Apple presentó tres nuevos iPhone y un reloj que puede hacer electrocardiogramas
Apple presentó ayer tres nuevos smartphones: el iPhone XS, el iPhone XS Max y el iPhone XR. Los tres surgen del iPhone X de 2017, al que reemplazan. Como ese modelo, no llevan el clásico botón frontal ni tienen sensor de huellas digitales. Sí tienen una pantalla que casi no tiene marcos, y que en la parte superior tiene una muesca donde se alojan la cámara frontal y el sistema de reconocimiento facial.
Los tres iPhones son muy parecidos, y las diferencias están dadas por el tamaño y algunos componentes. El más pequeño es el iPhone XS, con una pantalla de 5,8 pulgadas, como el iPhone X original. El modelo más grande es el iPhone XS Max, con una pantalla de 6,5 pulgadas, la mayor que incluyó Apple en un teléfono. Como es más grande que la línea Plus histórica de la compañía, le pusieron Max. Es incluso más grande que el Galaxy Note9 de Samsung, un clásico de los teléfonos enormes, que incluye una pantalla de 6,4 pulgadas. Ambos iPhones XS tienen una cámara trasera doble (una lente normal y otra con zoom, como es usual en Apple) y prometen un salto de calidad respecto del modelo anterior.
En el medio está el iPhone XR, con una pantalla de 6,1 pulgadas, pero que no es OLED, sino LCD: es más económica y no tan buena, aunque igual resultará excelente para el usuario promedio. Y tiene una única cámara trasera de 12 megapixeles.
Una novedad en los diez años de historia del iPhone es que la compañía finalmente ofrecerá un modelo XS con doble SIM (es decir, que permite usar dos líneas en simultáneo), una función muy requerida en el mercado asiático.
Los tres modelos tienen el mismo procesador y rendimiento general; aunque el modelo Max es el que mayor autonomía tiene (Apple no dio demasiados detalles al respecto). Todos tienen un almacenamiento base de 64 GB, pero el XS puede llegar a los 512 GB de almacenamiento. Esto impacta en el precio: el teléfono más caro de Apple, en Estados Unidos (el XS Max de 512 GB), tiene un precio de 1449 dólares, sin impuestos.
Este es, quizás, el mayor logro de Apple en los últimos años: le subió el precio base a todos sus modelos nuevos; US$749 para el iPhone XR, US$999 para el iPhone XS y US$1099 para el XS Max. En un momento en el que los fabricantes chinos presionan a todas las marcas y las obligan a bajar de precio (o vender menos de lo previsto, como le pasó a Samsung con el Galaxy S9), Apple desafía. Si el volumen de ventas no crece como antes, hará que cada teléfono le deje mejor margen.
El otro anuncio marca, también, el poderío tecnológico de la compañía. La cuarta generación del Apple Watch, el reloj inteligente, suma algo inédito: la posibilidad de generar un electrocardiograma con solo apoyar un dedo en la corona lateral del reloj durante medio minuto. Se suma a la medición automática de los latidos del corazón y a que el reloj alerte ante un desorden cardíaco. El nuevo Apple Watch puede detectar si el usuario se cae o se resbala y, si después de un minuto no se mueve, llamará al 911. Así, Apple le da una vuelta de tuerca a la medición de pulsaciones o de ejercicios que hacen sus competidores, con una función que apunta a los adultos mayores, pero que puede terminar siendo útil para cualquier usuario.
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