Poliladrones: cuatro detenidos por un robo en Santiago del Estero
Tres suboficiales y un agente exonerado, acusados de llevarse $2.400.000 en un asalto tipo comando
Sabían cada paso que darían. Cruzaron una camioneta Ford EcoSport bordó en Dorrego y 24 de Septiembre, justo en la esquina del Club Coronel Dorrego, en la ciudad de Santiago del Estero. Sabían, también, que aquellos a los que esperaban trasladaban una fortuna: casi dos millones y medio de pesos con los que tenían que pagar dos cargas de combustible para llenar los depósitos de la estación de servicio Servisur, de Solís y Belgrano, cerca de uno de los accesos a la capital provincial.
A las 7.40 del martes, José Ramón Benítez, de 62 años, y César Renato Muñoz, de 47, subieron al remise que siempre los pasaba a buscar cuando tenían que hacer trámites financieros. Llevaban el dinero para ejecutar el pago pactado con los proveedores; debían depositarlo en una sucursal bancaria.
Pero cuando el auto de alquiler dobló en la avenida Belgrano sur hacia Dorrego, la sola imagen de la EcoSport cruzada en la calzada, una moto y dos hombres armados al lado de la camioneta presagiaron lo peor. Aminoraron la marcha y "perdieron": otras dos motocicletas con sendos gatilleros les aparecieron a la zaga.
"Danos la guita", les dijo a los contadores uno de los asaltantes, según fuentes de la investigación. Para demostrar que la cosa iba en serio abrieron fuego con sus pistolas. Los proyectiles comenzaron a sacar chispas del asfalto, cada vez más cerca de los azorados contadores. Un tiro dio en uno de los espejos retrovisores del Ford Fiesta que hacía de remise. Otros dos, en la EcoSport.
Las víctimas no necesitaron más: soltaron los bolsos en los que llevaban la plata que debían depositar. Los motochorros tomaron su botín y escaparon a toda velocidad.
En paralelo, los sujetos que estaban junto a la EcoSport amenazaban con convertir la camioneta en una bola de fuego; más tarde se sabría que el interior del vehículo, robado en la provincia de Córdoba, había sido desmantelado y se le había instalado una garrafa, un bidón con combustible y neumáticos para, eventualmente, hacerlo estallar para borrar huellas.
Cuando Benítez y Muñoz lograron despabilarse el terror de encima comenzaron a gritar y a pedir ayuda. Los vecinos, que habían escuchado los atronadores disparos, pero hasta entonces evitaban asomarse para no correr riesgos de quedar en la línea de fuego, llamaron a la policía.
La Dirección de Investigaciones de la Policía de Santiago del Estero se abocó a la pesquisa. Con órdenes del fiscal Mariano Gómez autorizadas por el juez de Control y Garantías Fernando Paradelo realizaron, entre la noche del martes y la mañana del miércoles últimos, cinco allanamientos, al cabo de los cuales fueron detenidos cuatro sospechosos: según informó el diario El Liberal, se trata de dos cabos de apellidos Rubín y Gómez, y otros dos agentes de apellido Gutiérrez, que serían hermanos.
Según informaron fuentes del caso a la prensa santiagueña, se busca a otros dos sospechosos que, como aquellos, también sería policías en actividad o exonerados. No descartaban que esta misma banda estuviera relacionada con otros golpes. Mientras tanto, el dinero del asalto no aparece.
Pesquisa. La policía encontró en el lugar donde se produjo el atraco vainas servidas de calibre 9 milímetros y otros elementos importantes en el curso de la investigación del golpe.
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