Vecinos de Moreno denuncian una red de búnkeres de droga con "protección" policial
Narcotráfico. Señalan al menos cuatro puestos de venta de estupefacientes en el barrio El Quijote; dicen que los dealers cooptan a jóvenes de la zona y los usan como "soldados"
El crecimiento constante de las redes de narcomenudeo transformó en un infierno la vida cotidiana de los vecinos del barrio El Quijote, ubicado en la localidad de Francisco Álvarez, partido de Moreno: disparos durante las noches, miedo de caminar por las calles, familiares que son reclutados como "soldados" de los traficantes y motos que escoltan a los adictos cuando llegan hasta esta zona del oeste profundo del conurbano para comprar drogas.
Atemorizados, vecinos del barrio denuncian que narcotraficantes montaron una red de cuatro búnkeres de distribución de droga. Y, en ese contexto, cuentan a LA NACION que en reiteradas oportunidades vieron cómo agentes de la policía bonaerense estacionaban sus patrulleros y conversaban con los criminales en al menos dos de estas bocas de expendio de estupefacientes.
"Las calles se están llenando de 'soldaditos', y nos afecta mucho porque agarran a los chicos", dicen los habitantes de la zona.
Según denuncian, dos de los búnkeres están ubicados sobre la calle Mario Buschiazzo, entre Granaderos y la avenida San Fernando. Y detectaron otros dos focos de venta en Alfredo Bufano y Granaderos, y en el cruce de Bufano con Curapaligüe, en las inmediaciones de la plaza El Quijote.
Los vecinos agregan: "Los 'soldaditos' están justo en una esquina, sobre la calle Buschiazzo, a dos cuadras de la ruta provincial 24. Siempre son cinco. Cuando es muy tarde y te ven entrar en el barrio en auto te siguen en motos para ver hasta dónde vas. Luego, se van".
Los primeros que edificaron sus casas aquí recuerdan que hace 12 años solo había cinco casas y muchos terrenos que luego fueron ocupados. También se construyeron complejos de viviendas estatales. Por aquellos años, dicen, "no había peligro". Pero la situación cambió y se tornó compleja: "Nadie denuncia, por miedo. De noche acá se escuchan disparos", afirman.
Jóvenes cooptados
Poco a poco, los traficantes impusieron su poder para ganar las calles. Y con el tiempo comenzaron a reclutar a jóvenes vulnerables de la zona para que vendan drogas.
El miedo de las familias torna inconveniente la exposición de determinados detalles. Pero la historia de un chico de 20 años genera mucha angustia por estos días en el barrio, mientras su familia intenta rescatarlo. Hijo de padres analfabetos, no terminó la primaria porque tenía serias dificultades de aprendizaje y creció junto a su abuela. Hace un año fue captado por los narcos: "Él es un 'soldadito'. Le dan la droga de madrugada y cerca de las dos sale a vender".
Cuentan sus familiares que el chico también es adicto, y los traficantes aprovecharon esa debilidad. Como él hay varios, que son violentamente amenazados si no respetan los horarios de venta.
"Sentimos inseguridad constante. Estamos condicionados, cuando entramos y cuando salimos. Las motos te siguen y te frenan delante. A los chicos de acá se los está llevando la droga, la delincuencia. No podemos salir de nuestras casas por temor a quedar en medio de alguna situación terrible".
Prueba de esto, dicen, fue un reciente ajuste de cuentas contra un hombre que presuntamente se habría quedado con droga que no era suya: "Llegaron unos tipos en camioneta, de noche. Le tumbaron la puerta. Y lo apuñalaron en las manos, en las piernas, en los pies. La esposa del hombre estaba con su bebé recién nacido en brazos. Otro niño salió corriendo, lloraba".
La expansión de las redes delictivas en Moreno preocupa especialmente a los funcionarios provinciales, que trabajan en un plan específico y con un plus de recursos estatales para enfrentar el delito. Junto a referentes y autoridades municipales se impulsó la Mesa de Coordinación de Política Criminal de Moreno, para monitorear especialmente lo que sucede allí y "establecer un plan de trabajo integral entre el Ministerio Público, el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad para atender las grandes problemáticas locales".
Durante la primera reunión de este dispositivo, el ministro de Seguridad, Sergio Berni, admitió: "Vamos a poner todas nuestras energías acá en Moreno porque sé que lo necesitan y sé que el principal problema, además de lo económico, es el de la seguridad. Vamos a poner todo nuestro esfuerzo y el de la Justicia para atender los problemas lo más rápido posible".
En esa línea, entre las principales deficiencias del sistema de seguridad local, la intendenta Mariel Fernández confirmó que la red de vigilancia de cámaras no funciona correctamente, que las comisarías están sobrepobladas y que faltan recursos básicos, como equipamiento para los policías o vehículos para patrullajes barriales.
Estadísticas de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) confirman que el oeste bonaerense es un punto clave del narcotráfico: en 2019 se abrieron 98 investigaciones por la actividad tanto de redes barriales como de grandes grupos que abastecen los búnkeres.
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