Alemania: tras las denuncias en la prensa, la Iglesia encargó una investigación y pidió perdón
PARIS.– Avergonzada, la Iglesia Católica alemana hizo un primer acto público de contrición en septiembre de 2018, después de la difusión por la prensa de un informe que relataba miles de abusos sexuales de menores silenciados durante décadas.
"Somos conscientes de la amplitud de los abusos que fueron demostrados por el estudio. Nos sentimos afligidos y avergonzados", declaró entonces el obispo Stephan Ackermann en un comunicado, en nombre de la Conferencia Episcopal alemana.
El vasto trabajo, encargado por la Iglesia misma cuatro años antes, estableció que por lo menos 3677 niños, en su mayoría varones menores de 13 años, fueron víctimas entre 1946 y 2014 de abusos sexuales cometidos por 1670 miembros del clero. Los resultados, sin embargo, podrían ser incompletos. El grupo de investigadores de las universidades de Mannheim, Heildelberg y Giessen que realizó el trabajo no tuvo acceso directo a los archivos de las 27 diócesis alemanas. Solo examinó 38.000 casos y manuscritos seleccionados y transmitidos por la Iglesia.
Según los autores del estudio, durante décadas, la Iglesia "destruyó o manipuló" numerosos documentos relativos a sospechosos y "minimizó" voluntariamente la gravedad y amplitud de los hechos. El informe también relevó que los acusados solían ser transferidos sin que los fieles fueran advertidos del peligro que representaban para los niños.
El caso de Alemania es copia casi fiel de lo que sucedió en el resto de Europa y el mundo. De Australia a Estados Unidos, de Chile a Irlanda o Canadá… Un exembajador vaticano, monseñor Carlo Vigano, llegó incluso a solicitar la dimisión del papa Francisco: lo acusaba de encubrir durante cinco años al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, sospechoso de agresiones sexuales contra seminaristas y sacerdotes.
La diferencia entre el caso alemán y algunos otros países reside en que la mayoría de las conferencias episcopales del mundo —como la de España— se niegan a difundir cifras detalladas que obran en su poder.
Únicamente en una docena de países se han establecido mecanismos para conocer el número de víctimas, primer paso para poder ayudarlas. En algunos, como Irlanda, Bélgica, Holanda o Estados Unidos, con la colaboración de las autoridades eclesiásticas. En otros, a través de comisiones estatales de investigación, como en el caso de Australia o Canadá. También por encuestas judiciales, como sucedió en Chile.
Holanda
En Holanda, la Comisión Deetman, creada por la Conferencia Episcopal, informó cómo 1975 personas denunciaron haber sido víctimas de esos abusos, aunque la cifra real probablemente se sitúe entre 10 y 20.000, según algunas fuentes. La Conferencia Episcopal belga también publica sus informes, en virtud de los cuales 1046 víctimas han recibido indemnizaciones por delitos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia.
En marzo de 2010, los obispos decidieron abrir una investigación debido a la cantidad de denuncias de abusos señalados en antiguos establecimientos de enseñanza católica. Unas 1975 personas afirmaron haber sido objeto de agresiones sexuales entre los años 1950 y 1970. La mayoría de las denuncias involucran a internados católicos donde eran recibidos los hijos de familias pobres. La Iglesia fue invitada por el Estado a indemnizar a las víctimas y a adoptar sanciones contra los presuntos autores.
En septiembre de 2018, el diario de referencia NRC develó que "20 de los 39 cardenales, obispos y obispos auxiliares holandeses estuvieron implicados en casos de abuso en la Iglesia Católica holandesa entre 1945 y 2010". Todos esos casos ya prescribieron.
Austria
En Austria, 837 víctimas denunciaron abusos sexuales, según la investigación de la comisión dependiente de la Conferencia Episcopal austríaca, mientras que en Suiza se comprobaron 294 casos entre 1950 y 2015.
Dos escándalos condujeron al Vaticano a destituir a dos altos prelados: el arzobispo de Viena, Hans Hermann Groer, en 1995, y el obispo de Sankt-Polten, Kurt Krenn, en 2004. En marzo de 2010, las instituciones católicas fueron acusadas por abusos cometidos en los años 1970.
En mayo de 2010, la comisión nombrada por la Iglesia obtuvo en solo dos meses los testimonios de más de 500 víctimas: 150 casos de abuso sexual y maltrato de menores fueron retenidos. Entre esos casos, el 97% ya había prescripto. Un año después, la comisión declaró haber censado 837 víctimas de abuso sexual.
