En Rafael Calzada. Atacan un hospital por una muerte
Tras una cesárea a una joven de 17 años
LA PLATA.- Un grupo de familiares y vecinos indignados por la muerte de una chica de 17 años que había permanecido una semana en coma, luego de una cesárea, provocaron destrozos durante la noche de anteayer y la madrugada de ayer en el hospital Oñativia, de Rafael Calzada.
Fueron cerca de 40 las personas que -según fuentes del hospital- irrumpieron con un vehículo en la sala de guardia y provocaron serios daños materiales; además de agredir a los efectivos de seguridad que intentaban evitar su ingreso. Según los médicos, los incidentes comenzaron cerca de las 23 de anteanoche y se prolongaron hasta las 5 de ayer. Debido a los destrozos, el hospital debió suspender por varias horas la atención médica de guardia. Los pacientes que se encontraban en ese lugar debieron ser trasladados a otros sectores.
Los familiares de la menor muerta acusan al centro médico de mala praxis. La joven había ingresado en el hospital hacía una semana con trabajo de parto. Allí, los médicos determinaron que era necesario realizarle una cesárea. Después de dar a luz a un bebe de 3,9 kilos, la chica quedó internada en terapia intensiva, por un edema cerebral. Finalmente, anteayer, alrededor de las 20, falleció.
El director médico del hospital, Francisco Grosso, explicó a LA NACION que el deceso de la joven se debió a que "repentinamente la mamá hizo un paro cardiorrespiratorio". Según el responsable de este centro médico, la paciente estuvo hablando con lucidez durante toda la cirugía, que fue realizada con anestesia parcial. Incluso, después de la operación, la chica mantuvo una fluida conversación con el anestesista y la médica cirujana, agregó Grosso.
"Desde el lunes mandé iniciar un pedido sumarial interno para investigar lo sucedido", dijo el director. Y aseguró que para la cirugía "se hicieron todas las prácticas médicas y estudios correspondientes".
Al momento de la internación, la menor presentaba una leve hipertensión, desarrollada durante el último trimestre del embarazo, y un déficit en los controles prenatales.
Según Grosso, los familiares rompieron vidrios, computadoras e, incluso, "se llevaron algunas cosas".
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