Chile: Envuelta en una crisis de credibilidad, la Iglesia elaboró una lista de abusadores

SANTIAGO DE CHILE.- Los últimos tiempos han sido tormentosos para la Iglesia chilena, incapaz de superar sus polémicas y envuelta en una crisis de confianza sin precedente por el escándalo de abusos sexuales. En otro hecho que graficó su derrumbe, el papa Francisco continuó con la purga global de la jerarquía eclesiástica y aceptó la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati, exarzobispo de Santiago, quien es investigado por encubrimiento en cuatro casos cometidos por sacerdotes.

La salida del hombre más fuerte del clero trasandino se produjo bajo una fuerte presión ciudadana y en medio de una caída histórica de la credibilidad de la institución, amplificada por las causas abiertas que existen en la Justicia.

Según la última actualización que la Fiscalía Nacional realizó en marzo, existen 158 casos vigentes y 219 personas investigadas en dichos procesos. Las víctimas de abusos sexuales alcanzan a 241, de las cuales 123 eran menores de edad al momento de cometerse los hechos.

La crisis detonó en 2010 cuando se hizo público un caso emblemático: el de Fernando Karadima, expárroco de la Iglesia de El Bosque, en Santiago, que perpetró abusos sexuales y psicológicos reiterados a menores durante varios años. El sacerdote, uno de los favoritos de la clase alta chilena y que en 2011 ya había sido declarado culpable por el Vaticano, terminó siendo expulsado de la Iglesia por el papa Francisco en septiembre de 2018.

Esquirlas del caso

El trance de Karadima generó el destape de una serie de casos de la misma índole que involucró a miembros de otras congregaciones como los Hermanos Maristas, la Congregación Salesiana, la Orden de la Merced y los Legionarios de Cristo, cuyo líder, John O'Reilly, cumplió condena de cuatro años de libertad vigilada y debió abandonar Chile.

Las esquirlas del caso también alcanzaron a otros obispos que fueron cuestionados como encubridores; se destacaron las figuras de Francisco Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago, y Juan Barros, exobispo de Osorno, a quien el Papa defendió en su visita a Chile, de hace poco más de un año, pero luego debió retractarse con un gesto concreto: envió en misión especial a su delegado Charles Scicluna, quien pidió perdón en su nombre y elaboró un informe demoledor después de escuchar a las víctimas.

Así, el desfile de religiosos citados a declarar por los tribunales de justicia parece no tener fin, y los casos siguen aumentando a medida que surgen nuevos antecedentes. La Conferencia Episcopal de Chile publicó el pasado agosto una lista con los nombres de 42 sacerdotes y un diácono, condenados por la Justicia Civil o la Canónica por abusos sexuales a menores.

Los chilenos, en tanto, ya no confían en la Iglesia. Según un estudio del Centro de Estudios Públicos de diciembre de 2018, la cifra de católicos pasó de un 69% en 2008 a un 55% en 2018, mientras que el porcentaje de quienes no se identifican con ninguna religión creció de un 11% a un 24% en el mismo período. La confianza en la Iglesia Católica también sufrió una brusca baja y cayó en 10 años de un 51% a un 13%.

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