Se expanden en Tucumán las llamadas "pymes de la droga"
Preocupa el aumento de los quioscos de venta al menudeo de cocaína de baja calidad operados por familias enteras
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.– Es un fenómeno social que no para de crecer y que genera gran preocupación en esta provincia. Son las "pymes de la droga": quioscos de venta al menudeo de cocaína que, en los últimos tiempos, se han transformado en un negocio familiar. Existen en la mayoría de los barrios. No son pocos los casos en los que fueron detenidos padres, hijos y nietos de una misma familia acusados de comercializar pequeñas dosis de estupefacientes.
"Los quioscos de droga han crecido y se han multiplicado de una forma brutal. Lamentablemente ya no me llama nada la atención. Hay familias enteras que se dedican a estirar y fraccionar la droga. Estas pymes utilizan menores de edad para evitar ser alcanzadas por la ley" , sostuvo a LA NACION el presidente la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, Ricardo Sanjuan.
El problema de Tucumán es uno de los que la Corte Suprema de Justicia invocó para solicitar a los ministerios de Justicia y Derechos Humanos y de Seguridad de la Nación, además de al Consejo de la Magistratura, que tomaran medidas urgentes para luchar contra el narcotráfico.
El juez Sanjuan explicó a LA NACION que esta provincia es un lugar de tránsito de la gran cantidad de cocaína que ingresa por la frontera caliente del narcotráfico: Salvador Mazza, Tartagal y San Ramón de la Nueva Orán, en Salta.
"En Tucumán existe lo que podemos denominar «la compensación del tráfico». Por colaborar con el paso de una carga, como pago queda una parte del cargamento, que es utilizado por estas bandas que forman un negocio familiar para la venta al menudeo", afirmó a LA NACION el juez Sanjuan.
En los quioscos, cada dosis se vende a 200 pesos, según comentarios informales. El funcionario judicial sostuvo que la cocaína que venden las "pymes de la droga" es de muy mala calidad y de baja pureza. "En varios peritajes, la aguja del cromatógrafo gaseoso [usado para medir la proporción de cocaína pura en la mezcla de la sustancia analizada] no se movió al analizar la droga secuestrada. Es decir que, en muchos casos, los estupefacientes que se venden en los quioscos son basura", explicó Sanjuan. Y ahondó sobre las "pymes": "Los quioscos de cocaína se convirtieron en una actividad familiar donde los padres usan a sus hijos para el delivery".
Un mes atrás, la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop) de la policía de Tucumán, por orden del juez federal local Fernando Poviña, hizo un allanamiento en el barrio 9 de Julio y secuestró 1000 dosis de cocaína. La cabecilla de la banda era una mujer conocida como "La Negra". Fue apresada con cuatro de sus hijos. "Todo un emprendimiento familiar", según lo definieron los investigadores consultados.
La hipótesis del presidente de la Cámara Federal de Apelaciones sobre las "pymes de la droga" fue ratificada por un detective de la Policía Federal que trabaja en las provincias del Noroeste Argentino (NOA). "Es notorio el avance de los quioscos de cocaína. Son negocios donde está involucrada toda la familia", explicó la fuente consultada por LA NACION.
El detective de la Policía Federal sostuvo que los padres que hacen de los quioscos de cocaína su modo de vida no ocultan eso a sus hijos. "Los chicos saben todo. Los negocios de estas características se llevan a cabo de una manera tan común que los menores los ven como si fuera un almacén, algo lícito."
El informante agregó que uno de los motivos por los que las mujeres participan de los quioscos de cocaína es porque se trata de un "artilugio de los abogados defensores para pedir las excarcelaciones, con la excusa de que deben cuidar a sus hijos".
En el NOA funciona la Sección Federal de Inteligencia en Drogas y Crimen Organizado (Sefidco) de la Policía Federal, con base en Tucumán. La dependencia, por orden del juez federal Daniel Bejas, detuvo el mes pasado a una uniformada de la Digedrop tucumana, acusada de pasarle información a un conocido dealer de la capital provincial.
Según fuentes de la investigación, el dealer, apodado "Garra", a pesar de ser lisiado y moverse en una silla de ruedas, lograba escapar de los allanamientos que hacía la Sefidco.
Sospechas
"Comenzamos a sospechar que alguien le avisaba a La Garra de los allanamientos. Siempre estábamos cerca de atraparlo, pero cuando hacíamos los procedimientos, él no estaba y tampoco había droga. Hasta que descubrimos que una mujer policía le pasaba información, en principio a cambio de dinero. Entonces se detuvo a la uniformada y finalmente al presunto dealer", relató a LA NACION una fuente de la Sefidco.
"Garra" está sospechado de ser un distribuidor de la cocaína que venden las "pymes de la droga".
El detective de la Policía Federal consultado por LA NACION explicó que cada kilo de cocaína, que podría tener un valor de 3000 dólares al ingresar en la Argentina, es "estirado hasta obtener siete kilos".
Para el juez Sanjuan, las "pymes de la droga" no son sólo un problema de Tucumán. "Todo se puede revertir con una política de Estado que nos comprometa a todos", consideró el presidente de la Cámara Federal de Apelaciones de esta provincia.
Un encuentro contra narcos
El juez en lo penal económico porteño Marcelo Aguinsky fue invitado a participar de un encuentro sobre cooperación judicial entre magistrados de América y Europa para luchar con el narcotráfico. El encuentro, organizado por Ameripol y Europol, se realizará en una ciudad de América del Sur que, por cuestiones de seguridad, no fue revelada.
Aguinsky fue invitado tras haber colaborado con autoridades españolas y venezolanas en una investigación que permitió dar con una organización narcocriminal que está acusada de traficar cocaína a España. La pesquisa concluyó después de una serie de allanamientos en España y Venezuela. En 2009, Aguinsky hizo una importante investigación en colaboración con jueces serbios y uruguayos.