Liberación de femicidas y violadores: alzar la voz es urgente
Escribo llena de urgencia y bronca. Urgencia, porque si otros hacen uso de la pandemia para garantizar la impunidad de femicidas y violadores me parece necesario alzar la voz y hacerlo ya. La alzamos otras veces para acompañar a las víctimas y a sus familiares. Si las marchas de #NiUnaMenos visibilizaron un reclamo de Justicia que siempre llega mal y tarde, y abrazaron a las víctimas y a sus familiares, instalar medidas como la liberación de presos ante la pandemia del coronavirus solo vuelve a dejarlas desamparadas, solas, víctimas otra vez.
Es doloroso decirlo: a los padres, hijos y hermanos de las víctimas de femicidios solo les dejan la posibilidad de Justicia; si se les arrebata eso, se les arrebata todo. Quienes sufrieron abusos y violaciones y lograron, con todo lo que eso cuesta, que sus victimarios fueran condenados, solo pueden ser revictimizadas ante la posibilidad de que estos sean liberados.
No se trata de no atender las condiciones de hacinamiento ni los derechos de los reos, pero eso no puede ni debe ser excusa para retroceder en lo poco que se ha logrado avanzar al condenar al menos a algunos femicidas y violadores.
Sabemos que en el contexto de la pandemia los femicidios han aumentado, y hay campañas y protocolos especiales al respecto: la estadística de mujeres muertas a manos de sus parejas en esta cuarentena en nuestro país crece a la par del conteo de afectados por el coronavirus.
Crecen también las consultas a la línea 144, que atiende situaciones de violencia de género: aumentaron un 25% en todo el país y un 60% en la provincia de Buenos Aires. Si el aislamiento agrava la violencia de género y puede aumentar los femicidios porque muchas mujeres quedan literalmente presas con los violentos en sus casas, ¿no es un mensaje contraproducente liberar a los condenados mientras les decimos a las mujeres que denuncien? ¿Qué clase de protección podemos prometerles a esas mujeres que hoy sufren violencia y ven desde sus casas un comercial que les dice "no tengas miedo" si hay un sistema que avala que femicidas y violadores vuelvan a sus casas mientras ellas están virtualmente presas en las suyas?
Dan ganas de llorar los testimonios de familiares en redes sociales y son solo la cara más visible de una tragedia colectiva. Si alguna vez los abrazamos amorosamente en una plaza que fue de todos, hoy no podemos mirar para otro lado mientras el Estado les suelta la mano. Varias organizaciones feministas ya se pronunciaron al respecto: los femicidas no deben ser excarcelados. "Su prisión domiciliaria habilita una revictimización de quien ya se sometió al tortuoso proceso de denunciarlo, pone en riesgo su vida y la de posibles nuevas víctimas", dice, por ejemplo, el comunicado de Actrices Argentinas.
Los jueces que liberen femicidas y violadores son responsables. Deben serlo. Y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad debería expedirse al respecto y hacer valer su lugar: el de cuidar que los derechos de las mujeres no sean vulnerados.
Víctima es una palabra difícil y dolorosa que no tiene sinónimos. Seguir adelante es muy difícil para quienes conservan la vida, lo humano es no permitir que lo hagan sin Justicia.
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