Infierno en el hogar: fue esclavizada y torturada durante 20 años por su esposo
CÓRDOBA.- Un hombre fue condenado a 14 años de prisión por "someter a la servidumbre a su pareja". Fernando Jesús Agüero, de 43 años y exempleado municipal de San José (en el oeste de la provincia de Córdoba), fue encontrado culpable por el tribunal de Villa Dolores de torturar física y psicológicamente a su esposa, esclavizarla y hacerle realizar actividades serviles. Está preso desde el año pasado y, según fuentes judiciales, el caso tiene pocos antecedentes por la magnitud de la violencia de género a la que fue sometida la mujer.
Agüero fue encontrado penalmente responsable de los delitos de reducción a la servidumbre y desobediencia a la autoridad, reiterada, tres hechos, en concurso real. Su expareja, compartió muchos años con el agresor, pero recién se animó a denunciarlo al escuchar el consejo de los dos hijos de la pareja.
El fiscal Sergio Cuello subrayó que no se trató de un caso más de violencia de género, "a las agresiones constantes durante casi 20 años, había una cosificación del detenido hacia la mujer, que generaba en ella una verdadera despersonalización y la convertía en su propiedad".
La víctima de 42 años, contó que los golpes comenzaron en la etapa de noviazgo -lo conoció cuando ella tenía 22- y que después de unos meses de tranquilidad, llegaron las "prohibiciones; las órdenes de no mirar a otros y de no hablar".
Al relatar ante la Justicia las agresiones recibidas a lo largo de dos décadas, la mujer agregó: "Me amenazaba con pegarme, hasta que hubo un sopapo". También indicó que su entonces pareja empezó a impedirle ir a la iglesia (ella cantaba en el coro), a retarla por lo que cocinaba, a tirarle la comida y a golpearla diariamente.
Aseguró la víctima que Agüero le impedía hablar con los vecinos y le alteraba el sueño no dejándola dormir, incluso en muchas oportunidades la obligaba a hacerlo sentada.
En esos años de repetidas agresiones, se convirtió en una tortura frecuente que la víctima fuese obligada a estar desnuda en el patio de la casa, donde el hombre le arrojaba baldes con agua.
Cuando los padres de la mujer murieron, el hombre se quedó con el dinero de la herencia. "Compró una camioneta que no vi nunca", dijo la víctima que de esa manera también era sometida al no poder disponer de recursos económicos propios. Ese control del dinero es utilizado por los abusadores para ratificar la dependencia de la víctima a sus deseos.
Agüero le pegaba la mayoría de las veces sin dejarle marcas y casi siempre en la misma pierna mientras le decía que la dejaría renga. Además, la mujer ratificó ante el tribunal que el hombre la amenazó en varias oportunidades con revólver. Según se detalló -y se comprobó en el juicio-, Agüero era también violento con los hijos. No dejaba que nadie entrara en la casa o que ellos tuvieran vida social.
Ella se animó a denunciar a quien fue su pareja de 20 años en mayo del año pasado, cuando describió unos 30 hechos de violencia ocurridos entre 1996 y el día que decidió "liberarse".
Después de ese testimonio judicial y con el hombre ya preso, la familia de Agüero la amenazó. Sin embargo, no hubo vuelta atrás y la mujer ratificó la denuncia pese a las intimidaciones recibidas.
El cambio empezó cuando su hijo, ahora de 18 años, se fue de la casa por miedo al padre. Tras esa decisión pudo relatar a la policía el infierno que se vivía en la casa. La mujer recordó como una de las peores "humillaciones" los días en que Agüero la obligó a convivir con otra pareja que tenía: "Llegó embarazada; la hacía dormir en un cuartito. Yo le tenía que cocinar, servir. Eran ella y cuatro hijos, todos de él".
La mujer trabajaba en el campo, pero nunca pudo disponer de su dinero, Agüero se lo quitaba. "En su momento recibí ayuda, pero no la quise tomar por miedo a no saber qué pasaría el día después. El momento después de hacer la denuncia, volvés a tu casa y no sabés qué va a pasar. Y así fue pasando el tiempo", contó la mujer.
Insistió en que un día se sintió "asfixiada; entre la espada y la pared". Fue a la comisaría con sus hijos y cuando empezó a hablar, el comisario Jorge Romera -según describió ella- le insistió en que hiciera la denuncia judicial; fue el día que la llamaron para avisarle que habían encontrado a su hijo. "Después de la denuncia me pude ir a otro lado. Me prestaron una casa".
Cuando quedó detenido Agüero, ella se sintió algo más tranquila, pero el miedo no termina de desaparecer. "Solía decirme que podía ir preso, pero que algún día saldría y yo tendría que buscar a dónde meterme".
Ahora la víctima trabaja en un supermercado, volvió a ver a su hermano después de 20 años, comparte tiempo con sus hijos y administra lo que gana. "Mis hijos volvieron a respirar, están bien", comentó.
La Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra la acompaña desde el año pasado y durante todo el proceso; ella asistió a las audiencias con su hija, que estudia Derecho motivada por la experiencia vivida en su familia. No presentó abogado querellante; se sintió muy acompañada por el fiscal.
Desde la cárcel, Agüero le envió una carta donde escribió: "Perdóname, no sabía que te hacía daño. No estoy enojado. Levanten la restricción. Te juro que ahora solo estaré con Uds. Perdóname amor". La víctima de 20 años de tormentos se siente ahora tranquila por haber recuperado su propia vida.