Puerta giratoria: estaba en prisión por asesinato, fue beneficiado por la Justicia y cayó por una entradera
Cristian Kitu Molina tenía su aguantadero en la villa Puerta de Hierro. Con 17 años se había hecho un lugar en el mundo del crimen y armó su propia banda. Desde ese humilde enclave en La Matanza salía de cacería hacia barrios del norte del conurbano. El 21 de octubre de 2008 mató a un hombre en San Isidro y también hirió al hijo de su víctima, que entonces tenía 17 años al igual que su agresor. El clan criminal siguió su recorrida sin importar el rastro de sangre dejado a su paso. Pocas horas después sería un jubilado de 71 años el que recibiría un disparo. Molina cayó pocos días después. Intentaba robar un vehículo en Morón y se enfrentó con la policía. Los investigadores lo calificaban como un psicópata. Aceptó la pena de un juicio abreviado y por su condición de menor se le impuso el delito de tentativa de homicidio. El ingeniero Ricardo Barrenechea estaba muerto, pero para el aparato judicial bonaerense eso no tuvo peso en el caso del Kitu. Recibió una condena de 11 años y 10 meses de prisión. El único mayor de esa banda fue penado con 38 años de cárcel por la suma de varios delitos. Molina debía cumplir su pena hasta septiembre próximo, pero fue beneficiado en julio pasado con el arresto domiciliario y el monitoreo con pulsera electrónica. Se fugó y fue detenido de nuevo ayer, luego de una entradera y un tiroteo con policías.
El Servicio Penitenciario Bonaerense advirtió que Molina no había participado en talleres o actividades dentro del penal de Florencio Varela. Recomendó ese informe que no se otorgase el beneficio del arresto domiciliario. La Justicia decidió que el Kitu estaba en condiciones de ser reincorporado a la sociedad. No tardó mucho Molina en volver a portar un arma en sus manos. Su caso deja de nuevo expuesta la situación de puerta giratoria que advierten las autoridades políticas a nivel nacional y bonaerense.
El crimen de Barrenechea ocurrió el 21 de octubre de 2008, cuando al menos cinco integrantes de ese clan criminal comandado –según se demostró en la investigación judicial- por Molina iniciaron un raid delictivo en San Isidro. La banda utilizaba tarjetas y plásticos de envases de gaseosas en busca de forzar pestillos de puertas. Así lograron ingresar en la vivienda ubicada en la calle Perú al 700, donde sorprendieron al ingeniero que estaba allí junto con su esposa, sus hijos de 13 y 17 años, y una empleada doméstica. Los tres jóvenes delincuentes que ingresaron en la casa fueron muy violentos con la familia. Golpearon al padre y eso generó una defensa de los hijos, un forcejeo y los disparos de una calibre 45 empuñada por Molina.
"Después de apretar a la gente que estaba arriba, uno de mis compañeros le gritaba al señor que le diera la plata. Como no se la daba, agarró un control remoto y se lo rompió en la cabeza. En ese momento, el ingeniero se enojó y forcejeó para sacarle el arma al otro chico. Entonces se metió el hijo. Primero, mi compañero le disparó al hijo. Después le tiró al padre", fue la declaración de uno de los acusados ante la Justicia.
Los criminales se escaparon pero no detuvieron su raid de robos y sangre. Asaltaron otras dos casas en la zona y balearon a un jubilado. Fueron atrapados poco después tras la conmoción social provocada por el asesinato de Barrenechea. "Tiene rasgos psicopáticos" dijo entonces un jefe policial que participó de la captura de Molina. Los investigadores asignaban al Kitu otro homicidio en La Matanza y su presunta participación en un tercer asesinato. Sin embargo, se llegó a un juicio abreviado y a una condena de menos de 12 años por matar a un hombre delante de su familia.
"No intervino el Fuero Penal Juvenil porque los hechos juzgados son previos a su entrada en vigencia. Por un lado, Kitu y J.D.R. pactaron un juicio abreviado y por eso, pese a estar señalados como los supuestos autores materiales del crimen de Barrenechea, recibieron penas menores a la de B.G.B., quien fue el único que prefirió ir a un juicio oral que concluyó la semana pasada con su condena a 13 años", se consignó en la crónica de la época.
El único mayor, Daniel Danese, un joven de 18 años en el momento del crimen, recibió, en cambio, una pena de 38 años de cárcel. Se lo condenó por 11 hechos delictivos, todos con la banda de Molina. Se escapó de la cárcel de La Plata en 2014, aunque fue recapturado poco después.
Cumplida la mayor parte de la tan reducida pena por un homicidio en ocasión de robo, Molina pidió el beneficio del arresto domiciliario. Obtuvo esa ventaja en julio y ayer fue arrestado nuevamente por otro atraco en banda. Se había quitado la pulsera de monitoreo electrónico, por supuesto.
La información policial asegura que Molina y sus nuevos cómplices sorprendieron a los propietarios de una vivienda ubicada en Milán y Conesa, en la localidad de Haedo. En la fuga se toparon con una patrulla que recorría la zona. Hubo un intercambio de disparos. El Kitu Molina intentó ocultarse en otra casa. Fue atrapado. Según los agentes, al ser identificado brindó otro nombre en un vano intento de ocultar su condición de buscado. El mismo ardid que utilizó en 2008 cuando fue capturado por el crimen de Barrenechea.
La puerta giratoria lo devolvió está vez a la prisión.
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