Al viudo lo echaron del velatorio
Apenas partió del Cuartel de Bomberos de Tigre el cortejo fúnebre con los restos de la maestra bonaerense Silvia Prigent, más de un centenar de personas estallaron en aplausos, llantos y gritos en reclamo de justicia.
Allí, en Guaraschi 462, familiares, amigos y compañeros de la maestra asesinada se acercaron desde anteanoche para el último adiós y a las 10 de ayer partieron al Cementerio Municipal de Tigre, donde fueron inhumados sus restos.
"Duele como si fuera una hija mía; Silvia era muy querida en el barrio", expresó Adolfa Cedrum, de 80 años, quien conoce a la familia Prigent y decidió acompañarlos. "Cada vez matan a más mujeres y cada vez se pone peor", señaló con angustia.
Daniel Sfeir, el viudo de la docente, había asistido al velatorio en la madrugada de ayer, pero sólo estuvo unos 15 minutos, pues los Prigent le pidieron que se retirara. Horas después, cuando se trasladaba el cuerpo al cementerio, Sfeir era detenido.
Una vez finalizada la inhumación, comenzaron a retirarse, muy angustiadas, madres con chicos y maestras con sus delantales. "Les robaron a los chicos una maestra que con su sonrisa iluminaba el patio", dijo entre lágrimas Verónica Quintana, de 35 años y mamá de Gonzalo, de 7, a quien Silvia "le enseñó a dar los primeros pasos" en el aprendizaje escolar. "Era un amor, todas las madres estamos angustiadas, era parte de nuestras familias", agregó.
"La familia no está en condiciones de hablar", dijo Adriana Tagliafico, amiga de los Prigent. Tras agradecimientos de apoyo, señaló que "fueron muchos días de angustia y dolor, y lo único que pide la familia es que se haga justicia. "No importa quién sea el culpable, pero que pague."
"¿El asesino? Qué te parece... Todo apunta al viudo", agregó Verónica. "El barrio sospecha que el viudo la mató o la mandó a matar -dijo Adolfa-. Esperemos que se haga justicia."