Las aventuras de dos audaces navegantes argentinos. Anécdotas de 95.000 millas en alta mar
Bruno Nicoletti comenzó a navegar a los 60 años. "Realicé así el sueño que me acompañó toda mi vida. Nunca estuve alejado del mar", dice hoy, a los 68. Se dedicó al buceo y después al windsurf. Despues llegó el momento tan ansiado de tener su propio barco, cuando sus hijos crecieron y se hicieron cargo de una empresa de equipos para buceo en la Patagonia.
Un amigo fanático de los multicascos lo interesó en los catamaranes. En 1991 inició la vida de navegante, le hizo 15.000 millas a su primer catamarán, el Brumas. Circunnavegó América del Sur pasando por la isla de Pascua ("la isla más isla del mundo") y los canales fueguinos.
En 1992, inició el segundo viaje largo, cuyo destino inicial era el Caribe. Relató que "el 1º de diciembre de 1992 no fue excesivamente favorable para mí, mi compañero Vasco y mi Brumas ( su primer catamarán)".
"Eran las 3, una noche tormentosa, a 160 millas al SE del Paso de los Galeones (entre Trinidad y Tobago), cuando un enorme carguero que navegaba sin luces reglamentarias nos chocó y así se terminó la historia de mi querido barco Brumas", narró Nicoletti.
"Estuvimos siete días y cinco horas sobre un pequeño trozo de puente del catamarán, sin agua dulce ni elementos para poder pescar. Los alisios, al fin, decidieron depositarnos en una playa paradisíaca de Tobago", recordó.
"Mi recomendación es no embarcar sin un traje de neoprene; a nosotros nos salvó la vida", dijo.
Nicoletti, recuperado y con el actual Brumas Patagonia, realizó tres cruces del Atlántico, dos en solitario. En uno de ellos navegó de Gibraltar a Puerto Madryn en 36 días.
Fue amigo personal del oceanógrafo francés Jacques Cousteau, que vino por primera vez a la Argentina para visitar a Nicoletti en Puerto Madryn, donde comenzó a interesarse por la región. En tanto, Bruno ya computa 95.000 millas, de las cuales 78.000 corresponden al actual Brumas Patagonia.
lanacionar