El ruido, uno de los mayores problemas urbanos. Buenos Aires tendrá su mapa de contaminación acústica
Las mediciones comenzarán en mayo en los puntos críticos
La ciudad de Buenos Aires tendrá este año un mapa de ruido que podrá diagnosticar qué grado de contaminación acústica sufren los porteños diariamente.
Las mediciones se harán, en una primera etapa, en los 20 kilómetros cuadrados más críticos de la Capital con un software que permitirá simular las distintas estrategias para paliar la contaminación.
Las áreas seleccionadas abarcarán el microcentro y el macrocentro, Barracas, San Telmo, Constitución, Almagro, San Nicolás, Retiro, Palermo, Recoleta, Núñez y Colegiales, entre las más destacadas.
"Se instalarán 10 estaciones que realizarán mediciones continuas durante todo el día, en una semana. Esos datos se cargan en el programa y después se validan", explicó a LA NACION Pablo Mesa, coordinador de programas ambientales de la Subsecretaría de Medio Ambiente porteña.
Además de medir los ruidos que emiten las fuentes móviles (transporte público, particulares, automóviles, motos, etc.) en el software se cargarán datos como el viento, la humedad, la temperatura, el tipo de asfalto y de edificación, entre otras variables.
El programa y su instrumentación comenzarán a funcionar a mediados de mayo próximo por un convenio que el gobierno porteño suscribió con la Fundación Oír Mejor y con el especialista de la Universidad Politécnica de Madrid Manuel Recuero López.
"Es muy importante que todos esos datos sean fehacientes porque es lo que permite modelizar correctamente los escenarios. En nuestra experiencia son ellos los más costosos de recolectar", dijo Recuero López.
Sin noches silenciosas
En Buenos Aires, los expertos indican que en la ciudad hace 30 años el nivel de ruido en las calles estaba entre los 50 y los 60 dB. Hoy, los niveles indican que los valores superan los 70 dB y ya casi no existe el silencio por las noches.
Para comprenderlo, según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, por encima de los 70 decibeles los sonidos ya resultan molestos, y si superan los 90 se vuelven dañinos. Falta de concentración, estrés, irritabilidad y trastornos del sueño son algunos de los síntomas que padecen las personas afectadas.
Para reducir estos efectos, la ley 1540, sancionada el año último, obliga al gobierno a diseñar una política de reducción sonora, a confeccionar un mapa de ruidos cada cinco años e incluye sanciones que llegan a los 30.000 pesos para los infractores.
La ley también obliga a las empresas concesionarias de los subterráneos y del Aeroparque Metropolitano a realizar estudios de impacto sonoro, que deberán adecuarse a los niveles máximos de ruido establecidos por la norma.
La intención es que con este programa y su instrumentación, cuyo costo es de 500.000 pesos, se puedan determinar los cambios que favorezcan a la salud de la población. "Vamos a poder elegir las distintas estrategias para solucionar el problema: por ejemplo, elegir un asfalto más adecuado", explicó Horacio Walter, director General de Política y Evaluación Ambiental porteño.
Una vez que termine este proceso, el sistema de mediciones se extenderá a toda la ciudad. Calculan que el mapa estará listo a fines de este año.
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