Sigue impune un crimen que causó impacto en Escobar
Ya fue identificado el asesino de Martín Scaldaferro, de 16 años, pero la policía todavía no logró detenerlo
Al escuchar los gritos en la vereda de la casa a la que había entrado para llevarse una caja fuerte, tomó un cuchillo de la cocina y corrió hacia el frente. A un costado de la entrada de autos vio cómo uno de sus cómplices, vestido con la camiseta número 8 del Barcelona, forcejeaba con un adolescente y con un hombre mayor. El asaltante no lo dudó: en sólo 12 segundos hirió de un puntazo a Gerardo Scaldaferro, el dueño de casa, de 53 años, y hundió el cuchillo en la espalda de Martín, de sólo 16.
Antes de huir en el sentido contrario al tránsito y abordar el Honda City gris en el que lo esperaba otro delincuente, el asesino dejó a Martín malherido encima del pasto y con el cuchillo clavado en la espalda. Ayudado por su padre -que sangraba por el puntazo que había recibido-, su hermano y su primo, Martín pudo llegar aún con vida al hospital situado a dos cuadras de su casa. Allí fue atendido y operado. Pero luego de sufrir dos paros cardíacos, murió.
Fue el 12 de agosto pasado. Pasó un mes y medio de aquella tarde trágica para la familia Scaldaferro y la policía aún no logró detener a los tres delincuentes que sembraron violencia y muerte en la casa de San Lorenzo al 400, en Escobar .
Hasta ahora, de nada sirvieron las marchas que reclaman la captura de los homicidas de Martín ni la iniciativa del Ministerio de Seguridad de la Nación de reforzar la seguridad en Escobar con un grupo de efectivos de la Prefectura.
A pesar de haber sido identificados, los delincuentes siguen prófugos. Según estableció la Justicia, el ladrón que hirió a Gerardo y asesinó a Martín vive en Matheu, una localidad del partido de Escobar.
Al lado de la vivienda donde ocurrió el crimen funciona el negocio familiar dedicado al alquiler de vajilla que el padre de Gerardo Scaldaferro instaló hace medio siglo. El padre de la víctima estaba en el local cuando escuchó los pedidos de auxilio de sus hijos, alertándole que habían entrado ladrones en la casa y que los perseguían.
Segundos antes, el hermano mayor de Martín había salido de la casa. Atrás suyo iban Martín, vestido con bermudas, y su primo. Los seguían dos de los tres ladrones, uno de campera azul y gorra blanca y el otro, con la 8 del Barcelona.
Gerardo salió del negocio e intentó reducir al ladrón de la campera azul, mientras que Martín se trenzó con el de la camiseta del Barça. En ese momento salió el tercer delincuente. Llevaba un cuchillo que tomó de la cocina de las víctimas e hirió en las costillas al dueño de casa. Mientras Martín peleaba, ese mismo asaltante lo apuñaló por la espalda, a traición.
La dramática secuencia fue grabada por la cámara de seguridad instalada en la casa de la familia Scaldaferro, que fue aportada a los policías de la comisaría de Escobar pocas horas después del sangriento episodio.
A partir de esas imágenes los investigadores lograron reproducir fotos de cada uno de los asaltantes que, haciéndose pasar por policías que llevaban una notificación judicial, engañaron a Martín, a su hermano y a su primo cuando estaban en la vereda de la vivienda.
Cuando ingresaron en la casa, los tres asaltantes exigieron a los tres jóvenes que entregaran una caja fuerte que la familia no tenía.
El rostro del asesino de Martín se ve claramente en las imágenes. De pelo corto, buzo azul con capucha y manga corta. A diferencia de sus cómplices, que usaban gorros, al asesino del joven estudiante se le pudo ver bien la cara.
Después de asesinar a Martín y de herir a su padre, los tres asaltantes abordaron el Honda City gris en el que habían llegado hasta la casa de los Scaldaferro y huyeron. Aunque en la zona hay varias cámaras de seguridad, los investigadores tampoco obtuvieron alguna pista del auto que les hubiese posibilitado llegar hasta los asesinos.
"Se invita a los vecinos de Escobar y de sus alrededores a la marcha que se realizará por Martín. Basta de quedarnos sentados en el momento en que pasa un hecho de inseguridad", expresaba el mensaje que se difundió a través de las redes sociales al convocar a una manifestación el 19 de agosto pasado. Casi 5000 personas asistieron a la convocatoria. La presión hasta ahora no dio sus frutos: no hay detenidos y el homicidio del joven estudiante de 16 años sigue impune.
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