"La informalidad de la economía es la incubadora de las organizaciones narcos"
En los debates locales sobre narcotráfico, México aparece como uno de los espejos en los que se busca reflejar la actualidad argentina. Aunque la comparación sin contexto choca contra una realidad: la muerte, convertida por los carteles en un hecho cotidiano. "Entre 2000 y 2014 hubo unos 129.000 asesinatos", señaló Mayolo Medina Linares, secretario de Seguridad Pública de México entre 1988 y 2001. Y agregó: "El crecimiento de la demanda de drogas en los Estados Unidos, el lavado de dinero y el acceso a las armas generaron un nivel inhumano de violencia en mi país".
Los especialistas en seguridad mexicanos no alcanzan acuerdos sobre las cifras de crímenes en las zonas más conflictivas, pero coinciden en que son decenas de miles de asesinatos vinculados al tráfico de drogas. Una violencia despiadada que aunque no tiene vinculación directa con lo que ocurre hoy en la Argentina puede, sí, mostrar señales a tomar en cuenta.
Medina Linares fue invitado a exponer en un simposio organizado por el Observatorio de Prevención del Narcotráfico (Oprenar), integrado por expertos de una veintena de universidades privadas del país. En ese ámbito explicó la experiencia vivida en México: "La informalidad de la economía es la incubadora de estas organizaciones narcos".
En su opinión, México dejó crecer el problema narco hasta que llegó a niveles incontrolables. "Cuando el Estado abandonó su responsabilidad de tener presencia en todas las zonas dejó que esas fuerzas se mimetizaran con la sociedad y dejó que la sociedad las aceptara como «protectores». Los pequeños gobierno municipales sabían de antemano que no iban a poder derrotar a esos grupos criminales y decidieron estar en una zona de confort y negociar con los narcos, como en [el municipio de] Lázaro Cárdenas. Varios presidentes municipales terminaron en las cárceles", dijo Medina Linares a LA NACION.
A partir de esa penetración primaria del narco se produjo "el debilitamiento del sistema de seguridad y la intensificación de los vínculos entre el robo de cuello blanco con las organizaciones criminales en simbiosis con el poder político".
Crecimiento económico, de armamentos y dominio territorial por parte de las organizaciones criminales abrieron el camino para un veloz e inmediato salto de violencia.
Según Medina Linares, todo cambia en México "cuando el modo de las adicciones se modificó y se inició el consumo fuerte en los Estados Unidos de las drogas de tipo anfetamínico. Los precursores químicos son introducidos desde Asia por los dos principales puertos del Pacífico y quedan en manos de carteles que estaban asociados al tráfico de cocaína y se movían con una estructura familiar, como los Arellano Félix, los Beltrán Leyva y los Carrillo Fuentes. El mayor mercado hizo nacer a una organización como los Caballeros Templarios en Michoacán. Aparecieron las primeras disputas, y en el lado del Golfo, donde no había carteles familiares, aparecieron los Zeta, con un origen militar y más sanguinarios. Las organizaciones criminales empezaron a luchar por las rutas y agregaron a su lista delitos como secuestros y extorsiones".
La irrupción de las armas automáticas hizo el resto. "En un momento a México no le quedó otra opción que sacar a las Fuerzas Armadas para buscar a los líderes de los carteles. Y a una acción le corresponde una reacción. Los carteles se encontraron en la ruta con dos enemigos armados: otro cartel y los militares. Eso generó los grados de violencia inhumanos en mi país. Las Fuerzas Armadas de mi país han sido valientes al cumplir la misión, pero creo que deberían volver a su rol de auxiliares de los organismos civiles".
La guerra de baja intensidad que se desarrolla en México entre carteles y el Estado representa un llamado de atención. "Creo que se ha exagerado en la participación de las fuerzas armadas de mi país en este conflicto; estimo que deberían haber sido utilizadas para operaciones particulares, pero tener a los militares patrullando las calles provocó reacciones armadas muy violentas", argumenta Medina Linares.
Armas importantes para una verdadera guerra de baja intensidad son de fácil acceso en el conflicto mexicano. Medina Linares aseguró que del lado norteamericano de la frontera de 3000 kilómetros entre México y los Estados Unidos hay 15.000 armerías con poco control.
"Hay 14 millones de armas ilegales en México. El 90% de las armas encontradas en escenas de crímenes proceden de los Estados Unidos", estimó el ex funcionario mexicano.
Para Medina Linares "la guerra contra las drogas" no funcionó. Por eso, pide buscar otro paradigma que incluya la paulatina regulación del mercado y la producción de drogas. "La guerra contra el narcotráfico está perdida, hay que buscar corrientes de pensamiento distintas. No hablo de hacerlo de un día para el otro, pero sí hay que trabajar en ese camino", afirmó.
México llegó a niveles de violencia inesperados. Pero antes de esa mortal escalada hubo situaciones a tomar en cuenta que sirven hoy como advertencias concretas para otros países en los que el narcotráfico busca consolidarse.