Anillaco ya tiene su propio centro de investigaciones
Respaldo: el Presidente defendió la política científica, que había sido cuestionada por Enrico Stefani, ex titular del Conicet.
ANILLACO.- Sin ninguna mención de las autoridades educativas al conflicto suscitado días atrás en el Conicet, quedó inaugurado ayer el Centro Regional de Investigaciones La Rioja (Crilar), que junto a los edificados en Diamante (Entre Ríos) y Chascomús (Buenos Aires) forman parte de un proyecto de descentralización de la investigación científica.
En un colmado auditorio del Crilar, el estrado principal fue ocupado por el presidente Carlos Menem; su hermano Eduardo; la ministra de Educación, Susana Decibe; el secretario de Ciencia y Tecnología, Juan Carlos Del Bello, y el gobernador de La Rioja, Angel Maza.
Durante el acto, Menem sostuvo que "salvo excepciones" nunca hubo en la Argentina una propuesta científica y cultural "como la que estamos viendo en este momento" en el país.
Defendió, además, la descentralización del Conicet "como una forma de federalizar el conocimiento" y admitió que "habrá críticas porque se hizo en el pueblo del Presidente". Pero se preguntó si su pueblo y su provincia no forman parte de la República Argentina.
"Todas mentiras"
La sombra de Enrico Stefani y sus últimas denuncias sobrevolaron el acto de inauguración del Crilar. La ministra Decibe, habitualmente locuaz, evitó contactos con la prensa, que deseaba preguntar sobre el entredicho, y en su discurso improvisado cayó en olvidos y confusiones.
Después de nombrar hasta a los vecinos del pueblo, puso en último término de su listado al actual presidente del Conicet, Armando Bertranou, y provocó sonrisas en el presidente Menem cuando lo confundió con Perón.
Decibe destacó la manera "transparente" con que fueron seleccionados los científicos que trabajarán en este centro, varios de los cuales ya residen en Anillaco desde febrero y están adaptándose con sus familias a un pueblo pequeño, que tiene un clima singular.
El centro tiene una dotación de 14 investigadores, tres becarios y un pasante. Ocho de ellos pertenecen a la Universidad de La Rioja y el resto, al Conicet, que se encargó de proponer la designación de la mayoría de los investigadores.
La asignación de recursos para el centro y la manera en que se había designado un investigador para el de Diamante, entre otras cosas, motivaron el alejamiento de quien fue titular del Conicet hasta la semana última, Enrico Stefani.
Este había mencionado la existencia de presiones por parte del secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, quien estuvo en la primera fila de la ceremonia. "Son todas mentiras", dijo Kohan cuando La Nación quiso conocer su postura en el entredicho. "A Stefani no lo conozco", agregó.
"Verdad de Perogrullo"
Evitando en todo momento polemizar con su predecesor en el Conicet, el nuevo titular del organismo, Armando Bertranou, defendió la formación de centros regionales de investigación porque permite que la ciencia "se acerque más a los problemas reales que tiene el país en todas las regiones".
Negó además que este proceso de regionalización signifique una distracción de recursos "si las prioridades están bien elegidas".
En diálogo con La Nación , dijo desconocer si renunciarían otros miembros del directorio del Conicet y aclaró que la descentralización que se lleva a cabo figura en la agenda "hace mucho tiempo".
Bertranou consideró una "anécdota superada" la renuncia de Stefani y no quiso contestar puntualmente a las condiciones que el científico expuso ante La Nación para un eventual retorno al cargo. Finalmente, definió como "una verdad de Perogrullo" la necesidad de un mayor presupuesto científico planteada por Stefani y señaló como más importante la "continuidad del esfuerzo".
Una arriesgada elección de vida
ANILLACO.- Todos los investigadores que se han decidido a integrarse al Centro de Investigaciones inaugurado en esta localidad tienen el título máximo en sus carreras (doctorados) y varios han hecho estudios posdoctorales en universidades extranjeras, como Oxford, Harvard o Londres.
Incluso hay uno, Miguel Archangelsky, que se ha venido desde la Ohio State University para estudiar la biodiversidad de insectos.
¿Les costó decidir como opción de vida instalarse en esta pequeña y pintoresca población, con un fondo de montañas envueltas en nubes, en un instituto que, aunque hace cruz con la plaza principal, está frente a un terreno de viñedos, casi en pleno campo?
"La decisión no fue tan difícil de tomar", comentó Félix Cruz, zoólogo, de la Universidad Nacional de Tucumán, que vino con su mujer, también investigadora, María Perotti, y sus dos hijos. "Hay hospital y escuela; trabajo con lagartijas y si salís al patio te encontrás muchísimas. Es un paraíso para investigar." Su esposa, especialista en ciencias naturales, expresó que "en muchos sentidos es ideal estar aquí", porque viajar para buscar muestras a cientos de kilómetros resulta muy costoso.
"Las facilidades de infraestructura son importantes para cualquier proyecto de trabajo", dijo David Gorla, doctor en Ciencias Biológicas, que tras 20 años en la Universidad de Córdoba vino aquí como subdirector. Lo decía en una cómoda sala de investigación para dos expertos, con aire acondicionado, computadoras y diversos adelantos, difíciles de encontrar en los saturados despachos de algunas casas de estudio de grandes ciudades. Laboratorios, salón de actos y viviendas para los investigadores suman aquí una construcción de 4404 m2.
Y hay pileta y cancha de tenis en un terreno amplio, que va a ser parquizado. "Habrá que aprender a jugar", bromeó Patricia Martínez, investigadora en geofísica, un tema vital para las inversiones mineras. Ella es de San Juan y conoció a su marido, Mario Giménez, estudiando la misma carrera. Se doctoraron en Rosario y vivían en San Juan cuando apostaron a instalarse aquí con su hija, Tamara, de cinco años.
La doctora Silvia Catalá estudia las vinchucas, y su trabajo, vinculado con el mal de Chagas, ya le ha traído consultas de gente de la zona.
"Antes viajábamos a la zona de investigación, ahora estamos allí", comentó Luciano Avila, doctor en Ciencias Biológicas, que decidió cambiar Río Cuarto por Anillaco.
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