Con una masiva marcha, las mujeres empujaron sus reclamos
Unas 350.000 personas colmaron la Avenida de Mayo; se manifestaron contra los femicidios y la disparidad salarial y en favor de la legalización del aborto; también hubo movilizaciones en otras ciudades del país
Fue un reclamo inédito y recargado. Masivo, como en ningún otro 8 de marzo. Ayer, unas 350.000 personas, según pudo calcular LA NACION, marcharon para exigir la igualdad real de derechos y oportunidades, en el Día Internacional de la Mujer. Pero hubo una bandera que se levantó como nunca antes en estas movilizaciones que ya habían sido multitudinarias años anteriores: desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso, los pañuelos verdes tiñeron las calles con el color de la campaña por la legalización del aborto en la Argentina.
"Aborto legal en el hospital", fue el canto que resonó a lo largo de toda la tarde en la marcha. Si bien el pedido de la despenalización ya había estado presente años anteriores, nunca había sido la principal bandera, tal como ocurrió ayer. Algunas con pañuelos, con remeras verdes o en ropa interior y con pintadas en el cuerpo, miles de mujeres pidieron que el proyecto presentado en el Congreso por la Campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito se conviertiera en ley. Este reclamo llega en un momento especial, a dos semanas de que el presidente Mauricio Macri diera luz verde y libertad de conciencia a los legisladores para impulsar y debatir el tema en el recinto.
"El aborto existe en la Argentina, aunque se lo quiera silenciar. No estamos discutiendo si las mujeres abortan o no. Ya lo hacen. Lo que se debate es si el aborto va a ser legal o seguirá siendo clandestino", explicaba ayer Sandra Padilla, de 36 años, que vino a la marcha con su hija de nueve que alzaba un cartel que decía: "Ni madres por deber, ni presas por abortar, ni muertas por intentar".
Desde temprano, cuando todavía faltaba una hora para el comienzo de la marcha, la Plaza del Congreso desbordaba de mujeres con banderas, afiches y pintadas corporales. Mucha brillantina verde en los ojos y labios pintados de violeta, los dos colores que ayer significaban "a favor del aborto y en contra de la violencia machista, a tono con las luces que pintaban el frente del edificio del Congreso.
"No existe el príncipe azul, pero sí el machito violento y controlador", se leía en una bandera que colgaba de las rejas del monumento central de la plaza. Los carteles que llevaban las mujeres daban cuenta de que los reclamos hoy son tan variados como las formas de violencia: en el trabajo, donde la brecha salarial es del 33%; en la calle, donde nueve de cada diez mujeres fueron acosadas sexualmente alguna vez; en su casa, en donde dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas de cuidado compartidas y la lista sigue.
"Nuestra fuerza callejera empujó a este momento histórico para que el aborto se trate en el Congreso. Repudiamos el oportunismo político y rechazamos el uso oportunista de la ampliación de las licencias por paternidad y la denuncia de la brecha salarial", disparó desde el escenario principal la activista feminista Liliana Daunes, única oradora, que agitó en reiteradas oportunidades el antagonismo contra el Gobierno.
"Es un cambio cultural impensado. El aborto legal era, tal vez el reclamo más utópico de la marcha del año pasado y que hoy se esté empezando a debatir en el Congreso… es un camino recorrido enorme", se emociona Lidia Galaván, de 53 años, docente y feminista, que ayer marchó desde Caballito. "No sé si es oportunismo político. Es oportuno y responde a un reclamo que estaba latente, por el que se venía luchando desde hace mucho tiempo", agregó.
Frente al escenario se ubicaron los movimientos feministas más vinculados a sectores políticos, como las representantes del MTS, el Partido Obrero y la Izquierda Unida, entre otros. Fueron quienes más enardecidamente siguieron la lectura del petitorio consensuado de la organización de la marcha, que incluyó el pedido del fin de los femicidios y travesticidios, la creación de licencias por violencia de género y la asignación familiar equivalente a la canasta básica, para la mujer que denuncia a su pareja. También, la ampliación de las licencias por maternidad y paternidad. "Exigimos la pronta aprobación del proyecto de ley de aborto legal y gratuito", dijo Daunes y la multitud estalló en aplausos. "También exigimos la provisión pública de Misoprostol y que la Anmat reconozca su uso ginecológico. Que el protocolo de aborto legal se implemente sin restricciones y que no se persiga a los médicos que lo apliquen", dijo.
El discurso del 8-M, incluyó reivindicaciones de género en su sentido más amplio, pero también tuvo un fuerte contenido político y reclamos que se alejaban de los pedidos más medulares de la manifestación que movilizó a medio millón de personas. Entre ellos, la libertad de "presos políticos", el rechazo a los despidos de trabajadores en distintos organismos del Estado y un nuevo llamado a huelga general contra el Gobierno. Incluso, desde el discurso, en distintos momentos se motivó a la multitud con cantitos que insultaban a Macri.
A 200 metros del escenario, en los alrededores de la plaza, el sonido de los altoparlantes llegaba distorsionado y no se alcanzaba a comprender el contenido del petitorio.
El documento
Más leídas de Sociedad
Tenía 90 años. Murió Miguel Rottenberg, padre del productor teatral Carlos Rottemberg
Juicio oral. “Rompan el pacto de silencio”, el pedido de Mariano Cohn a los médicos acusados por la muerte de su hermano
Quieren evitar el caos de tránsito. Jorge Macri busca trasladar los grandes recitales del norte al sur de la Ciudad