Francia
En Francia, el tema de la pedofilia en la Iglesia fue abordado abiertamente en 1998, en un artículo del secretariado de la Conferencia Episcopal, después del estallido de varios escándalos a partir de 1990.
Una decena de sacerdotes y religiosos fueron entonces juzgados. El caso más grave fue el del abate Bissey, acusado en septiembre de 1998 de una docena de violaciones y agresiones contra menores entre 1985 y 1996, y condenado en el año 2000 a 18 años de reclusión criminal. El caso tuvo una importancia particular porque, al mismo tiempo, la Justicia condenó a un mes de prisión al responsable de la diócesis, monseñor Pierre Pican, por "no denunciar el crimen".
Desde 1992, en efecto, el Código Penal francés prevé que el secreto profesional no se aplica en casos de agresión a niños menores de 15 años.
Según cifras recolectadas por la prensa, desde 1960 hasta la actualidad, por lo menos 34 sacerdotes, religiosos y laicos acusados de abuso sexual contra menores o mayores fueron cubiertos por la Iglesia en Francia o en el extranjero cuando se trataba de nacionales. Esos casos conciernen a unas 342 víctimas. De esos 34 agresores, 26 habrían sido encubiertos por obispos: 27 obispos habrían sido advertidos, pero nunca informaron a la Justicia. El resto habría sido protegido por un superior, un sacerdote o un religioso, que sabían pero no hicieron nada.
En noviembre de 2000, los obispos franceses publicaron una declaración común en la que condenaban la pedofilia y crearon un comité consultivo en materia de abusos sexuales contra menores.
Irlanda
A comienzos de los años 2000, cerca de 3000 adultos afirmaron haber padecido agresiones sexuales en las instituciones de la Iglesia Católica en Irlanda. Dos años después, la institución se vio obligada a llegar a un acuerdo con el Estado para indemnizarlos, a cambio del abandono de procesos judiciales.
En 2006, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, anunció el resultado de un estudio independiente realizado en su diócesis. Los casos de más de 2800 miembros del clero fueron examinados. Más de cien sacerdotes y miembros de órdenes religiosas de su arquidiócesis fueron acusados de abuso sexual contra niños desde 1940. Fueron identificadas 350 víctimas, aunque el número seguramente no fue exhaustivo. Se iniciaron unos 105 procesos.
En mayo de 2009, el Informe Ryan, de la comisión presidida por el juez Sean Ryan, develó que centenares de niños fueron víctimas de abuso desde los años 1940 en instituciones católicas irlandesas. En 2600 páginas, el informe denunció los abusos y padecimientos sufridos por menores admitidos por estructuras financiadas por el Estado y administradas, en gran parte, por la Iglesia Católica. El mandato de la comisión incluía cuatro tipos de abuso: físicos, sexuales, negligencia y psicológicos.
El monto de las indemnizaciones fue fijado en 128 millones de euros. Finalmente, la suma total fue de más de mil millones de euros, casi toda abonada por el Estado irlandés a entre 12.500 y 14.500 víctimas.
En febrero de 2010, el papa Benedicto XVI convocó a los obispos irlandeses al Vaticano, donde declaró que la pedofilia era "un crimen atroz" y un "pecado grave que ofende a Dios y hiere la dignidad de la persona humana". Pidió a los obispos que tomaran medidas para reparar —en la medida de lo posible— las faltas cometidas, que tuvieran en cuenta a las víctimas y que cooperaran con la Justicia.
En marzo del mismo año, seis obispos irlandeses habían presentado su dimisión. Tres fueron aceptadas por el Papa. En mayo, Benedicto XVI nombró nueve prelados para investigar el escándalo. Entre ellos, figuraban los arzobispos de Westminster, Boston, Nueva York, Toronto y Ottawa, más dos religiosas.
Suiza
En Suiza, durante los últimos 60 años fueron identificadas 294 víctimas. El número de autores de esos abusos se eleva a 72. Solo nueve de esos casos se produjeron después de 1990. El resto prescribió. Los obispos suizos decidieron en junio de 2010 denunciar sistemáticamente a la Justicia los sacerdotes y religiosos sospechosos, a menos que la víctima se opusiera. Anteriormente, la Iglesia solo señalaba a la Justicia los casos graves y alentaba a las víctimas a denunciar ellas mismas a su agresor.
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