Aborto: la historia de Nelly Minyersky, la feminista de 88 años que celebró con las jóvenes de pañuelo verde
Entre miles de jóvenes que participaron en la vigilia del histórico día en que Diputados dio media sanción a la ley de abortosobresalió una mujer de 88 años. Una abogada que sigue al frente de su estudio y milita en causas de derechos humanos y feminismo desde su juventud. Se trata de Nelly Minyersky, quien fue fotografiada en la mañana del 14 de junio festejando el avance del proyecto en la Cámara Baja.
"(El día de la media sanción) estuve en la calle desde las 15 hasta las 23. Intervine en dos talleres. Estaba repleto", dice en su estudio cercano a Tribunales.
La mujer se fue a descansar a su casa y a eso de las 6 de la mañana empezó a recibir mensajes pesimistas en su celular. "Dudé en ir. Me pasé una hora en la cama pensando qué hacer si no salía. Daba vueltas en la cama y no estaba tranquila. Me levanté y me dije que tenía que estar. Muchos me conocen y me fueron abriendo paso hasta la esquina del Congreso. Me hice famosa por azar, si no llegaba a esa esquina nunca me hubieran sacado las fotos", asegura.
La ola verde
Las miles de chicas que hicieron la vigilia frente al Congreso buscaban la foto con Nelly. A la abogada la sorprendió la cantidad de jóvenes que participaron de la vigilia y elogia la organización de la campaña por el aborto, de la que ella participa desde el 2003.
"Es una organización transversal, territorial, sin autoridad, muy horizontal. La despenalización del aborto se trabajó como un derecho humano. Se convirtió en un canal de opinión, de expresión de sectores diversos de la sociedad. Los jóvenes encontraron un sitio de expresión de libertad. Las chicas jóvenes lo tomaron como un derecho que significa más que el aborto. Esto refleja la igualdad, la autonomía, la libertad", explica.
La mujer también cuenta que se tomó el símbolo del pañuelo como una forma de reivindicar y retomar la lucha de las madres y abuelas durante la dictadura, pero que "el color fue algo que salió medio de casualidad". Se descartaron antes el celeste, el rojo y el amarillo. "Igual el verde significa vida, naturaleza y esperanza", señala.
Cómo se hizo feminista
Nelly cuenta que su historia personal la marcó desde muy chica para elegir el camino de reivindicar los derechos humanos y de las mujeres. "Mi mamá era de una familia tucumana pobre. Eran muchos hermanos y a ella no la dejaron estudiar para que pudieran hacerlo otros hermanos –recordó la mujer-. Entonces, después ella nos dio muchas chances a nosotros sus hijos para que estudiáramos".
Minyersky arrancó con la carrera de Ingeniería, pero tuvo que dejarla por un problema de salud de uno de sus hijos. A los 27 se cambió a Derecho. Se recibió en cuatro años y enseguida se puso a trabajar en derecho de familia, focalizado en la posición de la mujer en el matrimonio y los divorcios. "En los casos de divorcio la mujer era casi una discapacitada a cargo del hombre", resume Nelly.
Pone como ejemplo un caso de la década del 50: "Una clienta se tuvo que volver de una audiencia a ponerse una pollera porque estaba en pantalones. A otra chica que estaba embarazada de su segunda pareja, porque mucha gente hizo el divorcio muchos años después, el juez le decía 'a lo mejor su marido la perdona y puede volver'. Una cosa muy arcaica de lo que significa vivir en pareja".
Todo eso fue macerando en Nelly para convertirse en la mujer feminista que es hoy a los 88 años. Empezó a estudiar el tema del aborto con el inicio de la campaña en el 2003. "Toda la vida pensé que era un derecho. Yo también me hice un aborto cuando era joven. Lo entiendo como una expresión de la voluntad de la mujer sobre su cuerpo en las primeras semanas de embarazo. Nadie lo piensa como un hijo. De hecho en la década del 50, se practicaba mucho más de lo que se hablaba del tema", señala. Según Minyersky, "no existe jurisprudencia de que haya dos vidas a nivel internacional".
Los secretos de su vitalidad
Nelly sigue trabajando de abogada en su estudio, aunque ya no va a las audiencias. También dirige un posgrado en la Facultad de Derecho de Buenos Aires dedicada a la parte legal del aborto.
"No soy el Che que iba con el asma a la lucha. A veces me da vergüenza porque todos se quieren sacar fotos conmigo. No soy tan rara, las viejas también tenemos pensamiento y sentimientos. No es un sacrificio, no es un esfuerzo lo que hago", advierte. Minyersky sigue disfrutando del placer la lectura, tiene dos abonos en el Colón (para la filarmónica y para la ópera) y practica expresión corporal.
Sobre cómo seguirá el proyecto en la Cámara alta, Nelly espera que la cláusula de conciencia institucional que piden las clínicas privadas no sea un obstáculo en el Senado. "Esto es un impulso enorme porque se empieza a hablar de educación sexual. Ya el movimiento es un triunfo. Entra en agenda el tema de la mujer y la educación sexual", se entusiasma la abogada, mientras alisa su pañuelo verde y afirma: "Ya está listo para dar la próxima batalla, la del Senado".
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