La percepción de los riesgos
A principios de la década del 90, el premio Nobel de economía, Milton Friedman junto al psiquiatra Thomas Szasz, publicaron "Liberty and Drugs", un artículo en el que presentaban las ideas del denominado "Consenso de Washington" sobre las políticas de drogas. La tesis central de los autores consistía en que habiendo empresas dispuestas a producir drogas y personas dispuestas a consumirlas, los gobiernos no podían entorpecer la libre voluntad de ambos, sin violar derechos fundamentales. La propuesta, peregrinó por todo el planeta durante casi dos décadas sin lograr anclar en ningún gobierno. En nuestra región, fue impulsada por la Washington Office on Latin America, la "ONG" de George Soros, y encontró algunos voceros calificados como Vargas Llosa, Vicente Fox y Juan Manuel Santos. Ninguno alcanzó el consenso necesario para exponer a sus países a este ensayo social, hasta que en 2009, un fallo de nuestra Corte Suprema puso a la Argentina en línea con el liberalismo más vernáculo.
El último estudio que la secretaria nacional de drogas realizó en guardias hospitalarias, junto con cualquier otro informe que sirva como termómetro de lo que ha pasado desde aquel fallo hasta la fecha, corrobora lo que la experiencia sanitaria internacional, pudo haber advertido. Veamos por qué. El fallo declaró inconstitucional algunos artículos de la ley de drogas que regía desde 1989 e instó a los legisladores a reformarla. El rechazo de organizaciones de base como las "madres del paco" o los curas "villeros", sumado a la resistencia de varios diputados del propio FPV, hicieron que la reforma no avanzara. En consecuencia, hoy muchos jueces actúan en línea con el fallo de la Corte porque no hay marco legal y lo que es mucho más profundo y grave: la forma en la que se ha venido debatiendo el tema ha cambiado drásticamente la representación social del consumo. Las drogas dejaron de representar un riesgo y se convirtieron en un derecho.
Las drogas dejaron de representar un riesgo y se convirtieron en un derecho
La percepción de riesgo es la creencia o no de que algo puede producir daño y es una herramienta clave para la prevención. La percepción de riesgo en jóvenes con respecto a la marihuana que era del 81,2% en 2009 se ha derrumbado por debajo del 60%. Se ha instalado la idea de que "no hace nada", es "recreativa" y hasta "medicinal". No se ha informado que sus efectos neurológicos (disminución de los reflejos, de la motricidad fina, coordinación, visión periférica, etc) son tan incompatibles con el manejo de vehículos como el abuso de alcohol. Como consecuencia, la detección de marihuana en pacientes atendidos en guardia creció un 30,7%. La quinta parte de ellos sufrió un accidente de tránsito y el 26,6% se vio involucrado en algún hecho violento, siempre según los datos oficiales. No es fácil saber cuál es el costo en vidas del alcohol y las demás drogas. Estudios como este solo permiten estimar el porcentaje de víctimas que presentaban algún nivel de intoxicación. Nunca darán positivo los chicos del colegio Ecos, ni los tres obreros que perdieron la vida en la panamericana la semana pasada, ni muchos otros; pero sí beberían estar presentes, no sólo en las estadísticas, sino en las consideraciones de cualquiera que sostenga que el consumo de alcohol y otras drogas, no tienen riesgo para terceros.
Ya hemos probado que puede mantenerse en alto la percepción de riesgo, sin "criminalizar" a los consumidores y brindándoles opciones sanitarias efectivas. Se bajaron los índices de prevalencia y la incidencia de alcohol y otras drogas en los accidentes, aplicando una doctrina social y no el pensamiento de un amante de las "libertades individuales" que terminó asesorando a Augusto Pinochet.
El autor es ex Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Claudio Mate Rothgerber
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