Violencia de género: “Sé que si sale de la cárcel me va a matar”
María Belén Gaudio denunció 25 veces a su expareja y por haber violado una restricción de acercamiento a él le dictaron una prisión preventiva cuyo plazo acaba de expirar
Hacía tiempo que María Belén Gaudio solo pensaba en una fecha y en lo que podría pasarle cuando llegara ese día. “Existe la posibilidad de que él quede en libertad ahora. Y si sale de la cárcel, sé que me va a matar”. El pronóstico de Belén está fundado en el historial de violencia ejercida por su expareja, a quien denunció 25 veces antes de que la Justicia actuara y lo encerrara por incumplir una orden de restricción.
Pero la prórroga de la prisión preventiva que había pedido una fiscal de turno expiró el viernes. “Aun estando detenido me mandaba mensajes a mi celular amenazándome y prometiendo que cuando saliera iba a venir a mi casa. Si me pasa algo, por lo menos todos van a saber que fue él”, se resigna la mujer.
El pasado 7 de febrero, Belén, que tiene 38 años y sufre problemas cardíacos, estaba limpiando su casa, en el barrio Perón, de Puerto Madryn, cuando irrumpió Cristian Vergara, su pareja durante más de diez años y padre de sus tres hijos menores.
Poco le importó estar violando una orden de restricción impuesta el 30 de diciembre anterior por una jueza de Familia, luego de haberle dado una nueva paliza a Belén. “Apareció con un arma de fuego y un cuchillo al que le había calentado la hoja, porque me quemó. También me golpeó en la cabeza, en las manos y en la vagina. Me salvó que estaba con mi hijo de 19 años, que me defendió, y que mi comadre, que vive a dos casas de la mía, filmó todo y llamó a la policía. Desde ese día está detenido en la comisaría 4a.”, cuenta la mujer a LA NACION.
“A Vergara se lo detuvo por desobediencia a una prohibición de cuatro meses de acercamiento a Belén. Al existir un contexto de violencia de género pedimos una medida cautelar y un plazo de investigación de seis meses. En principio se otorgaron 20 días de prisión preventiva y el 26 de febrero, 30 días más. Eso aseguró la detención hasta el 26 de marzo”, explica la fiscal general María Angélica Carcano, que actuó en el caso por estar de turno el mes pasado.
La representante del Ministerio Público Fiscal de Chubut adelantó que está acumulando pruebas para pedir la extensión de la prisión preventiva de Vergara y, además, imputarle los delitos de lesiones y amenazas con arma de fuego.
“En 2019 -agrega- este señor ya fue condenado por violencia de género y acumula varios legajos donde siempre la víctima fue Gaudio. La primera condena fue de cumplimiento en suspenso, pero con el concurso de los nuevos delitos que le vamos a imputar esperamos llegar a juicio con una expectativa de pena efectiva”.
El martirio de Belén duró los once años de relación con Vergara y los seis que siguieron, estando ya separados. Entre los hitos de la violencia se cuentan el día que él le pegó con saña hasta dejarla internada en el hospital de Comodoro Rivadavia y la vez que ella pudo escapar corriendo, luego de soportar golpes con un caño de gas.
“No dejaba que nadie viniera a mi casa ni que tuviera amigas. El último trabajo que tuve en un local de venta de ropa lo perdí porque se presentó un día y dijo: ‘Hola, que tal, yo soy el golpeador’. Mis compañeras de trabajo se asustaron y no me quedó otra que renunciar. Por él también perdí mi casa y hasta a mis hijos, que hoy están en hogares de transición”.
Una rueda de giro perpetuo
Belén reconoce que durante mucho tiempo le costó salir del circulo de sometimiento al que la había acostumbrado su pareja. “Yo lo denunciaba, la policía se lo llevaba y después me mandaba mensajes de que estaba arrepentido, mientras mis hijos me preguntaban por su papá. Entonces yo lo perdonaba y volvíamos a estar juntos, hasta que él otra vez me golpeaba. Llegué a un punto en que me cansé, me pude separar y la Justicia empezó con las órdenes de restricción, que duraban 15 días, pero él igual las incumplía, se metía en mi casa borracho y yo me tenía que escapar por las ventanas porque no quería que me pegara delante de mis hijos”.
La última medida de prohibición de acercamiento contra Vergara, dictada por la jueza de Familia Fernanda Palma, incluyó la orden de colocarle una tobillera electrónica de monitoreo para prevenir posibles incumplimientos. Sin embargo, al requerimiento de la Justicia el gobierno provincial le contestó que no había más en “stock”.
“Para nosotros era importante conseguir este dispositivo electrónico porque nos daba un plus de seguridad, especialmente para la víctima, pero me dijeron en Rawson que los pocos que había ya estaban asignados”, se lamenta Carcano.
El 18 de marzo, Belén declaró en cámara Gesell por estar en un “estado de vulnerabilidad total” y aportó detalles de la última visita de Vergara a su casa. Según las fuentes del caso, “se ubicó en tiempo y espacio, pudiendo precisar el lugar del hecho y cuál fue la acción del agresor, que estaba munido de un arma”. También contó que sufrió violencia de género “desde siempre” y además brindó datos que probarían “el entorpecimiento de Vergara durante la investigación”.
La mujer denunció, además, que su expareja cuenta con la protección del intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre (“siempre trabajó para él, al principio como chofer y en el último tiempo, como empleado en el economato”), y reveló que estuvo detenido tres meses y medio en la alcaidía de Trelew por una causa de drogas por la que todavía espera la elevación a juicio.
“Yo no tengo vida -dice ahora Belén-, no puedo dormir de noche, porque al menor ruido salto de la cama. Si la Justicia no lo deja preso sé que él va a salir ‘nvenenado’ y yo no voy a existir más”.
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