El juicio oral contra Horacio Conzi. A Schenone lo asesinaron con municiones de uso prohibido
Un perito balístico dijo que, poniendo su cuerpo, la víctima salvó a las amigas
A Marcos Schenone lo mataron con proyectiles especiales para perforar chalecos antibalas y de uso prohibido para las fuerzas de seguridad.
Así lo determinaron los tres peritos balísticos que declararon ayer en la décima audiencia del juicio oral que se impulsa en los tribunales de San Isidro al empresario gastronómico Horacio Conzi, acusado de haber asesinado a Marcos Schenone.
Marcelino Cottier, uno de los técnicos, especializado en analizar las trayectorias de los proyectiles, afirmó ante los jueces Federico Ecke, Carlos Vales Garbo y Osvaldo Rossi que Schenone puso el cuerpo ante las balas para salvar sus amigas Paula Alonso y Gisella Carabeta.
Mientras que su colega Omar Esteban Brítez aseguró que por lo menos tres de los cuatro proyectiles secuestrados en la escena del crimen fueron disparados por la pistola Pietro Beretta 9 mm secuestrada por la policía en un cajón del escritorio de la casa situada en Santa Rita al 1500, de Boulogne.
Además, la fiscal Gabriela Baigún dio el primer paso en su intento de demostrar que el imputado "comprendía la criminalidad de sus actos cuando supuestamente abrió fuego contra el remise Ford Galaxy en el que viajaba Schenone".
Según el médico Eugenio Aranda, que hizo la autopsia en el cuerpo de Schenone, la víctima murió a raíz de tres balazos, agrupados en un radio no mayor de seis o siete centímetros y que le traspasaron el cuerpo.
Baigún le preguntó al forense si, tanto el agrupamiento de impactos en el cuerpo de Schenone como la concentración de los 14 balazos que pegaron el remise pudieron haber sido realizados por una persona que estuviera alcoholizada.
El médico respondió que "ninguna persona con intoxicación alcohólica podría haber logrado esa concentración de disparos".
El momento más áspero del debate se registró cuando la defensa de Conzi, encabezada por los abogados Ricardo Montemurro, Gonzalo Díaz Cantón y Juan Martín Cerolini, interrogó al perito Brítez, que secuestró cuatro proyectiles en la escena del crimen y tuvo a su cargo la realización de la primera comparación de esas balas con el "proyectil testigo", disparado por las armas secuestradas en la casa de Conzi.
Dicho peritaje fue duramente cuestionado por los defensores del empresario, que también atacaron el procedimiento en el que fueron secuestrados los proyectiles y la forma en la que se preservaron esas pruebas.
"Según el análisis que hice a través de la lupa binocular, las características, ancho, inclinación y profundidad de las estrías de los proyectiles secuestrados corresponde a la pistola Pietro Beretta 9 mm, cuyos tres números de serie son 808, hallada en un allanamiento en la casa del acusado. Se trata de municiones del tipo KRD, perforantes, de uso ilegal y que perforan chalecos antibalas", expresó Brítez.
Ante los jueces, y con Eugenio y Elsa Schenone en la sala de audiencias, el perito Cottier aseguró que los tres balazos que mataron a Schenone entraron en el auto por el vidrio fijo de la ventanilla trasera izquierda.
Al analizar las trayectorias de esos disparos y el relato de Alonso y de Carabetta, el perito concluyó que, al escuchar los disparos, Schenone giró el torso hacia la derecha, se agachó y con sus brazos desplegados inclinó a las dos chicas hacia adelante y que con ese movimiento puso su cuerpo frente a los tres balazos que lo mataron.
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