Asesinaron a un joven secuestrado
La familia había pagado 5000 pesos de rescate, pero igualmente le pegaron un balazo en la cabeza; sospechan de un entregador
Con un tiro detrás de una oreja, apareció ayer el cadáver de un joven de 21 años que había sido secuestrado en Santos Lugares anteayer y por quien su familia había pagado 5000 pesos de rescate. Desde 2005, año en que mataron al pequeño Santiago Miralles en la localidad bonaerense de Canning, éste es el segundo caso de una víctima de secuestro extorsivo, que luego es asesinada.
El cuerpo del muchacho, que había sido secuestrado la noche del domingo último, apareció en la mañana de ayer en posición fetal, debajo de un árbol, en un terreno lleno de basura, situado en la calle Marconi, entre Rosetti y Matienzo, frente al Colegio Militar de la Nación y a unos 100 metros de la estación de trenes de El Palomar.
El muchacho colaboraba como repartidor de pedidos en la parrilla Víctor, de su cuñado, situada en avenida La Plata al 3500, en el centro de Santos Lugares.
La víctima fue identificada por la policía como Diego Migueles, de 21 años. Los investigadores sospechan que algún conocido del dueño de la parrilla puede estar vinculado con el crimen, pues los delincuentes, en el momento del pago, habrían mencionado a "un señor de traje que había cobrado un dinero", que podría prestarle más plata para el rescate.
Fuentes de la investigación creen que Migueles pudo haber sido asesinado en un intento de escape, ya que el cuerpo presentaba tres disparos en la espalda. En tanto, el fiscal federal de San Martín, Jorge Sica, a cargo de la investigación, y los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Martín no brindaron mayores precisiones.
Migueles fue asesinado con tres balazos: uno en la cabeza, detrás de una oreja; otro en la cintura y el tercero en el glúteo izquierdo. Por la ubicación de las heridas, los investigadores creen que el joven pudo haber sido asesinado cuando intentaba huir. El cuerpo, que vestía una bermuda azul y una remera verde, había sido visto en posición fetal alrededor de las 6.30 por empleados de una estación de servicio, pero pensaron que se trataba de un indigente que dormía alcoholizado y no avisaron a la policía hasta las 9.30.
Migueles había sido secuestrado anoche cuando circulaba con la camioneta Chevrolet Meriva, que le prestó su cuñado José, dueño de la parrilla, para hacer el reparto de comida. Fuentes de la investigación señalaron a Télam que, en ese momento, Migueles hablaba por Nextel con su novia, quien al oír cóomo lo asaltaban llamó al 911. Tras la captura, los secuestradores se comunicaron a través del teléfono de Migueles con su cuñado para pedirle 30.000 pesos de rescate para liberarlo.
Según fuentes policiales, un móvil de la seccional local se dirigió hasta la parrilla donde los familiares pidieron a los efectivos que no intervinieran y se fueran del lugar porque Migueles estaba secuestrado y los captores les habían ordenado que no denunciaran el hecho a la policía.
Los policías advirtieron lo ocurrido al gabinete Antisecuestros de la DDI San Martín, cuyos detectives fueron hasta la parrilla, según dijeron los informantes. Cuando los policías de la DDI, bajo las órdenes del fiscal Sica, fueron al comercio, el cuñado ya había ido a pagar el rescate, por lo que no pudieron monitorearlo ni participar de las negociaciones.
Hacia la 0.30 de ayer, se habrían pagado 5000 pesos, cerca de la cancha de Estudiantes de Buenos Aires, en la localidad de Caseros. Poco después del pago, la policía halló el vehículo, mediante el sistema de rastreo satelital, abandonado en Villa Bosch.
El fiscal ordenó intervenir las líneas telefónicas, pero en todo momento se comunicaron por el Nextel, que no permite intervenciones telefónicas convencionales, y tras el pago no hubo más contactos. Los investigadores pensaron que los captores no se habían conformado con el monto y que se volverían a comunicar, hasta que en la mañana de ayer el cadáver de Migueles apareció en El Palomar.
Ayer, en las cercanías de la parrilla, circulaba una versión que decía que los secuestradores conocían a un allegado del cuñado de Migueles, que habría cobrado una importante suma de dinero y le habrían exigido al dueño de la parrilla el total del monto. Mientras tanto, en la puerta de la casa de la familia Migueles, una vivienda americana de Santos Lugares, muchos jóvenes amigos del fallecido se acercaron para saber qué había ocurrido.
El crimen ocurrió el mismo día en que el gobernador Daniel Scioli abrió las sesiones de la Legislatura provincial con un mensaje en el que declaró: "Me hago cargo, junto con mi equipo de gobierno, de todos los problemas que tenemos que resolver, especialmente el de la inseguridad."