Piden leyes más duras y control en la frontera para frenar la venta de drogas
Un sondeo reveló que el combate en los puntos de ingreso de los estupefacientes en la Argentina es más importante para los consultados que la lucha contra los puestos de venta
Leyes más duras y mayores controles en las fronteras aparecen en la mirada social como las medidas prioritarias para combatir el narcotráfico.
El problema del tráfico es percibido como muy serio, más en la ciudad de Buenos Aires que en el conurbano o en el resto del país, sobre todo por las mujeres que superan los 30 años.
Ésas son las principales conclusiones de un estudio realizado por la consultora Voices! para la Fundación UADE, con apoyo del Observatorio de Prevención del Narcotráfico.
A grandes rasgos, y aunque sigue siendo alta, la percepción de que el narcotráfico es un problema muy serio descendió con respecto a lo que se había medido en 2015, de 78 al 66%. No obstante, se consolida una tendencia: el problema mayor es la oferta (el tráfico y la venta de drogas) y no la demanda (el consumo y sus consecuencias), según el sondeo de la Fundación UADE, Voices! y Oprenar, una red de 33 instituciones y universidades públicas y privadas vinculadas con la educación, dedicada a monitorear y elaborar propuestas integrales para enfrentar la problemática social del narcotráfico y las adicciones. De alcance nacional, el estudio se basa en 1001 entrevistas personales entre mayores de 16 años.
"Llama la atención que cuando se indaga sobre las medidas más adecuadas para combatir la problemática del narcotráfico, la educación quede entre las medidas menos seleccionadas. Esto implícitamente podría estar mostrando la dificultad para decir no a las drogas, esto es la imposibilidad de autocontrol, característica en las adicciones", explicó Solange Finkelsztein, profesora investigadora de la Fundación UADE.
Y agregó: "Congruentemente, se destaca el pedido de combatir el narcotráfico con iniciativas que controlen la oferta. El trabajo simultáneo y en forma integral para disminuir la demanda (a través de la prevención y educación) y controlar la oferta (con acciones de las fuerzas de seguridad y de la Justicia) resulta imprescindible".
Justamente, las leyes más duras (42% de los encuestados se inclinaron por esa opción) o el blindaje de las fronteras (38%) para evitar el ingreso de las drogas (la primera se mantuvo y la segunda creció con respecto a sondeos anteriores) son las opciones que aparecen como más eficaces entre los encuestados, muy por encima, curiosamente, del combate a lo que sería la amenaza más cercana: los puestos de venta al narcomenudeo en los barrios (24%), la policía más capacitada o más educación para que menos gente consuma.
Casi todos los entrevistados reconocieron que la Argentina es primordialmente un país de consumo de drogas. Pero siete de cada diez dan por hecho que aquí también se elaboran estupefacientes. Esa percepción es mayor en el conurbano que en la Capital. En congruencia con la idea creciente de que es necesario blindar las fronteras al narco, el 76% sostuvo que el nuestro es un país "de tránsito" de estupefacientes,
Sólo tres de cada diez dijeron conocer dónde se vende droga o quién lo hace. Esa percepción aumentó con respecto a 2015. En el área metropolitana más de la mitad de los encuestados afirmó que el consumo de sustancias psicoactivas en su barrio es alto. Sólo uno de cada cuatro entrevistados cree que perseguir los puntos de venta de narcóticos debe ser la principal acción antidrogas.
Casi 3 de cada 10 entrevistados consideraron que tanto las drogas como la falta de trabajo son los principales desencadenantes de hechos de violencia. En relación con la medición del año pasado, la falta de trabajo ha aumentado significativamente, pasando del 21 al 27%. Les siguen otros factores sociales como la pobreza (18%) y la falta de educación (11%). La legislación "blanda" o la falta de efectividad policial fueron señaladas en muy baja medida (2%).
Escasa percepción de daño
Año tras año, según revela el último estudio de Voices! y Fundación UADE, baja la percepción del grave daño que deriva del uso abusivo de sustancias estupefacientes. Eso se ha manifestado especialmente en relación con los tranquilizantes (la percepción de daño bajó de 72 a 54%) y con la marihuana, que descendió de 73 a 61% y quedó, incluso, por debajo del cigarrillo y el tabaco en el ranking de riesgo.
Justamente a tono con los debates recientes, creció la "aceptación" de la marihuana, sobre todo por la posibilidad de su uso medicinal y la creencia de que es menos dañina que otras sustancias. Cuatro de cada diez creen que hay que legalizarla, especialmente para la elaboración de medicinas.
Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices!, concluyó: "El narcotráfico en la Argentina es percibido como un problema muy grave. Es por eso que la ciudadanía demanda medidas más estrictas como la necesidad de leyes más duras, el aumento del control fronterizo o el ataque a los puntos de ventas de drogas. Pero también se exige un abordaje integral, que surge del reclamo a brindar más educación a la población o promover el tratamiento de los adictos".
No se produce, pero se fabrica
Siete de cada diez consultados consideran a la Argentina como un país productor de drogas. Durante años se discutió sobre este tema sin considerar las definiciones de la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU. Se entiende por “producción la separación del opio, de las hojas de coca, de la cannabis y de la resina de cannabis, de las plantas que se obtienen”. Aquí no se “produce”, pero si se “fabrica” drogas, al definirse eso como “ todos los procedimientos, distintos de la producción, que permiten obtener estupefacientes, incluidas la refinación y la transformación de unos en otros”.
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