestina en la terraza de un hostel de Palermo. Tras acogerse a una suspensión de juicio a prueba (probation), recuperaron la libertad luego de acordar cumplir 60 horas de trabajo de utilidad pública en centros comunitarios de la Ciudad, abandonar los equipos de sonido usados en el evento y realizar cursos de convivencia urbana en el transcurso de un año.

Según informó el Ministerio Público Fiscal, la medida alcanzó a uno de los socios gerentes del albergue (identificado por otras fuentes del caso como La Morada, situado en Guatemala al 4100), un empleado, un barman y el disc-jockey del evento que se desarrolló el domingo a la tarde. El quinto acusado, el encargado del establecimiento, continúa preso porque tenía antecedentes por robo automotor y otros delitos contra la propiedad. El fiscal en lo Penal y Correccional porteño Mauro Tereszko pedirá que enfrente un juicio oral en el que podría ser condenado a cuatro años de prisión.

En el momento del operativo -que se realizó a instancias de vecinos que advirtieron sobre la realización de la fiesta- había 26 jóvenes que bebían y bailaban al ritmo de la música electrónica.

Todos los concurrentes fueron inicialmente aprehendidos y, tras corroborarse que no pesaba sobre ellos ningún requerimiento judicial, se los notificó de la imputación en un causa por infracción a los artículos del 205 (violación del decreto para evitar la propagación de la epidemia) y 239 (desobediencia y resistencia a la autoridad) del Código Penal, por violar las restricciones dispuestas por la autoridad competente para aplacar los graves efectos de la segunda ola de coronavirus.

Los imputados que aceptaron la probation no podrán cambiar de domicilio ni salir del país sin permiso judicial. La Policía de la Ciudad secuestró los equipos de sonido que eran utilizados para la fiesta clandestina que se desarrolló, la fresca tarde del domingo, en la terraza de la casona de dos pisos donde funciona La Morada. Se le dio intervención a la Agencia Gubernamental de Control (AGC) para que evalúe y, eventualmente, resuelva la clausura administrativa del hostel.