El escenario. Un giro inesperado en el Gobierno
El tiempo dirá si la formulación hecha de manera críptica por el secretario de Seguridad, Sergio Berni, ante una pregunta directa en una entrevista, representa un giro en la línea que el Gobierno, desde lo argumental y desde no pocos hechos, ha postulado desde 2003.
La defensa de los derechos humanos y la especial atención a la situación de los extranjeros residentes en la Argentina de forma legal e, incluso, irregular han sido sostenidas como políticas permanentes desde los tiempos de Néstor Kirchner.
El programa Patria Grande, de regularización de la situación de decenas de miles de inmigrantes en situación de residencia precaria es uno de las acciones en ese sentido. También ha plantado esa bandera el kirchnerismo, desde su llegada al poder, con su especial defensa de los derechos de las personas en términos de defensa en juicio, a contramano de las posturas de sectores opositores que, desde hace tiempo, reclaman el endurecimiento de las leyes en materia penal para combatir la inseguridad.
El Gobierno siempre afirma que los extranjeros tienen garantizados derechos esenciales, como el acceso a la salud, a la educación, al trabajo y a la justicia, y que, como dice la ley, se promueve "la integración en la sociedad argentina de las personas que hayan sido admitidas como residentes y el reconocimiento efectivo hacia las personas extranjeras del arraigo en el territorio nacional".
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A fines de 2010, en los dramáticos y efervescentes días que siguieron a la toma del parque Indoamericano y la consecuente represión que se cobró la vida de dos personas, el jefe de gobierno porteño se quejó de la "inmigración indiscriminada" que redundaba en usurpaciones de terrenos públicos y que, según su opinión, incidía en la problemática del delito y el narcotráfico.
Quien era por esos días jefe de gabinete nacional, Aníbal Fernández, dijo en respuesta a esa visión que las explicaciones de Macri eran "un espanto" y tildó de "xenófobo" al intendente porteño, que ya entonces se perfilaba como uno de los principales, referentes de la oposición.
De la respuesta de Berni cuando se le preguntó si sería conveniente deportar a los extranjeros que delinquen (no dijo sí o no, sino que expuso, y repitió, un ejemplo de un colombiano detenido diez veces en un año por el mismo tipo de delito), y de su mención de la cantidad de extranjeros detenidos por robos a edificios o por narcotráfico, surge sintomático un tipo de pensamiento que a Macri, hace dos años, el Gobierno no le perdonaba: la relación entre delito y narcotráfico y extranjeros que llegan a la Argentina no para ganarse honradamente la vida.
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