Antes del escándalo, Ku negociaba con el municipio su mudanza
El funcionario había descubierto que el boliche no pagaba un canon a la comuna
La relación entre el intendente de Pinamar, Roberto Porretti, y los propietarios del complejo bailable Ku-El Alma -los denunciantes de la presunta extorsión-, comenzó con arduas negociaciones por el uso del espacio público cercano a la playa que hacía la discoteca sin abonar retribución alguna al municipio.
Además, la intención de Porretti, según había dicho el propio jefe comunal a LA NACION en enero pasado, era la reubicación del local bailable.
Los socios de Ku-El Alma admitieron que no abonaban un canon y habrían aceptado la relocalización de la discoteca en un terreno por pagar con facilidades en 20 años y donde también pensaban construir un complejo hotelero, dijo un allegado de los empresarios de la noche a LA NACION.
A poco de asumir como intendente de Pinamar, Porretti descubrió, por medio de una inspección, que el local bailable no abonaba el canon correspondiente. "Se cobrará la deuda con retroactividad por todos los años que usaron el espacio público", había explicado en enero último el jefe comunal.
LA NACION intentó comunicarse con el antecesor de Porretti, Blas Altieri, para consultarlo por qué, durante su gestión, Ku-El Alma usaba el espacio público sin pagar un canon a la municipalidad, pero el ex intendente nunca contestó las llamadas telefónicas hechas por este diario.
Ayer, el abogado Juan Andrés Begué, que hasta el mediodía defendía a Porretti, aseguró: "Si hubiese algún tipo de favoritismo para estos empresarios [los propietarios de Ku], no habría [el intendente] tomado una medida que llenara las arcas de la municipalidad con 220.000 pesos para después salir a pedir una coima o favoritismo de 30.000 o 90.00 pesos".
Esta temporada de verano, Ku cumplió 15 años en Pinamar. El complejo bailable está situado en Mar de Ostende, a menos de diez cuadras del centro de la ciudad. "Ku es un santuario", dijo Gustavo Palmer a LA NACION días atrás, antes de que se hiciera pública la denuncia contra Porretti.
Palmer es uno de los propietarios del complejo bailable y la cara más conocida entre los socios. Es más, se dice que la noche de Ku sólo comienza a las 4, cuando Palmer, en su función de DJ, se sube al escenario y, después de saludar a la multitud que baila en la pista, pasa música.
En la municipalidad y en la sede policial local son numerosas cada verano las denuncias que se reciben de parte de vecinos y turistas por los disturbios que se originan cuando los jóvenes se retiran de la disco.
Horas atrás, Palmer negó a LA NACION haber tenido participación en la denuncia contra Porretti. El empresario explicó que desde hacía más de cinco días estaba en Buenos Aires.
"Ku se va a ir de donde esta ahora", había afirmado el mes último el intendente de Pinamar, que ayer a la tarde, en una conferencia de prensa, aseguró ser víctima de un ataque de empresarios de la noche (de lo que se informa por separado).
Según pudo saber LA NACION de fuentes municipales y empresariales, hasta el escándalo por las supuestas coimas, las negociaciones para que el complejo Ku-El Alma se mudara ya habían avanzado.
"No tenemos problemas en cambiar de lugar, pero todavía no cerramos los términos del acuerdo. El sitio donde ahora está Ku es nuestro. Queremos ver bien qué nos ofrecen", dijo ayer uno de los dueños del boliche a LA NACION.
El letrado Begué afirmó que se había firmado un acta de compromiso para acordar la relocalización de la discoteca y que días atrás un inspector había labrado un acta por ruidos molestos. Ayer, en la conferencia de prensa, Porretti desautorizó a Begué y dijo que su único abogado para la causa en su contra es el letrado Luis Ochoa.
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