Ante los asaltos en Pinamar. Aumenta la custodia privada en los barrios que sufrieron robos
La contrató un buen número de turistas
PINAMAR.- Después de la seguidilla de asaltos violentos, gran parte de los turistas que fueron víctimas de algún tipo de robo durante los últimos días en este balneario contrató seguridad privada para pasar sus vacaciones en paz.
No sólo eso. Muchos debieron hacer una "reingeniería" de su tiempo de descanso y replantear su estada aquí: cambiar hábitos, presentarse con sus vecinos e intercambiar teléfonos con ellos. Y habituarse a que un vigilador los aguarde en la puerta, con un arma en la cintura, cuando entran y salen.
La figura del hombre armado no sólo se hizo habitual por estos días en la zona donde se produjeron los robos -a dos cuadras de la playa y a tres del centro- sino en la playa. Este año, muchos balnearios sumaron uno o varios custodios de empresas de seguridad privada que sobresalen, apostados en el acceso al parador. Como en Master Beach, el balneario del Resort Ramada o el del parador Puerto Banus, donde un uniformado es quien franquea el ingreso de los visitantes al restaurante.
También hay un refuerzo de seguridad privada, las 24 horas, en el parador Movicom-Terrazas del Alba, donde hay un cajero automático al que se accede desde la playa, una posible atracción para ladrones.
Cocodrilo-Unifón también cuenta este año con mayor presencia de vigiladores en sus accesos. Incluso, muchos de los clientes del balneario -empresarios o ejecutivos- van a la playa sólo en compañía de sus propios custodios.
Nueva rutina
Revisar ventanas. Cerrar todo con doble llave. Chequear a cada rato que el teléfono tenga tono. Son puntos clave de la nueva rutina de los veraneantes que ya fueron víctimas o que se sienten amenazados por los últimos asaltos violentos.
Los vecinos del victimizado arquitecto Ramiro Sansó, por ejemplo, organizaron un sistema "alerta-vecino": intercambiaron teléfonos, se avisan cuando salen de casa para que los demás tengan un ojo puesto en su vivienda. Se protegen las casas los unos a los otros.
Pero nada parece alcanzar. Los cuatro vecinos de la cuadra de Sansó también decidieron contratar a dos agentes de policía, a través de una agencia de seguridad, para que los cuiden las 24 horas.
"Esto no es en lo que uno piensa cuando habla de salir de vacaciones. Pero no nos quedó otra. O nos vamos a Buenos Aires o nos organizamos para evitar que vuelva a pasarnos. Entonces, para terminar las vacaciones en paz tuvimos que recurrir a alguien que nos cuide", dice Adriana de Sansó.
El comisario local, José Luis Palacios, dijo que en las últimas 24 horas no se produjeron nuevos asaltos en la zona. No hubo detenidos por los casos anteriores.
Armando Cianfagna es ingeniero y había planeado tomarse enero para descansar aquí con la familia. Hace cuatro días, sus hijos salieron de noche. El y su mujer, Gloria, habían ido a dormir cuando escucharon el picaporte de la puerta de entrada, en la planta baja del chalet. Pensaron que eran los chicos.
Pero se equivocaron. La mujer se levantó, entró en el cuarto de su hija y se encontró con un hombre que entraba por la ventana. Pegó un grito y salió de la habitación. Ella declaró a la policía que el hombre no estaba armado y que, al verla, saltó del balconcito hacia el garaje y escapó.
Su compañero, que había entrado por abajo, completamente borracho, no pudo ir muy lejos. La policía lo atrapó en las inmediaciones.
Para los Cianfagna el susto fue suficiente como para decir basta y ponerse de acuerdo con los vecinos. Varios habían sufrido el mismo tipo de robo. Y contrataron un custodio que vigila entre las 20 y las 8.
"Cuando nos robaron, nos planteamos qué hacer. Con menos plata, con temor... Sabiendo que ya no se puede hacer un asado a la noche, ni comer en el patio, ni estar con la puerta abierta cuando hace calor", dice Fernando Ojanguren, que anteanoche fue golpeado por los asaltantes que lo mantuvieron como rehén, junto con su familia, cuando festejaban un cumpleaños en un chalet frente a la iglesia de Pinamar.
Jorge Fasolo es otro de los turistas a los que un robo le frustró el verano. La última semana, dormía cuando los asaltantes entraron en su casa y se llevaron cosas de valor.
"Que la policía haga algo. Porque los ladrones se vinieron de vacaciones con nosotros. Están de temporada y si no hacen algo, los que nos vamos a ir somos nosotros", asegura. También él decidió contratar seguridad privada para poner a su familia a resguardo.
La sensación de inseguridad
- Para el comisario mayor Rubén Bonaiuto, a cargo del Operativo Sol, que la policía bonaerense despliega cada año para reforzar la seguridad en la costa atlántica, "no aumentaron los delitos (en la zona); sólo aumentó la sensación de inseguridad". El oficial jefe explicó que la semana pasada se agregaron 330 policías para sumarse a los 1600 que ya trabajaban en la costa. También dijo que en algunas comisarías se duplicó la cantidad de personal; en Pinamar hay 119 efectivos; en Ostende, 68; en Cariló, 72, y en Valeria del Mar, 48.
lanacionar