Otro colombiano asesinado en la Argentina con el sello de la mafia
Jonathan Rodríguez tenía 25 años y vivía en Palermo desde hacía ocho meses; lo mató un sicario encapuchado
El sicario, que estaba encapuchado, ingresó en el resto bar y se dirigió a la mesa donde conversaba un grupo de colombianos. Sólo uno de los comensales era su objetivo. Su misión era ejecutarlo y no falló. Disparó cuatro veces y escapó en una moto conducida por un cómplice. Jonathan Alexis Rodríguez, de 25 años, murió al ingresar gravemente herido en un hospital donde había llegado en una camioneta 4x4 conducida por un sobrino.
Elcrimen con el sello de la mafia ocurrió en los primeros minutos de ayer en el resto bar Athos, situado en la avenida Rivadavia 3691, en Almagro.
No es la primera vez que un crimen por encargo se cobra la vida de ciudadanos colombianos en la Argentina. Hubo un doble homicidio en Unicenter en julio de 2008; un asesinato en San Fernando, en febrero de 2009, y otro en abril del año pasado en Barrio Norte. Las cuatro ejecuciones tuvieron como móvil una venganza del narcotráfico. En cambio, este último hecho tendría origen en un ajuste de cuentas por otro motivo, pero sí vinculado al mundo del hampa.
Se sospecha que la víctima integraba una banda que asaltaba casas con la modalidad denominada entraderas.
"El lugar [por el resto bar Athos] es frecuentado por ciudadanos extranjeros", explicó a LA NACION una calificada fuente de la investigación.
Rodríguez había llegado a la Argentina hace ocho meses y vivía en el barrio de Palermo. No tenía antecedentes penales, pero las primeras investigaciones de los detectives de la Policía Federal indicarían que, junto con otros ciudadanos colombianos, se dedicaba a la modalidad delictiva conocida como entraderas.
"Si bien todavía no podemos confirmar ninguna hipótesis, en esta ocasión no se trataría de un ajuste de cuentas ordenado por el narcotráfico. La sospecha es que la víctima, junto con un grupo de compatriotas, se dedicaba a robar casas en la modalidad entraderas. El móvil que terminó con el asesinato tendría como origen un problema en algunos de los robos protagonizados por la banda", afirmó un experimentado detective de la Policía Federal.
El crimen ocurrió pocos minutos antes de las 0.30 de ayer, cuando la víctima estaba con unos compatriotas en una de las mesas de Athos. Había llegado en una camioneta Jeep Grand Cherokee, patente DRV 150, junto con un sobrino y unos amigos. El vehículo 4x4 no pertenecía a la víctima, sino que el dueño se la habría prestado.
En el resto bar había cerca de 20 comensales. En la mesa en la que estaba Rodríguez había entre cuatro y seis personas, se supone que todos de nacionalidad colombiana, informaron voceros policiales.
El sicario encapuchado disparó cuatro veces. Una fuente con acceso al expediente dijo a LA NACION que dos disparos hirieron a la víctima en la cabeza. Sin embargo, otra fuente oficial dijo que, si bien hubo cuatro disparos, sólo un balazo impactó en la víctima.
"El sobrino de Rodríguez no esperó que llegara una ambulancia. Cargó a su tío en la camioneta y condujo hasta el hospital Ramos Mejía, donde falleció", explicó un vocero de la investigación.
Personal de la comisaría 9a de la Policía Federal, con jurisdicción en la zona del homicidio, halló cuatro vainas servidas de calibre 22 dentro del bar en el que se produjo el ataque.
Según pudo saber LA NACION, ya declararon como testigos cuatro comensales que estaban en el resto bar en el momento del hecho: una pareja de colombianos, un uruguayo y un argentino.
Los investigadores analizan las imágenes grabadas por cámaras de seguridad instaladas en cercanías de la escena del crimen y en las inmediaciones del hospital Ramos Mejía.
"Es posible que las grabaciones nos aporten una línea de investigación. Ya sabemos que, de confirmar las primeras declaraciones testimoniales, la víctima integraba una banda de ladrones que se dedicaba a las entraderas y sospechamos que el móvil tiene que estar relacionado en ese sentido. Quizás hubo un problema con el dinero de un botín de algunos de los robos que protagonizó la organización", especuló un jefe policial. Los investigadores secuestraron la camioneta 4x4, que había quedado estacionada a metros del hospital, la ropa de la víctima y las vainas servidas halladas en la escena del crimen.
Cautela
Fuentes diplomáticas colombianas consultadas ayer por LA NACION prefirieron la cautela sobre el tema debido a que "aún es prematuro hacer declaraciones".
Los próximos pasos de los investigadores, según explicaron a LA NACION fuentes del caso, serán reconstruir las últimas horas de la víctima para establecer si había recibido amenazas o si había tenido alguna discusión con gente conocida.
No es la primera vez que ciudadanos colombianos están sospechados de protagonizar entraderas. Según fuentes policiales, el lunes pasado personal de la comisaría 17a detuvo a dos ciudadanos colombianos, padre e hijo, cuando estaban por robar un edificio en Ayacucho al 2000.
Ayer, la policía bonaerense detuvo a otros dos ciudadanos colombianos en Caseros, partido de Tres de Febrero, en momentos en que saltaban la reja exterior de una casa.
A los sospechosos, les secuestraron un revólver calibre 22 y un bolso con electrodomésticos que habían sustraído. En 2011, en promedio, la Policía Federal detuvo a un ciudadano colombiano cada tres días. En su momento, un jefe policial había dicho a LA NACION: "En su mayoría, los ciudadanos colombianos detenidos se dedican al robo de edificios. Como se trata de delitos excarcelables llegan al juicio en libertad".
El delito y los colombianos
Otros crímenes y sus vínculos con el mundo de la droga
Julio de 2008
- Doble crimen en Unicenter
Héctor Duque Ceballos y Jorge Quintero Gartner, dos ciudadanos colombianos baleados en el shopping de Martínez
Febrero de 2009
- Ejecución en San Fernando
Juan Sebastián Galvis Ramírez fue asesinado de siete balazos
Abril de 2012
- Ajuste de cuentas en Barrio Norte
Héctor Jairo Saldarriaga Perdomo, víctima de un sicario
Más leídas de Seguridad
Corrupción. Securitas pagó millonarias coimas: detalles del acuerdo histórico con la Justicia
En una escuela de Bahía Blanca. Un chico de 12 años le quebró la mandíbula a su maestra porque le pidió que se sacara la capucha
Plata y mercadería. Le apuntaron a la cabeza a la empleada de un almacén para robarle una horma de queso